¡Madre mía! ¡Esto está que arde!
Tengo las emociones a flor de piel. Mi corazón no ha bajado el ritmo acelerado de sus palpitaciones.―Nos conocimos el mismo día en que te rescaté de las manos del hombre que intentó asesinarte ―su respuesta me deja en shock―. Fui a preguntarle sobre ti, saber cuál era tu relación con él.¿Por qué?―¿Qué te dijo? ¿Estaba en el club?Niega con la cabeza. Me levanto del suelo de un brinco. Esa mujer me dijo que él estaba allí, que fue él quien le pidió que me echara.―No, Reeves estaba hospitalizado en una clínica ―abro los ojos con sorpresa y retrocedo un par de pasos. Desconcertada, incrédula―. Ese mismo día, él y uno de los hombres que trabaja para él, también fueron víctimas de un atentado.Niego con la cabeza. ¡No puede ser! De repente me siento mareada y con el estómago revuelto. Me doy la vuelta y corro directo hacia el baño de mi habitación. Me arrodillo frente al váter y vomito lo poco que tengo en mi estómago. Pocos segundos después, Massimo se acuclilla a mi lado y me sujeta e
Dos semanas de entrenamiento riguroso y arduo, me han convertido en la mujer que ahora soy, gracias a la ayuda del único hombre que lo hizo todo posible. Massimo De Luca.―Pon atención, Isabella, hoy estás distraída.La voz de a instructora me expulsa de manera brusca de mis pensamientos.―Lo siento.Vuelvo a poner los pies sobre la tierra y me concentro en lo que estoy haciendo. Fijo los ojos en el espejo y comienzo desde el principio.―Recuerda, querida, todo se trata de fuerza y coordinación ―indica mientras da vueltas a mi alrededor para evaluar cada uno de mis movimientos―. Todos los ojos estarán puestos sobre ti en cuanto subas al escenario, eso significa que, desde ese momento, tu cuerpo y la manera en que le permitas expresarse se convertirá en la herramienta más poderosa que tienes para lograr todos tus propósitos ―explica con entusiasmo, sin dejar de observarme―. Todo se trata de cautivar con tu cuerpo, que cada par de ojos que esté en esa sala no pueda apartarse de ti mientr
Nunca pedí venir al mundo, llegué siendo un alma ingenua e inocente en medio de un mundo corrupto, lleno de caos y perversión. Un pequeño ser al que la vida todo se lo negó y no tuvo más opciones que luchar con sus uñas para sobrevivir. He escuchado a diversos teóricos decir que, por ley universal, todo ser humano al nacer debe ser amado y protegido por sus padres, tener una familia que se supone, debe estar a nuestro lado, nos debe guiar, brindar su apoyo y darnos su amor incondicional. Sin embargo, todo fue una sarta de asquerosas mentiras ideadas por un grupo de psicópatas fanáticos que se hacen llamar especialistas familiares y que no tienen ni una maldita idea de lo que dicen.Mi madre, una puta adicta a la heroína, cuyo único error fue estar drogada hasta la inconsciencia la noche en que fue abusada por sus compañeros de adicción. Mi padre, uno de los tantos sujetos que depositaron su esperma en la desgastada vagina de la mujer que se hizo llamar mi madre, pero a la que nunca tu
―No seas tan aguafiestas, Rachel, te aseguro que esta noche nos divertiremos como nunca.Muerdo mi labio inferior con nerviosismo. No creo que haya sido una buena idea engañar a mis padres diciéndoles que esta noche me quedaría a dormir en casa de Vicky. Bueno, a decir verdad, no es del todo mentira. Voy a quedarme con ella, pero la principal razón por la que lo hago es porque vamos a celebrar mi cumpleaños en un club nocturno de la ciudad. Se le ha metido en la cabeza que tal celebración debe ser un hecho trascendental y apoteósico. En lo particular, preferiría quedarme en casa con ella, ver alguna película romántica, preparar palomitas y beber jugo de arándanos hasta reventar. Me sentiría más segura y tranquila. Pensar en ese lugar, me tiene con el estómago revuelto y con ganas de vomitar.―¿Qué te parece si mejor nos quedamos aquí y tenemos una noche de chicas? ―le propongo, animada―. Podríamos ir a la tienda por algunos bocadillos, rentar películas y cuando nuestros párpados se ca
Giro el pequeño trompo sobre la superficie de mi escritorio y lo dejo rodar hasta el momento en que se detenga por efecto de la fuerza de la gravedad. Le doy una larga calada a mi cigarrillo y dejo caer mi espalda contra el espaldar del sillón mientras observo las múltiples pantallas en las que se proyectan las imágenes de las diversas cámaras que están ubicadas en puntos estratégicos de mi local. La multitud está enardecida como noche tras noche sucede. El licor, la droga y las putas, son el menú favorito de clientes acaudalados. Políticos, estrellas de Hollywood, deportistas famosos, miembros de la realeza y multimillonarios de todo el mundo, conforman la extensa lista de mis socios más importantes; unos que están dispuestos a pagar mucho dinero para pertenecer a este grupo elitesco y tener el privilegio de disfrutar de inolvidables noches de placer y hacer realidad todas sus fantasías con las mujeres más hermosas del planeta.Esta noche tendrán cualquier cosa que pidan, por muy exc
―Tenías razón, Vicky, en este sitio venden la mejor comida del mundo, esta hamburguesa está deliciosa ―exclamo, mientras mastico con gusto el gran mordisco que acabo de darle―, y las papa, madre mía, son las más doradas y crujientes que he probado en toda mi vida ―suelto un gran gemido de deleite mientras tomo una de ellas y la empapo con suficiente kétchup―, creo que, incluso, voy a pedir un servicio adicional. Vicky sonríe orgullosa, mientras sorbe un trago de su botella de cerveza. ―Te lo dije ―coloca la botella en la mesa, coge una de las papas de su plato y sonríe con picardía al hundirla en su boca con un gesto tan obsceno y sensual que hace arder toda mi cara―, es la mejor comida de la ciudad, vengo cada vez que tengo la oportunidad de hacerlo. Observo alrededor para percatarme de que nadie nos haya pillado. No obstante, me asombro al descubrir que, todas las personas que se encuentran a nuestro alrededor, están entretenidos con sus propios asuntos; riendo y divirtiéndose, si
El gigante la observa con incredulidad, molesto por la actitud desafiante de mi amiga. Jamás en la vida me atrevería a hablarle de esa manera a un hombre tan intimidante e imponente como él. ―¡Maldición, Vicky! Estás desafiando a tu suerte, más te vale que razones antes de que compliques más esta situación. Sin embargo, y, a pesar de la amenaza, Vicky permanece inmóvil, decidida y dispuesta a conseguir lo que se propone. Ambos quedan sumergidos en lo que parece una batalla de miradas al estilo del lejano oeste. Ninguno quiere ceder. No sé por qué, pero tengo la impresión de que detrás de esta disputa hay escondido algo grande, que va más allá del asunto de la emergencia. Unos minutos después es el hombre quien da su brazo a torcer. ―Suban al auto, iremos directo al club y la ocultaremos en uno de los camerinos ―espeta el hombre, con enfado―, la llevaré a su casa en cuanto tenga la oportunidad de hacerlo, pero Lud no puede verla Vi o nos meteremos en un gran lío. Vicky asiente con
―¿Estás bien, Rachel? Inhalo profundo. No puedo mentirle a mi mejor amiga, puede reconocer con mucha facilidad cuando lo hago. Así que prefiero ser sincera y le digo la verdad. Aparto la mirada de la ventana y la desvío en su dirección. ―No me siento bien haciendo esto, Victoria ―bufo con preocupación―. Tengo un mal presentimiento acerca de esto. Me le quedo mirando a los ojos. Espero que me comprenda. ―Lo sé ―bufa resignada―, pero no tuve otra opción. Se justifica, avergonzada. ―Es que… ―callo durante algunos segundos―, ir a ese lugar me pone muy nerviosa e incómoda. Me observa angustiada. ―Por favor, no te enfades conmigo, Rachel ―indica en tono de culpabilidad―. Era traerte conmigo o dejarte a la buena de Dios ―niega con la cabeza―. Y dejarte abandonada en aquella calle, nunca fue una opción para mí. Sonrío, agradecida. Me acerco a mi amiga, la abrazo y recuesto mi cabeza en su pecho. ―No estoy enojada contigo, Vicky, sé que no tienes nada que ver con lo que está pasando.