Dos meses después.
Clarissa se encontraba con Laura, tomando su terapia, como lo hacía de manera normal. Parte de su descontrol era admitir que ya no podía manejar la situación con Fer, necesitaba una luz para saber a dónde dirigirse.
La joven comenzó narrando desde lo sucedido con Fernando, observó una ligera sorpresa en los ojos de Laura, al explicarle que le dio una bofetada, además de enfrentarlo.
Se encontraba enfadada, con una presión en el pecho que no la dejaba respirar. Así que Laura le dio un bate de béisbol, le solicitó que golpeara uno de sus sillones. Acondicionó un par de almohadas, la finalidad era que gritara, llorara, hablara, pero que sacara lo que sentía, que dejara de acumular cosas, que liberara todo lo que durante mucho tiempo se reservó para ella.
La terapeuta le mencionó que era un cúmulo de emociones contenidas y necesitaba sacarl
Gracias por leer esta sencilla historia, espero que la disfruten tanto como yo. ¿Qué esperan que suceda en este encuentro entre FerIssa? Saludos cordiales.
Permanecieron observándose a los ojos, de pronto Fernando dirigió su mirada hacia sus labios, poco a poca se fue aproximando. Clarissa fue preparándose de forma mental, para aquella cercanía que deseaba con todo su ser, entreabrió sus labios y tembló al sentir el contacto con los de Fernando. Él fue abriéndose paso sobre sus labios, buscando con urgencia el encuentro con su lengua. Le encantó sentir que ella respondía a esa petición, que le permitía recorrer todo el interior de su boca, identificó ese dulce sabor que llevaba consigo, desde la última vez que la había besado por primera vez. Cientos de mariposas comenzaron a revolotear en el interior de ella. Por Fernando pasaron ciertas descargas por todo su cuerpo. Esa era la segunda vez que se besaban y Clarissa reconoció que nunca nadie jamás, la había hecho vibrar de la forma como él lo hizo. Las manos de él permanecían sobre su rostro.
A la mañana siguiente. La pareja ingresó juntos a la compañía, fue inevitable que los observaran, sintiendo las miradas de todos, por donde iban pasando. No fue sencillo para ella por lo que Fernando la tomó de la mano, besó su dorso, delante de los que estaban observándolos. Sonrió satisfecho de que se enteraran que tenía una relación con Clarissa, para que se anduvieran con cuidado y la trataran con el respeto, amabilidad y la delicadeza que ella merecía. Subieron hasta su oficina, el lugar de Clarissa, era ocupado por Lorena, con los casi dos meses y medio que le llevó recuperarse, alguien tenía que suplirla, pero era esa bruja. Lorena se encontraba en el interior de la oficina preparando unos documentos que necesitaban la firma de Fernando. Al llegar al escritorio de Clarissa, Fer se detuvo, esperando a que aquella mujer saliera. Al hacerlo Lorena, se quedó paral
Fernando y Clarissa, descendieron del auto corriendo, debido a una fuerte lluvia, que se desencadenó en el trayecto al departamento de él. Subieron al cuarto nivel por el elevador, hasta llegar a la puerta de entrada de su piso. El joven la invitó a pasar. En cuanto ella ingresó, observó el muro construido de vidrio block, que dividía la sala de la entrada. De inmediato la dirigió hacia el interior. Volteó curiosa a ver el lugar, observó la hermosa y amplia sala en color negro, tenía colgado un cuadro de seis piezas con un tablero de dominó. Detectó lo bien que olía el lugar, pero no se atrevió a moverse de donde la dejó. Parte de ella se sentía paralizada al estar dentro de su piso a solas con él. Fernando se encaminó a asearse y cambiarse, su tono de voz salió algo rígido, por lo que ella prefirió no moverse, se quedó detrás de uno de sus sillones. Mientras tant
Fernando no pudo evitar cuadrar sus hombros al observar la postura de su padre, retándolo. Ponce no dejó de percibir que su hijo era más alto con 1. 86 de altura, además de tener un cuerpo atlético, aunque no era un hombre descuidado, los años no pasaban en vano por él, sabía que si lo enfrentaba finalizaría todo, entonces se alejó de ellos, tomo algunos objetos y los lanzo al piso. Fernando no se movió de donde estaba, intentando proteger a Clarissa del desastre que ocasionaba su padre, presionó su puño, sintiéndose muy molesto. —Algún día me darás la razón —espetó y se retiró. —Cuando ambos estemos más tranquilos, te buscaré. —No deseo hablar jamás contigo, ¿entiendes? —Fernando gruñó. Clarissa, escuchó a lo lejos al licenciado Ponce, parlotear, hasta que desapareció del sitio. Fernando se movió un poco del lugar, miró a la joven quien aparentab
Al llegar a su habitación, después de salir de la ducha, observó que le dejó un pijama sobre su cama, sabía que no le quedaría de otra más que ponérsela. No escuchó ningún ruido, por lo que en cuanto se cambió, se recostó sobre una orilla de la cama, con la sensación de tener el cuerpo tan cansado. Tomó sus rodillas y las flexionó para abrazar sus piernas, se hizo un ovillo. Cerró los ojos, ya que una sensación desagradable la invadió, al estar con la incertidumbre. Eso le hacía sentir atemorizada. Tiempo después al notar que la joven no salía de la habitación y tampoco percibir ruido alguno, Fernando se acercó tocó despacio y suave, al no escuchar respuesta abrió la puerta, se dirigió a ella. —Clarissa, Clarissa amor, despierta. Ven a tomar algo caliente; no quiero que vayas a enfermar— Se sentó junto a ella, observándola con profunda admiración. La chica abrió los párpados, de golpe, su corazón latió con fuerza.<
Después de disfrutar los mimos de Fer, Clarissa se sintió preparada para intentar conocer algunas cosas que no encajaban en la vida de Fernando, aprovechando el momento de intimidad que se había generado entre ellos. —Tengo algo que preguntarte— rompió el silencio. Fernando giró su rostro para escucharla. — ¿Qué deseas cuestionarme? —elevó una ceja, intrigado. — ¿Por qué… te cae tan mal Alicia? —indagó. —No deseo hablar de eso —Fernando respondió evasivo. — Te he contado el peor momento de mi vida, he compartido contigo algo importante para mí. Me parece que merezco que confíes en mí. No comprendo la relación entre ustedes— Lo miró con interés. Fernando elevó su rostro, presionó sus ojos unos segundos, hizo una mueca de desagrado, pero aun así comenzó a hablar: —Hace mucho que la conozco no es al
“Si tuviera que volver a comenzar, mi vida. Intentaría encontrarte mucho antes”. El Principito. Después de terminar de desayunar y arreglarse partieron de la morada de su tío, sin embargo Hugo, ya no se encontraba. Solo estaba Luz, tejiendo unas cosas para las niñas de la casa hogar. La emoción que sintió al ver a Clarissa en compañía de Fernando, la hizo sonreír, supo de inmediato que por fin se estaban dando una oportunidad. —Parece que me perdí de algo— Lucy ladeó sus labios. Fernand
Houston, Texas. Ella se encontraba bebiendo una copa, desde la amplia terraza de su habitación, sobre uno de sus confortables y lujosos sillones estilo modular de exterior, tejidos en mimbre. El piso de madera resplandecía, además de que las jardineras daban una cálida vista con el verde de las plantas. Desde la altura de su lujoso apartamento, se encontraba afligida, observando la panorámica que le ofrecía la ciudad, debido a la oscuridad de la noche y las luces de los edificios contiguos. Luego de limpiar algunas lágrimas, tomó su móvil para llamar a su hermano. Giró su rostro para constatar que no corría peligro de ser sorprendida, entonces buscó en sus contactos y esperó a que le respondiera. Hugo: Buenas noches ¿Quién habla? Perla: Soy yo. Cambié mi número telefónico, deseaba que lo tuvieras.