Laura permaneció serena, sin dejar de observarla; cuando vio que no podía respirar por el llanto sirvió agua, dejándolo a su alcance, la joven, tomó el vaso de inmediato y bebió un poco para deshacer los nudos y el ardor que percibió en la garganta.
Ella le narró, que la desnudó y comenzó a acariciar su cuerpo de una manera asquerosa… sintió tanta aversión al revivir el instante, que corrió a buscar el sanitario, ya que necesitaba vomitar.
Luego de un momento así, Laura se acercó para corroborar que estuviera bien.
— ¡Clarissa! ...
Después de unos minutos, respondió.
—Estoy bien. —La joven, esperó calmarse un poco.
Salió del sanitario, volvió a acomodarse en el sillón que estaba; continuó narrando... ¡Cómo le suplicó que la soltara!!, le hizo saber que la lastimaba, quiso hacerlo entrar en razón al recordarle que est
Este es un capítulo muy complicado de escribir, para muchas personas que han sido víctimas de abuso sexual, no es sencillo poder hablarlo, algunas jamás lo hacen, otras tardan años, para poder expresarlo. Nadie puede juzgar el silencio por el que pasan, se requiere de mucho valor y de acompañamiento psicológico para quienes han sido víctimas de un acto repudiado. Además de saber que no están solas.
Días después. Era sábado cuando Fernando se levantó muy temprano, salió a correr necesitaba despejar su mente, durante las noches anteriores, la escuchó llorar. Se tuvo que contener para no entrar a su habitación y estrecharla entre sus brazos, pero por la manera en la que huyó de él, días atrás lo hizo dudar en acercarse y contenerse, ya que nunca nadie había reaccionado asíse sentía tan desconcertado, que prefirió ir con calma con aquella joven y darle su tiempo. Dio un par de vueltas por el jardín cuando escuchó música «Claro de luna by Beethoven», no pudo evitar sentir una gran emoción. «Sabía que era ella». Se asomó con discreción al viejo salón donde solía danzar, para que no notara su presencia, bailaba con tanta pasión, con cierta tristeza, pero a él no le importaba la forma en la que lo hacía, lo hechizaba, sentía que su corazón daba varios saltos de la emoción de verla. De p
“El amor simplemente llega, nadie sabe de dónde, y tampoco puede ser explicado”. Mark Twain *** Tres semanas después. Luego de lo sucedido aquel día en el que Clarissa, había hecho la más grande de sus catarsis, comenzó a acudir a terapia dos veces por semana, con Laura yuna más, de manera grupal, con mujeres víctimas de violencia. Al tratar a chicas que habían pasado por casos similares comoella, empezó a darse cuenta que no fue su culpa quitándose ese gran peso además, de
Días después. Hugo se encontraba llegando a su casa a comer con Lucy, abrió el portón para guardar su auto, en ese momento un joven se acercó a él. —Hace tantos años que no lo veo y usted sigue igualito —esbozó una sonrisa. Hugo frunció el ceño, intentando recordarlo. —Por su cara, veo que no me recuerda. —Ladeó los labios, divertido. —La verdad, no —Hugo respondió con sinceridad, algo avergonzado. —Soy Memo, padre, el mejor amigo de Fernando, estuve por aquí mucho tiempo visitándolo cuando vivió con usted. Hugo abrió la boca, sorprendido al recordarlo. —Pero que milagro, como te iba a reconocer si eras un mocoso, cuando te deje de ver y ahora con esa barba y ese bigote, pareces otro. —Hugo estrechó su mano, para después darle un cálido abrazo. —Vine por unos días a la
Dos días después. Luego de la insistencia de Hugo, Clarissa aceptó acompañarlo, a aquella reunión en la casa de Memo, después de llegar de trabajar en compañía de Fer, la chica, se retiró a descansar un poco para luego arreglarse e irse con el amigo de su tío, sin imaginar que también era de Fernando. El joven sin poder evitarlo, suspiró discreto al observarla retirarse, pero no dijo nada, después de comer se quedó un rato charlando con Lucy y con Hugo, de manera amena, mientras tomaban café con galletas. Luego de pasar un buen rato los tres, se despidió para irse a duchar y arreglarse para salir a la reunión de su amigo. Hugo sonrió divertido, cuando lo escucho despedirse, al comentarle que llegaría de madrugada, debido a que tenía una reunión con un amigo. —Lo más seguro es que los vea hasta el desayuno, que tengan buena tarde —Fernando se despidió. <
Fernando sin poder evitarlo fijo su mirada en Clarissa, quien inclinó su rostro para evitarlo. —Tomen asiento, por favor. —Memo se acercó a sus invitados. Entonces los recién llegados tomaron asiento, quedando cerca de la familia de Memo, mientras Fernando volvió con Brisa, pero ya no pudo ser el mismo, mientras observaba como sus amigos comenzaban a charlar con la familia del anfitrión. Poco a poco comenzaron a bromear Lucy, interactuó con ellos, haciendo que rieran con sus bromas, además que Hugo también sociabilizaba de manera amena, en ese instante uno de los primos se acercó a Clarissa, para conversar con ella; acaparándola por completo. Fernando desde donde se encontraba con Brisa, observó atento como aquel joven, intentaba conquistarla, presionó su puño con molestia. La joven, frunció el ceño al darse cuenta del intempestivo cambio de actitud que tuvo, giró su rostro hacia
Hugo le dirigió un breve codazo al darse cuenta que no reaccionaba, ya que Clarissa ya había llegado hasta ahí, por lo que Fernando, sacudió su cabeza para despertar de aquel estado de letargo. —Te ves hermosa… Clarissa—, logró decir, tratando de acomodar sus ideas. La joven, sonrío un poco apenada, inclinó su rostro, además que tenía sus manos sudorosas ante los nervios. —Estás preciosa, hija. La joven escuchó decir a su tío. —Hay Clarissa hasta pareces una de esas modelos de la tele. —Lucy se acercó hablando—: tu acompañante deberá estar muy pendiente de que no se te acerquen los zopilotes— frunció el ceño, divertida al observar el cambio de semblante de él. —Cuidaré de ella bien— sonrió ante su broma. Después de agradecer su cumplido se despidieron de Hugo y Lucy —¡Diviértanse mucho! —exclamó
La jovenjaló de su brazo para soltarse, cuando se dirigió hacia la puerta y poder salir; Alicia, la volvió a sujetar, esta vez del cabello, tiró de ella con fuerza, haciendo que su peinado se deshiciera un poco. —No entiendes, ‘él es mío’, tuve que casarme con el anciano de su padre, para poder estar cerca, para sentir su presencia, y se fue de la casa, cuando llegué a vivir ahí —la mujer expuso, con resentimiento. Clarissa, se sorprendió tanto, con lo que escuchó, pero a la vez sintió repugnancia hacia ella, como pudo se soltó de su agarre. —Ese no es mi asunto, arréglalo con ellos. Quién sabe si a Fernando le gustaría salir con… su nueva madrastra —lo recalcó con gran ironía, en cada una de sus palabras, entonces se encaminó hacia la puerta. —No te quiero cerca de él, o te vas a arrepentir —Alicia la amenazó, tomándola por el cabello, dando un jalón para lueg
Poco a poco transcurrió un año desde que Clarissa comenzó a trabajar para Ponce y Asociados. Las cosas marchaban por buen rumbo, se sentía mucho mejor. Seguía con las terapias, y también dando clases en la casa hogar, en donde en tres semanas sería el aniversario de los veinte años de fundación y celebrarían con una gran fiesta. Por su parte sus alumnas tendrían su primera presentación, estaba tan emocionada de que lo hicieran, lo único que le preocupaba era que no tenía mucho presupuesto para sus vestuarios. **** Después de que le entregaron su apartamento a Fernando se mudó, aunque ya no lo veía tan seguido como cuando estuvo viviendo por ahí, los visitaba con frecuencia, además, que continuaban saliendo juntos. El joven asistía a cenar por lo regular todas las noches. Un día atrás Fernando, no pudo retirarse con Clarissa, como solían hacerlo. Debido a una reunión extraordinaria que se presentó, al tener un fuerte problema en e