43. Liberada

Al llegar a su habitación, después de salir de la ducha, observó que le dejó un pijama sobre su cama, sabía que no le quedaría de otra más que ponérsela. No escuchó ningún ruido, por lo que en cuanto se cambió, se recostó sobre una orilla de la cama, con la sensación de tener el cuerpo tan cansado. Tomó sus rodillas y las flexionó para abrazar sus piernas, se hizo un ovillo. Cerró los ojos, ya que una sensación desagradable la invadió, al estar con la incertidumbre. Eso le hacía sentir atemorizada.

Tiempo después al notar que la joven no salía de la habitación y tampoco percibir ruido alguno, Fernando se acercó tocó despacio y suave, al no escuchar respuesta abrió la puerta, se dirigió a ella.

—Clarissa, Clarissa amor, despierta. Ven a tomar algo caliente; no quiero que vayas a enfermar— Se sentó junto a ella, observándola con profunda admiración.

La chica abrió los párpados, de golpe, su corazón latió con fuerza.<

Xinova Escritora

Esperemos que las cosas sean mejores a partir de este momento, porque en verdad Clarissa lo merece, cada persona lucha de manera distinta para vencer las adversidades y resurgir con mayor fuerza. Saludos con cariño

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