Nos vemos después!!
Pongo el seguro de la puerta para evitar interrupciones, porque tengo el presentimiento de que mi chica tiene algo especial preparado para mí. Un ramalazo de excitación recorre todo mi cuerpo y tensa por completo cada parte de mi miembro. Camino hasta el lavabo, recuesto mi culo contra la encimera del lavamanos y, con gran impaciencia y emoción, espero su llamada. Me siento como un jovencito cachondo en la víspera de su primera experiencia sexual. ¿Qué se traerá entre manos?Estoy a punto de dejar caer el móvil con la entrada de su llamada, pero logro retenerlo antes de que suceda. Una vez que respondo, se me paralizan los pulmones y el corazón.―¡Por el amor de Dios, principessa! ―expreso, mortificado y sin aliento en cuanto veo un precioso par de pechos desnudos acaparando toda la pantalla de mi celular―. ¿Piensas matarme de un infarto?Para el mayor de mis desconciertos, termina la llamada y me deja con la pregunta en la boca. ¿Qué carajos? Miro mi teléfono, quizás con la esperanza
―Lo siento, bebé ―con la polla atrapada entre sus dedos, la acerca a sus labios seductores sin apartar su mirada coqueta de la mía y deposita un sutil beso sobre la punta que la pone a palpitar con desenfreno―, pero tendrás que esperar hasta esta noche.¿Qué? ¿Piensa dejarme así?La observo desconcertado y confuso por lo que acaba de hacer. Se pone de pie, rodea mi cuello con sus manos y me besa con una pasión que hace que mis ganas se dupliquen en un chasquido. Sin embargo, corta el beso cuando comienzo a animarme, pensando que las cosas proseguirán su curso desde el punto que lo dejó. No obstante, se aparta risueña y satisfecha, recoge la toalla del piso y cubre su cuerpo antes de echarme de su habitación.―Cierra la puerta cuando salgas, Massimo ―gira su rostro sobre su hombro y con esa mirada seductora y cautivadora que me coloca al borde del orgasmo, se deshace de mí sin ninguna compasión―, debo terminar de arreglarme.No sé qué jueguito se trae entre manos, pero sea cual sea, me
No hemos soltado nuestras manos desde que salimos de la casa. Me siento cómoda con Massimo, mucho más de lo que me había sentido jamás. Sin embargo, no quiero que esta distracción me aparte de mi camino hacia la venganza. No puedo permitir que nada se interponga en ello.En el mismo instante en el que entramos al restaurante, que está ubicado en el mismo hotel en el que pasaremos la noche, todas y cada una de las miradas se dirigen hacia nosotros. Hombres y mujeres observan impresionados mientras nos desplazamos por el interior. Me aferro del brazo de mi acompañante para sostenerme y no resbalar con los altísimos tacones que estoy calzando, puesto que aún no consigo dominarlos a pesar de que tengo una semana practicando con ellos para domarlos y convertirlos en parte integral de mis extremidades. Soy la m*****a ama de la seducción y es parte de la personalidad que ahora forma parte de mí. Sentirme y verme poderosa, sexy y seductora; son las armas más poderosas de las que dispone una m
Apenas entramos a la habitación nos transformamos en un par de seres desenfrenados, voraces y famélicos. Su boca impacta sobre la mía y absorbe mi lengua con una avidez que me hace temblar de pies a cabeza.―Por el amor de Dios, principessa, por fin serás mía ―expresa sobre mis labios con tanta necesidad que me eriza los vellos y envía fogonazos de calor a través de todo mi cuerpo―. Tenía muchas cosas preparadas especialmente para los dos antes de llevarte a la cama, pero, m*****a sea, has provocado que me olvide de cada una de ellas.Sonrío cuando noto la impotencia que hay en su voz. Me desea tanto como yo lo hago, así que no necesitamos de preámbulos ni de ninguna otra cosa que encienda nuestras ganas porque estamos a punto de incinerarnos.―Ve al grano, Massimo ―suplico sobre sus labios ansiosos―, dame lo que tanto necesito, por favor, no me hagas esperar más.Gimo, aturdida, a punto de derretirme entre sus brazos. Aumento la presión con mis piernas alrededor de su cintura y agito
Una noche más sin poder dormir. Siento que la cabeza me va a explotar en miles de pedazos. Tomo la cajetilla de cigarros de la mesa de noche y saco un cilindro. Abro la gaveta y saco un yesquero, sin embargo, cuando estoy a punto de encenderlo, un recuerdo se abre paso en mi memoria…―¡Joder! ¿Qué carajos me está pasando? Salgo de la cama después de hacer el amor con Rachel, ahogado y perturbado por las emociones que me embargan. «¿Ahora lo llamas hacer el amor, Lud? ¿Dónde está el hombre que solo follaba? ¿Te estás ablandando? ¿La mujer que está en tu cama te está convirtiendo en un hombre débil? ¿Acaso te estás enamorando de Rachel?»Maldigo por lo bajo y hago desaparecer el pensamiento de un manotazo. Frustrado, cojo mis cigarrillos y el encendedor. Antes de alejarme, le doy un último vistazo a la chica de cabellera enmarañada y cuerpo desnudo que está tendida sobre mi cama. Sin darme cuenta, una sonrisa inadvertida se abre paso en mi boca y mi corazón desata una andanada de lati
Mis planes están saliendo a pedir de boca. Ansío con emoción el momento cumbre de esta especie de mini vacaciones de las que estamos disfrutando. Se suponía que iba a pedirle que fuera mi esposa durante la cena, pero Isabella fulminó mis intenciones de un solo manotazo. Sin embargo, fue una noche perfecta. Así que hoy voy a asegurarme de que eso no vuelva a pasar.Esta mañana, cuando salí de la cama, estaba profundamente dormida, no quise despertarla, porque nos acostamos cerca de las seis de la mañana. Recordar lo que sucedió entre nosotros me pone duro. Atravieso el salón rápidamente, porque lo mejor está a punto de comenzar y ella es la protagonista principal de este suceso.Entro a la habitación y me acerco a la cama.―Buenos días, principessa, acaban de pedir el desayuno.Gime y tira de la almohada para abrazarse a ella.―Cinco minutos más, Massimo, por favor.Me siento a un lado y le acaricio el rostro con el dorso de mis dedos.―Tengo planes para nosotros, nena ―le doy un toquec
―¿Te gusta, principessa?Respiro profundo y sonrío de felicidad. Hace mucho tiempo que no me sentía tan bien. Sin embargo, hay algo dentro de mí, en lo más profundo de mi ser, que no me permite vivir en paz.―Sí, Massimo, esto es realmente maravilloso ―giro mi rostro y observo el paisaje a través de la ventanilla del helicóptero. Sintiendo la manera en que mi corazón repiquetea debido a lo emocionada que me siento―. Es la primera vez que me subo en uno de estos y tengo una vista tan privilegiada ―cuando subí al avión para escapar de mi pasado, cuando fue seguro levantarme de mi asiento, me fui a la habitación y me eché a llorar durante todo el viaje. Así que esta es como mi primera experiencia en las alturas, porque esta vez lo estoy disfrutando―. La ciudad se ve realmente pequeñita desde aquí ―comento emocionada―. Tengo la impresión de que si extiendo la mano puedo cogerla con mis dedos.Toma mi mano entre las suyas y la lleva hasta su boca para besar cada uno de mis dedos. Massimo es
De repente, las lágrimas inundan mi rostro. Siempre deseé algo como esto, pero ahora que está sucediendo, no me siento completamente feliz.―¿Isabella?Me limpio las lágrimas y sonrío cuando su voz me trae de regreso. No voy a dejar que mi pasado afecte mi presente y mi futuro. Tal como lo hice aquella noche en la que decidí olvidarme de Ludwig, obligo a mi mente a que lo anule de mis pensamientos. Esta es mi nueva vida y lo será para siempre.―Por supuesto que acepto, Massimo.Se levanta del suelo para estrecharme entre sus brazos. Lo rodeo del cuello en el instante en el que me levanta del piso y comienza a dar giros sobre sus pies mientras reímos y nos besamos emocionados.―No sabes lo feliz que me hace escuchártelo decir, principessa ―deja de girar, pero me mantiene cargada entre sus brazos―. Será mi mayor propósito hacerte la mujer más feliz del mundo.Vuelve a besarme antes de separarse de mí y ponerme sobre el suelo. Saca el hermoso anillo de la caja y lo introduce en mi dedo an