Celos, malditos celos!!
Sonrío por primera vez después de mucho tiempo y siento que mis energías se renuevan después de la emocionante experiencia que acabo de vivir. Huelo mis dedos y los hundo en mi boca para probar su sabor. Sabe a delicia y deseo, al mejor sabor que he probado nunca en mujer alguna.―No puedo creer que haya venido a mí.Comento con la voz plagada de emoción. Mi corazón no ha parado de latir desde que me acerqué a ella y toqué su piel. Ahora entiendo mi reacción. Desde que conocí a Rachel, no existió ninguna otra mujer para mí. Ella absorbió mi alma y se robó mi corazón. Nadie más pude causar las emociones que ella provoca en mí. Puede haber cambiado el color de su cabello y el de sus ojos, pero su esencia, su olor y la calidez de su cuerpo son inconfundibles.―Vine a pedir disculpas, jefe ―giro la cara y miro por encima de mi hombro―, debí informarle sobre la contratación de la nueva bailarina y el cambio en la programación ―niega con la cabeza―. Pongo a su disposición el cargo que he ven
Sonrío por primera vez después de Con piernas temblorosas y con el corazón repiqueteando con la misma intensidad de los tambores africanos, abandono la habitación acompañada de Massimo. Ni siquiera tuve el valor para despedirme de él, mucho menos para mirarlo. Tomé la determinación de huir como una cobarde, debido a que esta noche me ha quedado bastante claro la enorme influencia que Lud sigue teniendo sobre mí.―¿Te encuentras bien, Isabella?Giro mi rostro y lo miro a los ojos, mientras atravesamos los corredores del club y nos dirigimos al exterior.―Me encuentro un poco desorientada ―confieso sincera―, pero te aseguro que esta noche me ha servido de referencia para tomar en cuenta el enorme potencial de nuestro enemigo.¿Enemigo? Ya ni siquiera estoy segura de que lo sea. Massimo asiente en respuesta y al mismo tiempo que una sonrisa satisfecha tira de sus labios.―Estuviste grandiosa, cariño ―exclama en tono orgulloso. Se inclina y deja un beso sobre mi mejilla derecha que envía u
Si el imbécil pensaba que me iba a quedar con los brazos cruzados y dejar que saliera de este club con mi mujer, estaba muy equivocado. Ahora que ha vuelto a mí, no voy a permitir que se aleje y, mucho menos, para que regrese con ese cabrón.―¿Ha tomado en consideración lo que yo quiero, jefe? ―aquella palabrita pone a saltar mi polla con entusiasmo. Cruza los brazos sobre su pecho y alza la barbilla de forma altanera―. ¿No cree que está siendo demasiado arrogante y pagado de sí mismo al sumir que aceptaré lo que me pida como si fuera un hecho?Una leve sonrisa tira de una de las esquinas de mi boca. Me fascina un buen desafío. ―Por supuesto que tengo en cuenta tus intereses ―meto una de mis manos en el bolsillo de mi pantalón y le tiendo la otra para invitarla a que la tome. Sus ojos desconfiados se dirigen hacia ella y la observa como si fuera una trampa cazabobos, que por supuesto lo es. No voy a dejar nada a la suerte, estoy dispuesto a usar todas mis artimañas para ganarme su per
Sentados, frente a frente, en el interior de la limusina, fusionamos nuestras miradas y nos observamos como si aquello se tratara de un duelo al estilo del viejo oeste. ¿Por qué se esconde detrás de esa máscara? ¿Por qué fingir ser otra? ¿Por qué seducirme cuando ni siquiera es necesario que lo haga? Soy suyo de todas las maneras posibles.No ha dejado de recriminarme con sus preciosos ojos desde que nos vimos en el salón principal. Por más que intente esconderlo, es difícil que pueda disimular su enfado conmigo. Preferiría mil veces que me gritara a la cara y me reclamara por mi cobardía, por no haber sido un hombre capaz de aceptar y reconocer sus sentimientos por ella, por no estar allí cuando más necesitó de mí. Le fallé y ahora intenta hacerme pagar por mi error. Bien merecido que lo tengo. Sin embargo, voy a hacer todo lo que esté en mis manos para resarcir el daño que le hice, para ganarme su perdón.―Esta noche quedé bastante intrigado con tu aparición.Sé que ese puto agente t
Toma mi mano y en el momento en que baja del auto, me da un tirón y me pega contra su pecho. Suelto el aire que he estado conteniendo en los pulmones desde que acepté venir con él, inclino la cabeza hacia atrás y lo miro a los ojos.―Tu rostro… ―se relame los labios y recorre mi rostro con sus ojos como si aquello fuero su objetivo primordial―. No sé por qué me pareces tan familiar ―sus palabras me dejan petrificada―. Incluso, tengo la extraña sensación de que te conozco de alguna parte.Jamás pensé que pudiera establecer algún parecido o relación entre la mujer que fui y la que soy ahora. Fueron pocos los momentos que compartimos juntos, así que supuse que nunca llegaría a reconocerme con los cambios hechos a mi aspecto físico. No debí subestimarlo.―Es la primera vez que vengo a este país.Suelto lo primero que se me ocurre, debido al temor que me provoca ser reconocida. Intento darme la vuelta para alejarme de él, pero me define y de un tirón me hace impactar contra su pecho. El tem
Deslizo la mano por su espalda y la acaricio suavemente mientras sigo perdido en mis pensamientos. Inclino mi cabeza, dejo un beso sobre su frente y disfruto verla tan relajada y cómoda sobre mi pecho; acurrucada como una pequeña niña que busca, con desesperación, cobijo entre mis brazos. Había extrañado tanto esta familiaridad y esta sensación de inmensa felicidad que creí perdida. Fijo la mirada sobre su rostro e inspecciono cada detalle que hay en él. Sigo sin creer que ella esté aquí conmigo. Abandono mis inquietos pensamientos y respondo a la pregunta que acaba de hacerme.―¿Qué hombre no se sentiría feliz y satisfecho de morir en los brazos de una mujer tan hermosa y atractiva como tú? ―sonrío divertido y le doy un toquecito con mi dedo índice en la punta de su naricita respingona―. Si tal fuera el caso, y resulta que eres una asesina a sueldo o, para ser más extremo y exagerado con el ejemplo, resultas ser una asesina serial, cruel y despiadada que usa sus encantadores atributo
Tira de mis brazos para llevarme de regreso a su pecho. Mi cuerpo está lánguido, mi corazón no deja de palpitar a máxima velocidad y mi respiración continúa bastante agitada. Mi mente sigue perdida entre el presente y el pasado, balanceándose de un lado al otro, indecisa, porque ahora no puede elegir de qué lado quedarse.―¿Estás bien, cariño? Esa dulzura y preocupación con la que lo dice hace más difícil mi elección. Me acurruco sobre su pecho, todavía sentada a horcajadas sobre su regazo y respondo con un gemido de satisfacción.―Uhm…No quiero pensar. Me siento demasiado bien como para arruinar lo que queda de esta noche. Su pecho se mueve cuando ríe divertido gracias a mi respuesta.―Todavía no termino contigo ―me dice con un tono de voz que eriza todos los vellos de mi piel―, reservo lo mejor para el final ―tampoco quiero que lo haga. Necesito todo lo que tenga para darme, cada rincón de mi cuerpo lo pide a gritos. Besa mi sien y acaricia mi espalda con la yema de sus dedos. Suel
Nunca pedí venir al mundo, llegué siendo un alma ingenua e inocente en medio de un mundo corrupto, lleno de caos y perversión. Un pequeño ser al que la vida todo se lo negó y no tuvo más opciones que luchar con sus uñas para sobrevivir. He escuchado a diversos teóricos decir que, por ley universal, todo ser humano al nacer debe ser amado y protegido por sus padres, tener una familia que se supone, debe estar a nuestro lado, nos debe guiar, brindar su apoyo y darnos su amor incondicional. Sin embargo, todo fue una sarta de asquerosas mentiras ideadas por un grupo de psicópatas fanáticos que se hacen llamar especialistas familiares y que no tienen ni una maldita idea de lo que dicen.Mi madre, una puta adicta a la heroína, cuyo único error fue estar drogada hasta la inconsciencia la noche en que fue abusada por sus compañeros de adicción. Mi padre, uno de los tantos sujetos que depositaron su esperma en la desgastada vagina de la mujer que se hizo llamar mi madre, pero a la que nunca tu