Espero que disfruten de este nuevo capítulo!!
¡Ese hijo de puta! Sabía que no era un maldito inversor. Algo dentro de mí me lo decía. Ese tipo vino por Rachel, quiero lo que me pertenece. Pero no le voy a permitir que se interponga en mi camino. Debí seguirlos en cuanto los vi alejarse, pero esa metiche de su vecina me impidió que lo hiciera. Se apareció cuando menos lo esperaba y evitó que recuperara a mi mujer. Camino de un lado a otro, como perro rabioso y enjaulado. Tan solo imaginar que ese maldito está poniendo sus manos sobre ella me hace enloquecer. Salgo del auto, cruzo la calle y abro la verja. Desde anoche no sé nada de ella. No responde el teléfono local y las luces de su casa han permanecido apagadas. Lo sé, porque estuve vigilándola durante toda la noche. No me he movido de aquí desde hace casi doce horas, esperando a que apareciera, pero nunca llegó. Quizás entró a la casa sin que me diera cuenta, es posible que me haya quedado dormido mientras pernoctaba sentado en el asiento de mi auto. Me detengo frente a la pu
Me dirijo hacia el baño mientras Victoria acude a atender a la visita inesperada. Cierro la puerta al entrar y me detengo frente al lavabo. Abro la llave y me lavo las manos al igual que mi rostro para eliminar la gruesa capa de sudor debido a lo exigente y rápido que fue el sexo. Uno de los que más he disfrutado hasta ahora, porque con Vicky no solo tengo sexo, sino que hago el amor, puesto que involucro mis sentimientos y emociones. Sonrío satisfecho y orgulloso debido a lo afortunado que he sido durante estas últimas horas. No tenía ni la más mínima idea de que Vicky albergara algún tipo de afecto hacia mí, al menos no del tipo amoroso, ya que en muchas ocasiones escupió en mi propia cara que era demasiado viejo para ella. Aquel recuerdo me causa mucha gracia. Es cierto, existen diez años de diferencia entre nosotros, que en lo que a mí respecta, no perturba en ningún aspecto lo que siento por ella ni cambia el hecho de que la quiera en mi vida para siempre. Sin embargo, jamás imag
Veo al maldito tirado en el piso con la sangre cubriendo sus facciones y la muerte pululando a su alrededor, a la espera del momento oportuno para hincarle sus garras y arrástralo al inframundo. Con mucho gusto lo ayudo a llevarse de este mundo a esta m*****a alimaña. Intento desprenderme de la sujeción de la persona que está intentando alejarme de ese malnacido. ―Señor, irá a la cárcel si lo mata ―me advierte Jacob al sujetarme para alejarme de la humanidad de esa aberración creada por error de la naturaleza―. Llamaré a la policía para que arresten a este hombre ―anuncia con determinación―, pero me temo que usted irá detenido hasta que se realicen todas las averiguaciones pertinentes. Es el procedimiento normal. Me importa una m****a si voy a prisión con tal de apartar de las calles a esta clase de monstruos que van por el mundo con toda impunidad, destruyendo la vida de seres inocentes e indefensos. Forcejeo entre los brazos de mi chofer para que me suelte y, acabar de una vez por
El ruido de un teléfono me hace despertar de manera súbita. Abro los ojos y me quedo estático. Hay un cuerpo suave y tibio aferrado al mío como si fuera una ventosa. Trago grueso, es la primera vez que paso la noche con una mujer y, lo más curioso de todo, es que no hubo sexo entre nosotros. «¿Otra novedad, Lud?» Ignoro el pensamiento y dirijo la mirada hacia ella. Su cuerpo desnudo está envuelto alrededor del mío y, mi polla, punzonado como aguijón sobre su vientre plano. Deslizo mi mirada cautivada por su precioso rostro acorazonado. Su belleza me deja sin aliento. Mi corazón, de manera sorpresiva, comienza a golpear contra mi esternón con una fuerza intempestiva y violenta. ¿Qué demonios me está pasando? No me atrevo a moverme para no despertarla. ―Lud… Mi corazón se salta un latido al escucharla pronunciar mi nombre. Se remueve sobre mi cuerpo y se pega tanto que ya no queda ni un solo milímetro de espacio entre nosotros. Acomoda su cabeza sobre mi pecho y la inclina hacia atr
Bajo los escalones de dos en dos. Tengo que alejarme de aquí cuanto antes. Estando cerca de ella me siento muy vulnerable. «Es demasiado tarde para rectificar, Lud. Acabas de joderte la vida» La voz de mi mayordomo me expulsa súbitamente de mis pensamientos. ―Buenas noches, señor. Bajo el último escalón y me detengo frente a él. ―Buenas noches, Alfred. Mueve su mirada hacia la parte superior de las escaleras. ―La cena está lista, desea que se la lleve a la habitación o cenará en el comedor. Niego con la cabeza. ―Voy de salida, Alfred, tengo asuntos urgentes que atender, pero, por favor, ordénale al servicio que suban comida para mi invitada y estén pendiente de ella. Bebió en exceso y su cuerpo no está acostumbrado al licor. Se me queda mirando como si no pudiera creer lo que acaba de escuchar. ―Por supuesto, señor, me encargaré personalmente que sea atendida como su invitada de honor. No sé que significan aquellas palabras, pero no estoy interesado en averiguarlo. ―Bien,
Espero que le quede clara esta advertencia, pero, si insiste y regresa, no me quedará otra opción que borrarlo de la faz de la tierra. No soy un maldito santo ni pretendo serlo. A mis enemigos les doy el trato justo y merecido. Y este se ha ganado un viaje con todos los gastos pagos directo al infierno en compañía del barquero. ―Sujétalo de las piernas Rob y saquémoslo de aquí antes de que alguien se dé cuenta de lo que está pasando. Aunque tiene las esposas puestas, tuve que golpearlo y dejarlo fuera de juego después de haberlo soltado para poder trasladarlo hacia el auto. Un tipo como él no se quedará tranquilo sabiendo lo que estamos a punto de hacerle. Además, no quiero que haga un alboroto y termine llamando la atención de vecinos entrometidos. ―Moveré la camioneta hasta el patio, será más fácil subirlo a ella sin que nadie se dé cuenta. Antes de que se vaya lo levantamos del suelo y lo trasladamos hasta la parte trasera de la casa. Sigue inconsciente, así que no causará incon
La golpiza que le dimos al hijo de puta estuvo a punto de mandarlo al inframundo, lugar del que nunca debió salir. Nos aseguramos de dejarlo tirado cerca de un centro médico para que cualquiera lo encontrara y lo trasladara hasta emergencias. Cruzo los dedos para que la suerte le dé la espalda. Estuve a punto de cavar un agujero en la tierra y lanzarlo vivo en el interior para que nunca más volviera a lastimar a ningún otro ser humano, pero creo que, con el escarmiento que le dimos, fue suficiente para que no lo piense ni una sola vez, antes de volver a poner un pie en esta ciudad. ―Nos vemos mañana, Lud, llámame si necesitas algo ―me indica Rob, antes de bajar de la camioneta―, ya sabes dónde encontrarme si requieres de mi ayuda ―sonríe, feliz y satisfecho. Menudo cabrón, sabe cómo incordiarme―. Creo que, por ahora, esta será mi nueva residencia. Lo miro con incredulidad. ―¿En serio? ―aparto la mirada de su cara y observo a través de la ventana―. ¿Vas a quedarte en esa pocilga? Mi
Después de mi bochornoso y denigrante encuentro con Perla, a la que no pude corresponderle como es debido gracias a que mi maldito pito no quiso funcionar, mi ánimo se vino al piso de forma estrepitosa. Mi polla, mi arma poderosa, mi bestia indomable, el orgullo de mi virilidad, se convirtió en el motivo de mi gran decepción. Por más que la estimulé, la sacudí y la cacheteé no tuvo fuerzas para levantarse. No tuve más opción que echar a Perla de mi oficina y soltar maldiciones a diestra y siniestra. Tras abandonar la oficina e integrarme a las actividades del club, no he hecho más que comportarme como un maldito cascarrabias con todo aquel que se atraviesa en mi camino. Un par de horas después, Jacob se ve obligado a intervenir al ver que estoy a punto de entrarme a puños con algunos de los clientes más molestos y pesados que se encuentran divirtiéndose en el interior del recinto. Después de lo que sucedió estoy buscando cualquier excusa para descargar mi frustración a punta de puñeta