Jajajajajaja Este hombre me hace reír.
Tengo la mente agotada. Mi capacidad para pensar está diezmada. No tengo fuerzas para seguir discutiendo con este hombre tan empecinado y terco que está decidido a salirse con las suyas a como dé lugar. A pesar de mi enfado, apreciarme tan cuidada y querida me hace sentir reconfortada. Acepto la tregua que pidió y, sucumbo, a mis irrefrenables ganas de refugiarme entre sus brazos y hundirme sobre su pecho cálido, mientras huelo de la deliciosa fragancia masculina que emana de su cuello.―Sigues usando el mismo perfume de siempre.Pregunto antes de que pueda darme cuenta de lo que estoy diciendo.―Sí, cariño ―me mira de una manera que hace palpitar mis entrañas―. Es el mismo que tenía puesto la noche en que te hice el amor por primera vez ―responde con un tono de voz ronco y profundo―. No quise cambiar nada que me recordara a ti, incluso, nuestra habitación sigue intacta ―su confesión me deja atónita―. He dormido en una de las recámaras contiguas para que el olor que dejaste prendado en
Volver a esta habitación, pone mis emociones a flor de piel. Observo los alrededores y noto que todo sigue igual. Incluso, hay un cepillo sobre el tocador con restos de mi cabello. Recuerdo haberlo dejado allí la última noche que estuve en esta casa. Mis ojos se nublan con las lágrimas. ¿Por qué me sigue afectando tanto?―No quiero que hagas ningún esfuerzo ―el sonido de su voz me trae de vuelta al presente―. Recuerda que acabas de salir de la clínica y estás convaleciente ―asiento en respuesta. Me deja en el centro de la cama y me da un beso en la frente―. Las dejaré solas para que hablen de sus cosas. Tengo algunos asuntos que tratar con Robert ―me guiña un ojo, dejándome aturdida―. Aprovechen su tiempo de chicas.Mi corazón da un vuelco cuando me mira a los ojos y sonríe de esa manera que me hace sentir apreciada. Físicamente, sigue siendo el mismo hombre, a pesar de lo demacrado que se ve, pero hay un cambio evidente en él. Ahora es más expresivo y comunicativo. Incluso, romántico.
Nunca pedí venir al mundo, llegué siendo un alma ingenua e inocente en medio de un mundo corrupto, lleno de caos y perversión. Un pequeño ser al que la vida todo se lo negó y no tuvo más opciones que luchar con sus uñas para sobrevivir. He escuchado a diversos teóricos decir que, por ley universal, todo ser humano al nacer debe ser amado y protegido por sus padres, tener una familia que se supone, debe estar a nuestro lado, nos debe guiar, brindar su apoyo y darnos su amor incondicional. Sin embargo, todo fue una sarta de asquerosas mentiras ideadas por un grupo de psicópatas fanáticos que se hacen llamar especialistas familiares y que no tienen ni una maldita idea de lo que dicen.Mi madre, una puta adicta a la heroína, cuyo único error fue estar drogada hasta la inconsciencia la noche en que fue abusada por sus compañeros de adicción. Mi padre, uno de los tantos sujetos que depositaron su esperma en la desgastada vagina de la mujer que se hizo llamar mi madre, pero a la que nunca tu
―No seas tan aguafiestas, Rachel, te aseguro que esta noche nos divertiremos como nunca.Muerdo mi labio inferior con nerviosismo. No creo que haya sido una buena idea engañar a mis padres diciéndoles que esta noche me quedaría a dormir en casa de Vicky. Bueno, a decir verdad, no es del todo mentira. Voy a quedarme con ella, pero la principal razón por la que lo hago es porque vamos a celebrar mi cumpleaños en un club nocturno de la ciudad. Se le ha metido en la cabeza que tal celebración debe ser un hecho trascendental y apoteósico. En lo particular, preferiría quedarme en casa con ella, ver alguna película romántica, preparar palomitas y beber jugo de arándanos hasta reventar. Me sentiría más segura y tranquila. Pensar en ese lugar, me tiene con el estómago revuelto y con ganas de vomitar.―¿Qué te parece si mejor nos quedamos aquí y tenemos una noche de chicas? ―le propongo, animada―. Podríamos ir a la tienda por algunos bocadillos, rentar películas y cuando nuestros párpados se ca
Giro el pequeño trompo sobre la superficie de mi escritorio y lo dejo rodar hasta el momento en que se detenga por efecto de la fuerza de la gravedad. Le doy una larga calada a mi cigarrillo y dejo caer mi espalda contra el espaldar del sillón mientras observo las múltiples pantallas en las que se proyectan las imágenes de las diversas cámaras que están ubicadas en puntos estratégicos de mi local. La multitud está enardecida como noche tras noche sucede. El licor, la droga y las putas, son el menú favorito de clientes acaudalados. Políticos, estrellas de Hollywood, deportistas famosos, miembros de la realeza y multimillonarios de todo el mundo, conforman la extensa lista de mis socios más importantes; unos que están dispuestos a pagar mucho dinero para pertenecer a este grupo elitesco y tener el privilegio de disfrutar de inolvidables noches de placer y hacer realidad todas sus fantasías con las mujeres más hermosas del planeta.Esta noche tendrán cualquier cosa que pidan, por muy exc
―Tenías razón, Vicky, en este sitio venden la mejor comida del mundo, esta hamburguesa está deliciosa ―exclamo, mientras mastico con gusto el gran mordisco que acabo de darle―, y las papa, madre mía, son las más doradas y crujientes que he probado en toda mi vida ―suelto un gran gemido de deleite mientras tomo una de ellas y la empapo con suficiente kétchup―, creo que, incluso, voy a pedir un servicio adicional. Vicky sonríe orgullosa, mientras sorbe un trago de su botella de cerveza. ―Te lo dije ―coloca la botella en la mesa, coge una de las papas de su plato y sonríe con picardía al hundirla en su boca con un gesto tan obsceno y sensual que hace arder toda mi cara―, es la mejor comida de la ciudad, vengo cada vez que tengo la oportunidad de hacerlo. Observo alrededor para percatarme de que nadie nos haya pillado. No obstante, me asombro al descubrir que, todas las personas que se encuentran a nuestro alrededor, están entretenidos con sus propios asuntos; riendo y divirtiéndose, si
El gigante la observa con incredulidad, molesto por la actitud desafiante de mi amiga. Jamás en la vida me atrevería a hablarle de esa manera a un hombre tan intimidante e imponente como él. ―¡Maldición, Vicky! Estás desafiando a tu suerte, más te vale que razones antes de que compliques más esta situación. Sin embargo, y, a pesar de la amenaza, Vicky permanece inmóvil, decidida y dispuesta a conseguir lo que se propone. Ambos quedan sumergidos en lo que parece una batalla de miradas al estilo del lejano oeste. Ninguno quiere ceder. No sé por qué, pero tengo la impresión de que detrás de esta disputa hay escondido algo grande, que va más allá del asunto de la emergencia. Unos minutos después es el hombre quien da su brazo a torcer. ―Suban al auto, iremos directo al club y la ocultaremos en uno de los camerinos ―espeta el hombre, con enfado―, la llevaré a su casa en cuanto tenga la oportunidad de hacerlo, pero Lud no puede verla Vi o nos meteremos en un gran lío. Vicky asiente con
―¿Estás bien, Rachel? Inhalo profundo. No puedo mentirle a mi mejor amiga, puede reconocer con mucha facilidad cuando lo hago. Así que prefiero ser sincera y le digo la verdad. Aparto la mirada de la ventana y la desvío en su dirección. ―No me siento bien haciendo esto, Victoria ―bufo con preocupación―. Tengo un mal presentimiento acerca de esto. Me le quedo mirando a los ojos. Espero que me comprenda. ―Lo sé ―bufa resignada―, pero no tuve otra opción. Se justifica, avergonzada. ―Es que… ―callo durante algunos segundos―, ir a ese lugar me pone muy nerviosa e incómoda. Me observa angustiada. ―Por favor, no te enfades conmigo, Rachel ―indica en tono de culpabilidad―. Era traerte conmigo o dejarte a la buena de Dios ―niega con la cabeza―. Y dejarte abandonada en aquella calle, nunca fue una opción para mí. Sonrío, agradecida. Me acerco a mi amiga, la abrazo y recuesto mi cabeza en su pecho. ―No estoy enojada contigo, Vicky, sé que no tienes nada que ver con lo que está pasando.