Esto se está saliendo de control!!
No pude pegar un ojo en toda la noche. Esta se hizo eterna al recordar la conversación que tuve con Massimo. Se comprometió a ayudarme a entrar al club y me aseguró que, en menos de cuarenta y ocho horas, lo estaría haciendo. Ya la idea no me parece tan buena. Mi intención era la de entrar allí, seducirlo y, una vez que me ganara su confianza, hacerle pagar por lo que creí que me había hecho. Ahora no estoy tan segura de nada. Según lo que me contó Massimo hace como quince días, Lud no estaba en el club la noche en la que sufrí el atentado. ¿Por qué razón esa mujer me mintió? ¿Por qué ensañarse contra mí de tal manera?«Quizás porque quería acabar contigo, sacarte de su camino. Ella estaba enamorada de Lud y tú eras un obstáculo en sus planes de conquistarlo y quedarse con él» ¿Un obstáculo? Él nunca me amó, solo fui una víctima de sus perversidades. Inhalo profundo. Nada de esto tiene sentido. Estoy demasiado nerviosa. Toda la seguridad que sentía se esfumó cuando Massimo me contó to
Escoltada por los hombres de Massimo, subo a la limusina. Todo mi cuerpo entra en tensión, pero logro controlar mis nervios para que nadie pueda notarlo. Me acomodo en el asiento y giro mi cara hacia la ventana. De un momento a otro, la inseguridad se ha apoderado de mí y ha enterrado sus uñas alrededor de mi cuello. Respiro profundo e intento ralentizar los desbocados latidos de mi corazón.―¿Estás bien, Isabella? ―pregunta Massimo, cuando sube y se sienta frente a mí. Estoy tan distraída que ni siquiera lo escuché entrar―. ¿Estás segura de que puedes hacer esto?Asiento en respuesta.―Lo estoy, Massimo, por favor, ten un poco de más confianza en mí.Juego con los dedos de mis manos sin darme cuenta. Gesto nervioso que lo pone en alerta.―Te conozco, Isabella, no puedes mentirme ―indica con preocupación―, algo te tiene inquieta. Será mejor que lo saques ahora que tienes la oportunidad de hacerlo.Respiro profundo y lo miro a la cara.―No se trata de Lud, Massimo, si es eso lo que está
Al atravesar los corredores del club, un estremecimiento recorre mi cuerpo al recordar la primera vez que estuve en este lugar. Algunas de las bailarinas me observan con gran curiosidad, mientras me movilizo por las instalaciones. Desde esta distancia no puedo apreciar el salón principal. Hay paredes interponiéndose en mi visión. Quizás ese es su propósito. Evitar que otras personas puedan acceder a esta zona, que es de uso exclusivo para las bailarinas y para el resto del personal que labora en este lugar.―Es la primera vez que escucho tu nombre ―pregunta Rudy con curiosidad, la encargada de las bailarinas―, me parece extraño que siendo tan famosa jamás lo haya escuchado ―indica con curiosidad―. En esta ciudad conozco a todas las chicas que trabajan en este medio ―insiste―, me desconcierta que tu nombre haya pasado desapercibido y que, a estas alturas, no forme parte de mi lista privilegiada de bailarinas ―niega con la cabeza―. Me inquieta saber que estoy perdiendo mis habilidades ―b
Mantengo la mirada fija en la tarima central. Love on the brain de Rihanna comienza a sonar por los altavoces e invade el ambiente con su ritmo erótico y sensual. Al mismo tiempo, su hermosa figura comienza a volar alrededor de la barra central, eclipsando la mirada de todos los espectadores que se encuentran en la sala.Sus movimientos me dejan impresionado. La fluidez y la manera sensual con la que realiza cada desplazamiento es comparable con el canto de una sirena y el efecto que este provoca sobre cualquier hombre que sea víctima del hechizo de su melodía. Es un espectáculo fascinante. Estoy tan cautivado por su baile que no me atrevo a parpadear para no perderme ningún detalle mientras ejecuta su número con una habilidad impresionante. Sus largas y tonificadas piernas se enroscan al tubo de manera tal, que hace ver todo fácil y sencillo. Estando boca abajo, pendiendo del caño y sosteniéndose solo con sus piernas, barre el suelo con su larga y rubia cola de caballo, al mismo tiemp
Elevo la mano y le hago una señal al DJ, para que apague las luces y vuelva a poner la música. Su hermosa figura desaparece en medio de la oscuridad mientras tomo asiento en el sillón del frente para disfrutar de su majestuosa actuación. Pocos segundos después, un faro incandescente se enciende detrás de ella para dejar a la vista su silueta perfecta en medio de aquella oscuridad. Sus piernas largas montadas sobre ese par de plataformas infinitas me dejan sin respiración. Las imagino acopladas contra mi pecho y haciendo presión con ese tacón de aguja mientras deslizo mi lengua por ellos. Me pongo duro una vez más. Llevo la mano hasta mi pantalón para acomodar mi polla, que comienza a cabecear contra la cremallera de mi pantalón con impaciencia. Hace mucho tiempo que nadie me excitaba como esta mujer lo está haciendo. Pierdo todo el aire de los pulmones cuando la veo fustigar el látigo que lleva en la mano y, que hasta ahora no había visto, contra el piso. Cierro los ojos y recuerdo aqu
Su aparición me desestabiliza. Por mucho que intente mantener mi mente despejada y no dejarme afectar por él, el roce de su mano sobre mi hombro, su olor y su cercanía me nublan la mente y todos mis sentidos. Lo amo con la misma intensidad con la que lo odio. Me alejo y regreso al escenario temblando de pies a cabeza. Aprieto los ojos y respiro profundo en tanto soy solapada por la oscuridad. Tuve que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para simular calma y desinterés, cuando por dentro mi cuerpo se incineraba entre las llamas que representan su maldito infierno.Lo observo desde lo alto mientras las luces del escenario permanecen apagadas. Las bombillas rojas que iluminan el resto del salón me dejan apreciarlo desde esta distancia. Sigue tan hermoso y atractivo como siempre, con ese aire seductor que ostenta poder y grandeza. Me muerdo los labios cuando el calor se acelera entre mis piernas y estremece mis entrañas revolucionadas y locas. Levanta su mano como si fuera el director
Sonrío por primera vez después de mucho tiempo y siento que mis energías se renuevan después de la emocionante experiencia que acabo de vivir. Huelo mis dedos y los hundo en mi boca para probar su sabor. Sabe a delicia y deseo, al mejor sabor que he probado nunca en mujer alguna.―No puedo creer que haya venido a mí.Comento con la voz plagada de emoción. Mi corazón no ha parado de latir desde que me acerqué a ella y toqué su piel. Ahora entiendo mi reacción. Desde que conocí a Rachel, no existió ninguna otra mujer para mí. Ella absorbió mi alma y se robó mi corazón. Nadie más pude causar las emociones que ella provoca en mí. Puede haber cambiado el color de su cabello y el de sus ojos, pero su esencia, su olor y la calidez de su cuerpo son inconfundibles.―Vine a pedir disculpas, jefe ―giro la cara y miro por encima de mi hombro―, debí informarle sobre la contratación de la nueva bailarina y el cambio en la programación ―niega con la cabeza―. Pongo a su disposición el cargo que he ven
Sonrío por primera vez después de Con piernas temblorosas y con el corazón repiqueteando con la misma intensidad de los tambores africanos, abandono la habitación acompañada de Massimo. Ni siquiera tuve el valor para despedirme de él, mucho menos para mirarlo. Tomé la determinación de huir como una cobarde, debido a que esta noche me ha quedado bastante claro la enorme influencia que Lud sigue teniendo sobre mí.―¿Te encuentras bien, Isabella?Giro mi rostro y lo miro a los ojos, mientras atravesamos los corredores del club y nos dirigimos al exterior.―Me encuentro un poco desorientada ―confieso sincera―, pero te aseguro que esta noche me ha servido de referencia para tomar en cuenta el enorme potencial de nuestro enemigo.¿Enemigo? Ya ni siquiera estoy segura de que lo sea. Massimo asiente en respuesta y al mismo tiempo que una sonrisa satisfecha tira de sus labios.―Estuviste grandiosa, cariño ―exclama en tono orgulloso. Se inclina y deja un beso sobre mi mejilla derecha que envía u