Espero que disfruten de este capítulo!!
Apenas entramos a la habitación nos transformamos en un par de seres desenfrenados, voraces y famélicos. Su boca impacta sobre la mía y absorbe mi lengua con una avidez que me hace temblar de pies a cabeza.―Por el amor de Dios, principessa, por fin serás mía ―expresa sobre mis labios con tanta necesidad que me eriza los vellos y envía fogonazos de calor a través de todo mi cuerpo―. Tenía muchas cosas preparadas especialmente para los dos antes de llevarte a la cama, pero, m*****a sea, has provocado que me olvide de cada una de ellas.Sonrío cuando noto la impotencia que hay en su voz. Me desea tanto como yo lo hago, así que no necesitamos de preámbulos ni de ninguna otra cosa que encienda nuestras ganas porque estamos a punto de incinerarnos.―Ve al grano, Massimo ―suplico sobre sus labios ansiosos―, dame lo que tanto necesito, por favor, no me hagas esperar más.Gimo, aturdida, a punto de derretirme entre sus brazos. Aumento la presión con mis piernas alrededor de su cintura y agito
Una noche más sin poder dormir. Siento que la cabeza me va a explotar en miles de pedazos. Tomo la cajetilla de cigarros de la mesa de noche y saco un cilindro. Abro la gaveta y saco un yesquero, sin embargo, cuando estoy a punto de encenderlo, un recuerdo se abre paso en mi memoria…―¡Joder! ¿Qué carajos me está pasando? Salgo de la cama después de hacer el amor con Rachel, ahogado y perturbado por las emociones que me embargan. «¿Ahora lo llamas hacer el amor, Lud? ¿Dónde está el hombre que solo follaba? ¿Te estás ablandando? ¿La mujer que está en tu cama te está convirtiendo en un hombre débil? ¿Acaso te estás enamorando de Rachel?»Maldigo por lo bajo y hago desaparecer el pensamiento de un manotazo. Frustrado, cojo mis cigarrillos y el encendedor. Antes de alejarme, le doy un último vistazo a la chica de cabellera enmarañada y cuerpo desnudo que está tendida sobre mi cama. Sin darme cuenta, una sonrisa inadvertida se abre paso en mi boca y mi corazón desata una andanada de lati
Mis planes están saliendo a pedir de boca. Ansío con emoción el momento cumbre de esta especie de mini vacaciones de las que estamos disfrutando. Se suponía que iba a pedirle que fuera mi esposa durante la cena, pero Isabella fulminó mis intenciones de un solo manotazo. Sin embargo, fue una noche perfecta. Así que hoy voy a asegurarme de que eso no vuelva a pasar.Esta mañana, cuando salí de la cama, estaba profundamente dormida, no quise despertarla, porque nos acostamos cerca de las seis de la mañana. Recordar lo que sucedió entre nosotros me pone duro. Atravieso el salón rápidamente, porque lo mejor está a punto de comenzar y ella es la protagonista principal de este suceso.Entro a la habitación y me acerco a la cama.―Buenos días, principessa, acaban de pedir el desayuno.Gime y tira de la almohada para abrazarse a ella.―Cinco minutos más, Massimo, por favor.Me siento a un lado y le acaricio el rostro con el dorso de mis dedos.―Tengo planes para nosotros, nena ―le doy un toquec
―¿Te gusta, principessa?Respiro profundo y sonrío de felicidad. Hace mucho tiempo que no me sentía tan bien. Sin embargo, hay algo dentro de mí, en lo más profundo de mi ser, que no me permite vivir en paz.―Sí, Massimo, esto es realmente maravilloso ―giro mi rostro y observo el paisaje a través de la ventanilla del helicóptero. Sintiendo la manera en que mi corazón repiquetea debido a lo emocionada que me siento―. Es la primera vez que me subo en uno de estos y tengo una vista tan privilegiada ―cuando subí al avión para escapar de mi pasado, cuando fue seguro levantarme de mi asiento, me fui a la habitación y me eché a llorar durante todo el viaje. Así que esta es como mi primera experiencia en las alturas, porque esta vez lo estoy disfrutando―. La ciudad se ve realmente pequeñita desde aquí ―comento emocionada―. Tengo la impresión de que si extiendo la mano puedo cogerla con mis dedos.Toma mi mano entre las suyas y la lleva hasta su boca para besar cada uno de mis dedos. Massimo es
De repente, las lágrimas inundan mi rostro. Siempre deseé algo como esto, pero ahora que está sucediendo, no me siento completamente feliz.―¿Isabella?Me limpio las lágrimas y sonrío cuando su voz me trae de regreso. No voy a dejar que mi pasado afecte mi presente y mi futuro. Tal como lo hice aquella noche en la que decidí olvidarme de Ludwig, obligo a mi mente a que lo anule de mis pensamientos. Esta es mi nueva vida y lo será para siempre.―Por supuesto que acepto, Massimo.Se levanta del suelo para estrecharme entre sus brazos. Lo rodeo del cuello en el instante en el que me levanta del piso y comienza a dar giros sobre sus pies mientras reímos y nos besamos emocionados.―No sabes lo feliz que me hace escuchártelo decir, principessa ―deja de girar, pero me mantiene cargada entre sus brazos―. Será mi mayor propósito hacerte la mujer más feliz del mundo.Vuelve a besarme antes de separarse de mí y ponerme sobre el suelo. Saca el hermoso anillo de la caja y lo introduce en mi dedo an
Un escalofrío recorre mi cuerpo en cuanto veo las imágenes que Joseph acaba de entregarme. Mis piernas se sienten tan débiles que me derribo sobre la silla. Veo con incredulidad a la mujer de ojos color miel y sonrisa apacible, me mira como si nos conociéramos.―Ella es Isabella Soracchi.Mis oídos silban y la realidad comienza a difuminarse como un borrón. Una sucesión de temblores recorre todo mi cuerpo. El corazón martilla contra mi pecho violentamente y la respiración es tan acelerada que me quema los pulmones. Gotas frías de sudor inundan mi frente y se deslizan por mis sienes como cascadas de agua. Niego con la cabeza.―Esto no puede ser verdad.Dejo caer la serie fotos sobre la mesa. Si no fuera por el color de sus ojos juraría que esta mujer es Rachel. Su piel, su cabello, cada uno de sus rasgos. Son como dos gotas de agua.―¿Qué sucede, Lud? ―pregunta Robert desconcertado al notar mi reacción. Al advertir que no soy capaz de responderle, se acerca a averiguarlo. Coge la pila d
Este fin de semana que pasamos juntos, fue maravilloso y significativo. Sobre todo, porque Isabella aceptó ser mi esposa. Ya no tendremos que fingir que somos marido y mujer.―Tengo ganas de bajar un rato a la piscina, ¿te animas a venir conmigo?Niego con la cabeza.―No, cariño, ve tú y diviértete, tengo algunos asuntos pendientes por resolver ―me acerco a ella, la envuelvo entre mis brazos y le doy un pico en la boca―. Te prometo que me reuniré contigo en cuanto termine mi trabajo y, si te parece, después daremos un paseo por la ciudad. Mi corazón se derrite con esa preciosa sonrisa que me ofrece y que me deja deslumbrado.―Me parece una idea genial ―se eleva sobre las puntas de sus pies y me da un beso en la boca―, sobre todo, porque desde que llegamos a este país no has dejado de trabajar ―hace un precioso mohín con su naricita pecosa―. Creo que ya es hora de que te tomes unas merecidas vacaciones y le dediques más tiempo a tu futura esposa.Ella no lo sabe, pero ya he estado toma
Una semana despuésMe quedo admirando desde el balcón de nuestra habitación el hermoso paisaje conformado por enormes castillos medievales construidos en ladrillo rojo y la espesa vegetación que los circunda. Hace una semana que llegamos a esta maravillosa ciudad. Siena está ubicada en pleno corazón de la Toscana, al sur de Florencia y al este del pequeño macizo de las colinas metalíferas.―El desayuno está listo, mia bella principessa ―susurra Massimo al pie de mi oreja. Me abraza desde la espalda y deja caer su mentón sobre mi hombro―. ¿Te gusta mi regalo de bodas, cariño? ―pregunta en un tono emocionado―. Desde que te conocí quise traerte a este lugar, mostrarte lo hermosa que es mi ciudad natal.Me doy la vuelta y cerco su cuello con mis brazos.―Me encanta, cielo ―me alzo sobre las puntas de mis pies y alcanzo sus labios para dejar un beso casto y suave―, aunque fue muy repentino el viaje, me fascina que me hayas traído a este lugar tan sorprendente.Me levanta del suelo y comienz