Ludwig está decidido a encontrar a Rachel.
―¿Te gusta, principessa?Respiro profundo y sonrío de felicidad. Hace mucho tiempo que no me sentía tan bien. Sin embargo, hay algo dentro de mí, en lo más profundo de mi ser, que no me permite vivir en paz.―Sí, Massimo, esto es realmente maravilloso ―giro mi rostro y observo el paisaje a través de la ventanilla del helicóptero. Sintiendo la manera en que mi corazón repiquetea debido a lo emocionada que me siento―. Es la primera vez que me subo en uno de estos y tengo una vista tan privilegiada ―cuando subí al avión para escapar de mi pasado, cuando fue seguro levantarme de mi asiento, me fui a la habitación y me eché a llorar durante todo el viaje. Así que esta es como mi primera experiencia en las alturas, porque esta vez lo estoy disfrutando―. La ciudad se ve realmente pequeñita desde aquí ―comento emocionada―. Tengo la impresión de que si extiendo la mano puedo cogerla con mis dedos.Toma mi mano entre las suyas y la lleva hasta su boca para besar cada uno de mis dedos. Massimo es
De repente, las lágrimas inundan mi rostro. Siempre deseé algo como esto, pero ahora que está sucediendo, no me siento completamente feliz.―¿Isabella?Me limpio las lágrimas y sonrío cuando su voz me trae de regreso. No voy a dejar que mi pasado afecte mi presente y mi futuro. Tal como lo hice aquella noche en la que decidí olvidarme de Ludwig, obligo a mi mente a que lo anule de mis pensamientos. Esta es mi nueva vida y lo será para siempre.―Por supuesto que acepto, Massimo.Se levanta del suelo para estrecharme entre sus brazos. Lo rodeo del cuello en el instante en el que me levanta del piso y comienza a dar giros sobre sus pies mientras reímos y nos besamos emocionados.―No sabes lo feliz que me hace escuchártelo decir, principessa ―deja de girar, pero me mantiene cargada entre sus brazos―. Será mi mayor propósito hacerte la mujer más feliz del mundo.Vuelve a besarme antes de separarse de mí y ponerme sobre el suelo. Saca el hermoso anillo de la caja y lo introduce en mi dedo an
Un escalofrío recorre mi cuerpo en cuanto veo las imágenes que Joseph acaba de entregarme. Mis piernas se sienten tan débiles que me derribo sobre la silla. Veo con incredulidad a la mujer de ojos color miel y sonrisa apacible, me mira como si nos conociéramos.―Ella es Isabella Soracchi.Mis oídos silban y la realidad comienza a difuminarse como un borrón. Una sucesión de temblores recorre todo mi cuerpo. El corazón martilla contra mi pecho violentamente y la respiración es tan acelerada que me quema los pulmones. Gotas frías de sudor inundan mi frente y se deslizan por mis sienes como cascadas de agua. Niego con la cabeza.―Esto no puede ser verdad.Dejo caer la serie fotos sobre la mesa. Si no fuera por el color de sus ojos juraría que esta mujer es Rachel. Su piel, su cabello, cada uno de sus rasgos. Son como dos gotas de agua.―¿Qué sucede, Lud? ―pregunta Robert desconcertado al notar mi reacción. Al advertir que no soy capaz de responderle, se acerca a averiguarlo. Coge la pila d
Este fin de semana que pasamos juntos, fue maravilloso y significativo. Sobre todo, porque Isabella aceptó ser mi esposa. Ya no tendremos que fingir que somos marido y mujer.―Tengo ganas de bajar un rato a la piscina, ¿te animas a venir conmigo?Niego con la cabeza.―No, cariño, ve tú y diviértete, tengo algunos asuntos pendientes por resolver ―me acerco a ella, la envuelvo entre mis brazos y le doy un pico en la boca―. Te prometo que me reuniré contigo en cuanto termine mi trabajo y, si te parece, después daremos un paseo por la ciudad. Mi corazón se derrite con esa preciosa sonrisa que me ofrece y que me deja deslumbrado.―Me parece una idea genial ―se eleva sobre las puntas de sus pies y me da un beso en la boca―, sobre todo, porque desde que llegamos a este país no has dejado de trabajar ―hace un precioso mohín con su naricita pecosa―. Creo que ya es hora de que te tomes unas merecidas vacaciones y le dediques más tiempo a tu futura esposa.Ella no lo sabe, pero ya he estado toma
Una semana despuésMe quedo admirando desde el balcón de nuestra habitación el hermoso paisaje conformado por enormes castillos medievales construidos en ladrillo rojo y la espesa vegetación que los circunda. Hace una semana que llegamos a esta maravillosa ciudad. Siena está ubicada en pleno corazón de la Toscana, al sur de Florencia y al este del pequeño macizo de las colinas metalíferas.―El desayuno está listo, mia bella principessa ―susurra Massimo al pie de mi oreja. Me abraza desde la espalda y deja caer su mentón sobre mi hombro―. ¿Te gusta mi regalo de bodas, cariño? ―pregunta en un tono emocionado―. Desde que te conocí quise traerte a este lugar, mostrarte lo hermosa que es mi ciudad natal.Me doy la vuelta y cerco su cuello con mis brazos.―Me encanta, cielo ―me alzo sobre las puntas de mis pies y alcanzo sus labios para dejar un beso casto y suave―, aunque fue muy repentino el viaje, me fascina que me hayas traído a este lugar tan sorprendente.Me levanta del suelo y comienz
No esperaba su llamada tan pronto. Salgo de la habitación y bajo hasta mi oficina privada para atenderla. Me pone nervioso que las cosas no vayan como lo había previsto, sobre todo, ahora que Isabella y yo somos más felices que nunca.«¿A qué le temes, Massimo? Si tu esposa te ama, entonces Reeves no representa ningún riesgo para tu matrimonio. Quizás este sea el momento preciso para que le cuentes la verdad. Ella tiene derecho a saber lo que está sucediendo»Aún no estoy preparado para hacerlo, primero tengo que confrontar a Reeves y averiguar qué es lo que quiere con ella. La razón por la que no deja de buscarla. Por ahora me ocuparé de evitar que ese hombre la encuentre. No lo quiero entrometiéndose y tratando de arruinar nuestra relación, porque tengo el presentimiento de que Reeves no se detendrá hasta que logre recuperarla. Entro a mi oficina y cierro la puerta. Una vez que me siento seguro, respondo la llamada.―Buenos días, Roger, ¿a qué se debe tu repentina llamada?Me prepar
Me doy la vuelta en cuanto percibo el otro lado de la cama vacío. Deslizo la mano sobre la sábana y la siento fría. ¿A dónde fue a esta hora de la madrugada? Suelto un bostezo y me estiro perezosamente, antes de sacar las piernas de la cama y apoyar mis pies sobre la alfombra. Ayer fue un día bastante agotador y exigente, todavía sigo sintiendo el rigor de mis músculos cansados. Disfruté del paseo, pero creo que fue demasiado para mí. No quise preocupar a Massimo, pero desde hace algunos días me he estado sintiendo mal.Salgo corriendo hacia el baño porque mi vejiga está a punto de explotar. Sin embargo, me detengo a medio camino al sentirme repentinamente mareada. Apoyo la mano en la pared para estabilizarme.―Sí, definitivamente, me exigí demasiado.Me digo a mí misma mientras espero a que pase el malestar. Una vez que me siento mejor, me dirijo hacia el baño. Después de vaciar la vejiga, me cepillo los dientes, me lavo la cara y recojo mi cabello en un moño alto. Abandono la habita
Nunca pedí venir al mundo, llegué siendo un alma ingenua e inocente en medio de un mundo corrupto, lleno de caos y perversión. Un pequeño ser al que la vida todo se lo negó y no tuvo más opciones que luchar con sus uñas para sobrevivir. He escuchado a diversos teóricos decir que, por ley universal, todo ser humano al nacer debe ser amado y protegido por sus padres, tener una familia que se supone, debe estar a nuestro lado, nos debe guiar, brindar su apoyo y darnos su amor incondicional. Sin embargo, todo fue una sarta de asquerosas mentiras ideadas por un grupo de psicópatas fanáticos que se hacen llamar especialistas familiares y que no tienen ni una maldita idea de lo que dicen.Mi madre, una puta adicta a la heroína, cuyo único error fue estar drogada hasta la inconsciencia la noche en que fue abusada por sus compañeros de adicción. Mi padre, uno de los tantos sujetos que depositaron su esperma en la desgastada vagina de la mujer que se hizo llamar mi madre, pero a la que nunca tu