A la mañana siguiente.
Fernando, se levantó para salir a correr, necesitaba tanto despejar su mente. Justo cuando estaba comenzando a trotar, escuchó que empezó a sonar «Caer, by Trágico ballet», en el salón donde daban pláticas, la curiosidad le llamó. Sabía que era muy raro que ocuparan ese lugar tan temprano y menos que escucharan música de ese género.
Se acercó discretamente, entonces lo que sus ojos vieron, lo dejaron si palabras, sacudió su rostro ya que ‘no podía creer lo que sus ojos veían’, se quedó paralizado al verla ahí moviéndose de la forma en la que lo hacía. Sus pupilas se dilataron, ya que se meneaba con fuerza y a la vez con cierto dolor por todo el lugar, se recostaba en el suelo, tocaba con sus manos su pecho, se ponía de pie para dar grandes saltos, algunos giros, arqueando su espalda de manera delicada, pero al final el piso se hizo dueño de sus movimientos, tal como de
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Tengo ganas de tres cosas: Verte, abrazarte y besarte. Anónimo Luego de informar sobre su salida a Hugo, ambos se dirigieron a su habitación para prepararse y salir. Clarissa, se colocó un pantalón de mezclilla desgastado en azul claro, además de una blusa a los hombros estampado con flores rosas, se calzó sus converse en color negro. Aplicó protector solar, maquilló su rostro con un poco de polvo, rizo sus pestañas y agregó rímel además de gloss en tono lila, dejó su rubia cabellera suelta, tomó su bolso y sus gafas de sol. Fernando salió con un pantalón oscuro desgastado, con una camisa casual three color (azul marino, negro y blanco), manga corta con cuello, un par de botas en tono miel, agregó su loción favorita, protector solar y se arregló el cabello con un poco de gel, tomó las llaves de su auto, su billetera y sus gafas de sol. Cinco minuto
Corregidora, Querétaro. Hugo finalizó de terminar el sermón que domingo a domingo daba a sus feligreses, en la iglesia en la que él era el párroco. Sonreía satisfecho de haber podido traspasar con sus palabras los corazones de los asistentes, ya que observó como algunas personas se limpiaban las lágrimas, además, que unos jóvenes se acercaron a él para pedir consejo. Luego de finalizar su hermosa labor y retirarse su sotana, salió hacia el lugar donde dejó estacionado su auto para regresar a su hogar a almorzar, miró con impaciencia su reloj, sintiendo como su estómago se retorcía de lo hambriento que se encontraba. Justo abría la puerta, cuando la voz de un hombre lo hizo girar en su eje, para indagar de quien se trataba. —Espero no llegar tarde —Carlos Ponce externó con seriedad. Hugo inhaló con tranquilidad, intuyó cuál era el motivo por el que lo estaba visitando
A la mañana siguiente Después de pasar un domingo sensacional Fernando, con una gran sonrisa y evidente vitalidad, se ofreció a llevar a Clarissa,a la oficina. En el camino charlaron de tonterías y rieron mucho. Estaban terminando de armar los documentos, que quedaron pendientes para la junta, justo cuando entró el licenciado Carlos Ponce con evidente molestia, azotando la puerta al entrar. —Déjame a solas con mi hijo, Clarissa. La joven no respondió nada, presionó sus labios, entonces, tomó algunos documentos y salió de inmediato, algo asustada por su tono de voz. Fue inevitable que la discusión entre Fernando y Carlos Ponce, se comenzara a escuchar. — ¿Quién carajos te crees para salirte de la casa de esa forma? Me dejaste con la palabra en la boca, imbécil —vociferó iracundo, el padre de Fernando. Clarissa, prefirió moverse al lugar de
Pinal de Amoles, Querétaro, México. Fernando regresó de correr a través de los hermosos bosques de la sierra, en compañía de Memo bañados en sudor, se dirigieron a la cabaña dondeFer se acostumbraba alojar, para ducharse y después irían a desayunar hacia uno de los restaurantes de su amigo. En cuanto llegaron ambos salieron a una de las terrazas del sitio, para poder charlar con tranquilidad, ya que Memo, llevaba observando a Fernando distinto a como solía ser. Luego de que les entregaron los platos de huevos rancheros, acompañados de frijoles, lessirvieron el jugo de naranja comenzaron a comer, entonces, Memo se decidió a indagar. —Desde que llegaste hace ya dos días que te noto extraño ¿Quieres contarme que te ocurre? Fernando bebió un sorbo de jugo, frunció el ceño recordando lo sucedido con su padre. —Llev
Horas más tarde. El llanto de la joven lo hizo dormir con un vuelco en su corazón. Entonces, era Fernando, quien hipó inconsolable, encerrado en la habitación del piso de Sevilla, donde había vivido algunos años. Se puso de pie para salir, observando hacia la sala y el comedor, sin encontrar a quien buscaba, se dirigió al estudio donde muchas noches la miró trabajar en sus planos, pero tampoco la hallaba, regresó a su cuarto, abrió el closet viendo que no estaban sus pertenencias. « ¿Por qué te fuiste», se preguntó sintiendo como se deslizó por su, mejilla una lágrima solitaria. — ¡Montse! —externó lleno de tristeza, a continuación abrió los ojos, sentándose de golpe sobre la cama respirando agitado. Observó su móvil, desde la mesa de noche que tenía. Las 5:30 am. Como casi todos los días, despertaba a la misma hora. Se puso de pie, se cambió para salir a trotar, deseando quitarse
Laura permaneció serena, sin dejar de observarla; cuando vio que no podía respirar por el llanto sirvió agua, dejándolo a su alcance, la joven, tomó el vaso de inmediato y bebió un poco para deshacer los nudos y el ardor que percibió en la garganta. Ella le narró, que la desnudó y comenzó a acariciar su cuerpo de una manera asquerosa… sintió tanta aversión al revivir el instante, que corrió abuscar el sanitario, ya que necesitaba vomitar. Luego de un momento así, Laura se acercó para corroborar que estuviera bien. — ¡Clarissa! ... Después de unos minutos, respondió. —Estoy bien. —La joven, esperó calmarse un poco. Salió del sanitario, volvió a acomodarse en el sillón que estaba; continuó narrando... ¡Cómo le suplicó que la soltara!!, le hizo saber que lalastimaba, quiso hacerlo entrar en razón al recordarle que est
Días después. Era sábado cuando Fernando se levantó muy temprano, salió a correr necesitaba despejar su mente, durante las noches anteriores, la escuchó llorar. Se tuvo que contener para no entrar a su habitación y estrecharla entre sus brazos, pero por la manera en la que huyó de él, días atrás lo hizo dudar en acercarse y contenerse, ya que nunca nadie había reaccionado asíse sentía tan desconcertado, que prefirió ir con calma con aquella joven y darle su tiempo. Dio un par de vueltas por el jardín cuando escuchó música «Claro de luna by Beethoven», no pudo evitar sentir una gran emoción. «Sabía que era ella». Se asomó con discreción al viejo salón donde solía danzar, para que no notara su presencia, bailaba con tanta pasión, con cierta tristeza, pero a él no le importaba la forma en la que lo hacía, lo hechizaba, sentía que su corazón daba varios saltos de la emoción de verla. De p
“El amor simplemente llega, nadie sabe de dónde, y tampoco puede ser explicado”. Mark Twain *** Tres semanas después. Luego de lo sucedido aquel día en el que Clarissa, había hecho la más grande de sus catarsis, comenzó a acudir a terapia dos veces por semana, con Laura yuna más, de manera grupal, con mujeres víctimas de violencia. Al tratar a chicas que habían pasado por casos similares comoella, empezó a darse cuenta que no fue su culpa quitándose ese gran peso además, de