Capítulo 4.

Alexandre.

Al escuchar que una dulce voz me saludó, volteé a ver inmediatamente. En ese momento juro que mi corazón dejó de latir cuando observé a la preciosa mujer que tenía a mi lado.

Su cabello castaño llegaba hasta sus hombros, su cuello era esbelto y delgado, sus labios gruesos y una sonrisa de lado, una figura espectacular y una expresión divina. Sin embargo, lo que más me llamó la atención fueron sus ojos: prominentes y pestañas alargadas.

Tragué saliva, evidentemente nervioso, pero me atreví a responderle:

—Buenas noches, señorita —le sonreí levemente y sonrió aún más. Dios mío, qué hermosa sonrisa. No puedo dejar de mirarte.

—La noche es hermosa y está llena de estrellas —comentó y me fijé en lo que había a nuestro alrededor: el cielo estaba lleno de estrellas curiosamente y había una linda medialuna. Al estar en la terraza del hotel, teníamos la vista de todo Nueva York y sin duda alguna era magnífica.

—Tiene razón, es una noche muy bonita —quería preguntarle su nombre, pero los nervios me ganaron. Supongo que así se siente que te guste alguien.

—A pesar que no me gusten tanto las ciudades ruidosas y concurridas, Nueva York es la excepción —dijo y me atreví a observar su delicado cuerpo una vez más. Además de tener un atractivo físico, su voz era como una suave melodía.

— ¿Ya ha venido a Nueva York en ocasiones anteriores? —cuestioné enarcando una ceja, tomando un poco de valentía hice que mi rostro estuviese en su dirección. Verla era un verdadero deleite para mi alma.

—Ésta es la séptima vez que vengo —Rió—Pero todo ha sido por mi trabajo, en realidad no es que me encante el turismo. Digamos que soy una mujer sencilla, de buenos sentimientos y que ama estar en casa.

— ¿A qué se dedica? Lo pregunto porque al parecer viaja regularmente.

—Honestamente paso la mayor parte del tiempo fuera de casa...Y respondiendo a su pregunta, soy Técnica Superior en Asesoría de imagen personal y corporativa. Es un trabajo que ocupa mi vida al cien por ciento —explicó.

—Entonces debe haber trabajado en varios diferentes lugares ya, y eso explica sus viajes —sin pensarlo, la conversación seguía fluyendo.

—Por supuesto, aunque entre todas las opciones de trabajo que se me presentan...Tengo dos favoritas —enumeró con sus dedos. Su personalidad me resulta muy atractiva.

— ¿Me contaría cuáles son? —muy bien, la conversación ha comenzado a tornarse interesante. Parece que ella es una mujer sencilla y honesta y su tono de voz es tan delicado y bonito que empiezo a desear sumergirme en su mundo.

—Me fascina organizar bodas y trabajar como asistente corporativo o personal —sus ojos tuvieron un brillo especial en ese momento— Es que las bodas son maravillosas, sin embargo, mi parte favorita es cuando los novios dan el sí.

—Entonces... ¿Eres una persona romántica o nada más te encanta ver a los demás serlo? —Al contrario, me atrevo a decir que soy un hombre que no cree mucho en el amor. O seguirá pensando aquello hasta que conozca a una mujer que se robe mi corazón.

—No he tenido oportunidad de comprobar aquello...No es que no he tenido parejas en el pasado, pero, no he amado fuertemente. El amor es un sentimiento al que muchos aspiran llegar, pero, creo que lo más deseado es la compañía honesta.

—Qué te diré yo que no he tenido suerte en el amor...Solo puedo hacer suposiciones al respecto —reí.

— ¿Así? ¿Por qué lo dices? —Inquirió.

—Ser uno de los magnates más grandes de la ciudad, las mujeres están detrás mío por la fortuna que poseo. No he tenido la oportunidad de tener un amor desinteresado.

— Con qué eres un magnate, ¿eh? —me molestó, causando que ambos riéramos fuertemente — ¿A qué te dedicas?

—En realidad soy el dueño de este hotel —intenté no sonar arrogante porque a pesar que he trabajado arduamente en este lugar por años, sigue siendo de mis padres.

— ¡Oh, debes ser el hijo mayor de los dueños del hotel! —respondió y asentí levemente.

—Exactamente —le di la razón— Soy Alexandre Clarck, encantado de conocerte. Aunque, creo que quizás puedo ser el amor de tu vida.

—Además de ser uno de los mayores magnates de Nueva York tienes un nombre muy lindo y atractivo, aunque seguramente ya lo sabes —murmuró y sus mejillas se sonrojaron de pronto—Y sí, supongo que quizás puedes ser el amor de mi vida.

—Vaya cumplido señorita, supongo que debo darle un agradecimiento.

—Qué va, sin embargo, comprendo que se sienta agobiado por las mujeres que buscan su fortuna ¿Y cómo es que aún no ha contraído matrimonio con ninguna? ¿Es porque nada más se interesan en su dinero?

—Tú misma lo has dicho: es solo porque se interesan en mi dinero —solté un suspiro y ella imitó mi acción.

—Lamento que tenga que pasar por ello todos los días, debe ser bastante tedioso —esbozó una mueca y puso su mano sobre uno de mis hombres, mi corazón se aceleró gracias a esa acción.

—Intento mantenerme positivo cada día pensando que conoceré a alguien que se interese por mí y no solo por lo que tengo —asintió.

—Entonces ¿Ha estado en relaciones amorosas al menos?

—Por supuesto que sí, no obstante, todas han terminado fracasando por lo mismo con exactitud —mentí y ni siquiera sé por qué demonios lo hice. En mi interior, sabía perfectamente que estaba comprometido con Daphne desde hace demasiados años y que jamás tuve la oportunidad de salir con alguien más por culpa de aquello. Me sentí un poco culpable al mentirle a la bonita mujer que tenía enfrente en este mismo instante, pero, había conquistado mi atención y cautivado todos mis sentidos con su exquisito caminar y dulce voz.

Tampoco es como si esta mentira fuese a llegar muy lejos.

—Lo lamento, nuevamente...Sin embargo, debes verle el lado bueno porque así no pasas por todos esos calvarios que causan las relaciones formales y las que no lo son también.

—Por como habla de las relaciones amorosas, creo que ya ha pasado por ese enorme calvario varias veces.

—No se equivoca en lo absoluto —me guiñó el ojo.

—¿Tan malas han sido sus experiencias o al menos le han dejado algo de bueno?

—Honestamente, han sido terribles —su expresión cambió a una molesta— Un primer novio en la preparatoria, otro al que le entregué mi virginidad y que resultó ser un completo imbécil posesivo —Rió— ¡Ah sí, casi me olvido del más importante! Un estúpido que empezó a salir conmigo solo porque quería que le organizara la mejor boda a su hermana sin que me pagaran un solo centavo...Definitivamente, ni siquiera me agrada recordarlo.

—La entiendo perfectamente...Al parecer usted ha pasado peores cosas que yo.

—Siendo sincera, no creo que yo haya tenido que pasar cosas mucho más difíciles que usted...Sé que no es nada fácil ser el heredero de una cadena de hoteles tan grande, el hijo de un millonario y estar todo el tiempo bajo la mira de la prensa.

Vaya, ha adivinado como ha sido mi vida hasta el momento.

—No olvide que, por si fuera poco, tengo que aguantar a miles de mujeres abriéndose el escote para que las lleve a cenar —bromeé.

—¿Abriéndose el escote para que las lleves a cenar? —cuestionó sorprendida, por lo que asentí como respuesta— ¡Eso es no tener ni un poco de dignidad!

—Ni qué lo digas, solo de recordar me causa nauseas.

—Apuesto mi vida entera a que las mujeres que te pretenden son aquellas que adoran ir de compras y llenarse de colágeno el rostro, pintarse las uñas siempre y llevar tacones más grandes que el tamaño de sus pies —apostó y enseguida, comencé a reír con fuerza. Esta mujer lo adivinaba todo ¿Acaso es una bruja? Probablemente solo piense racionalmente.

—Las has descrito tan bien que parece que las conocieras.

—Ay, en realidad las conozco mejor de lo que crees...Son las típicas mujeres que deseen que les organice la boda, pero, que me miran con envida. Vaya doble moral ¿Eh?

—Claro que sí.

—Sin embargo, él que tuvo mayor doble moral fue ese tonto que salió conmigo para que le organizara la boda a la hermana de forma gratuita —empezó a reír altaneramente y sonreí al verla. Qué lindo es que no le importe controlar el tono de su risa o los comentarios que hace para actuar como una "señorita".

—Estoy completamente de acuerdo contigo, siento que hayas tenido que pasar por una decepción de ese tipo.

—Ni hablar, todos tenemos que conocer a algún imbécil a lo largo de nuestra vida.

Efectivamente también ya lo he conocido, y esa persona es Daphne: quién me ha arruinado cualquier plan que podría haber tenido para el futuro con el estúpido trato entre nuestras familias.

—Prefiero que dejemos las formalidades de lado si estás de acuerdo con eso.

—Por mí no hay problema —le di una sonrisa de lado— Por cierto... ¿Puedo conocer tu nombre?

—Mi nombre es Heaven Lesath Duch, encantada de conocerte señor Alexandre Clarck —hizo una reverencia en forma de broma.

En serio, acabo de enamorarme profundamente de tus ojos y de tu cálida sonrisa.

—Vaya qué tiene nombres muy peculiares, señorita Duch...Me fascinaría conocer su significado.

—Heaven significa cielo y Lesath es una estrella en la constelación de Escorpión —explicó con un pequeño movimiento de sus manos.

—He de admitir que su significado es bastante especial también.

—Tiene razón. Creo que las cosas especiales son parte de las maravillas de este mundo.

—Sus nombres son perfectos porque fueron diseñados para una estrella tan brillante y especial como tú.

Sus mejillas se tiñeron de un fuerte rojo, demostrando que el halago le puso nerviosa.

—Pues...Muchas gracias. Señor Clarck.

—Llámeme Alexandre por favor, Heaven.

—Cómo quieras, Alexandre —pronunció mi nombre de forma tan sensual que me contuve para no abalanzarme sobre ella y comerle la boca.

—Entonces Heaven, eres tú la mujer a la que mi madre tanto admira.

—Es cierto, ella ya ha hablado conmigo antes y me ha invitado a una cena con toda su familia el miércoles por la noche. Supongo que también vas a estar allí.

—Por supuesto que sí puesto que mi madre desea hacerte una propuesta.

—Me lo dijo ya así que tengo curiosidad acerca de dichosa propuesta —colocó una de sus manos sobre su mentón y posó su vista en una linda flor.

—Sí... ¿Entonces estás aquí, en Nueva York, por asuntos de trabajo? —le pregunté y esperé a que me respondiera.

—En realidad sí, porque voy a organizar una boda —suspiró— Una lujosa y de temática floral, así que el trabajo no va a ser muy difícil que digamos porque ya me he acostumbrado a hacerlo.

—De igual forma, te deseo suerte con ello.

—Gracias Alexandre...Por cierto ¿En qué consiste tu trabajo con exactitud? —enarcó una ceja.

—Bueno, como soy el director general me encargo de la supervisión diaria del hotel y pues es mi responsabilidad que todo vaya bien.

—Interesante —me mostró una sonrisa ligera— Se supone que toda persona que quiera trabajar en un hotel debe hablar por lo menos tres idiomas ¿O me equivoco?

—Para nada...Personalmente yo hablo seis idiomas: inglés, chino, español, portugués, francés e italiano.

—Insisto, además de ser uno de los magnates más grandes de la cuidad y de tener un lindo nombre, sabes hablar seis idiomas ¿Hay algo que no sepas hacer bien, Alexandre Clarck? —Rió.

Sí, acercarme a ti mientras te miento sobre mi situación sentimental actual.

—No exageres Heaven —le resté importancia pues me sentí avergonzado al escucharla dándome un halago.

—Lo digo en serio, yo apenas puedo hablar cuatro —vaya y lo dijo como si fueran pocos— inglés, japonés, ruso y árabe.

—Aparte de ser una excelente trabajadora, eres muy inteligente.

—Gracias Alexandre —sacó algo de su pequeño bolso de mano, que resultó ser su teléfono celular— Al parecer ya son casi las diez de la noche, por lo que creo que será mejor que me vaya a descansar.

Antes de darle una respuesta, me centré en observar todo lo que se encontraba a nuestro alrededor: un hermoso cielo con cientos de estrellas, la preciosa vista que la terraza nos daba de toda la ciudad, verdes plantas adornando las paredes de la terraza y frente a mí, estaba la mujer más hermosa que he tenido el placer de conocer en toda mi vida.

—Ha sido un gusto conocerte de forma tan casual —rió y puso una tarjeta en mi mano, agaché la mirada y me di cuenta que se trataba de una tarjeta que tenía escrito su nombre y contacto— Me has caído bastante bien, por lo que espero que podamos salir a tomar algo uno de estos días y seguir riéndonos de todas nuestras desgracias.

—Me encantaría que tomáramos un café mientras sigues en la ciudad.

—Por supuesto que sí, será un placer. Como sea, te dejo mi número para que me envíes un mensaje cuando tengas un poco de tiempo libre.

—Está bien, gracias por eso Heaven —di una palmadita en su hombro— ¿Cuándo empiezas a trabajar?

—De hecho, comienzo mañana mismo así que supongo que estaré ocupada la mayor parte del tiempo o no lo sé, depende de lo difícil que sea la organización de esta boda en especial —una mueca apareció en su rostro— Por eso es que me iré a dormir temprano, también tuve un viaje largo.

—¿De dónde eres?

—Londres y vivo allí también con mi familia, aunque pase la mayoría del tiempo fuera —soltó una risita— Espero que descanses hoy Alexandre y que pronto encuentres a la mujer de tu vida, una a la que no le importe lo que tienes.

Créeme Heaven que ya la he encontrado, y estuve seguro de ello en el mismo instante en que te vi.

—Te agradezco por los buenos deseos y lo mismo para ti, Heaven —nuestras miradas se conectaron, definitivamente al ver a sus ojos castaños y llenos de luz podrías ver el cielo. Su nombre tiene mucho sentido después de todo.

—Te veo el viernes en la cena a la que he sido invitada por tu madre —plantó un beso en mi mejilla y por un segundo imaginé que habría sido de mí si hubiese sido un beso en los labios— Ya hablaremos un poco más allí.

—No lo creo realmente porque mi madre va a llenarte de preguntas y propuestas seguramente.

—Ya veremos —suspiró—Bien, me iré antes que se haga más tarde.

—Heaven...—capturé su atención de nuevo en cuanto ella estaba a punto de irse—¿Crees en el amor a primera vista?

—Antes no creía en ello, pero, comencé a creer desde que te conocí —confesó con las mejillas sonrojadas.

Satisfecho por la respuesta que acababa de recibir, le dije:

—Gracias por decírmelo con honestidad...

—También tendré una pregunta para ti la próxima vez...

—Está bien, adiós Heaven.

—Adiós Alexandre —me sonrió por una última vez antes de entrar al hotel. Mientras caminaba me fijé descaradamente en sus prominentes curvas y elegante caminar. Tenía unas piernas preciosas que te incitaban a caer en la tentación, sin embargo, ella parecía ser mucho más que una cara bonita. Podía ser como cualquier otra mujer atractiva mientras la veías de lejos, pero, cuando te acercas y entablas una conversación con ella te das cuenta que no es así en lo absoluto.

Querida Heaven Duch, invítame a pecar contigo y déjame adentrarme en tu mundo con paciencia y carisma. Permíteme conocerte con mayor profundidad y permíteme estar todavía más seguros obre este sentimiento tan extraño que has causado en mí en tan solo unos instantes.

Abandoné la terraza sin dejar de pensar en la mujer que acababa de conocer hace más de una hora y me pregunté que la hacía tan única ¿Será su elegancia al caminar? ¿Su melodiosa y dulce voz? ¿Su atractivo físico? ¿Será su forma de reír?

Antes de verte me sentía completamente apagado y ahora he vuelto a sentirme vivo. En el momento que viniste a mí las luces que comenzaban a morirse dentro de mí, de repente llenaron de calidez a mi corazón.

He estado esperando a alguien como tú, rechazo todo lo que no seas tú. Ya no rechazaré esto y aquello porque he estado esperando mi destino; tú.

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