Capítulo 3.

Heaven

Mi vuelo desde Londres a Nueva York duró alrededor de siete horas y media, lo que me dio tiempo de leer un buen libro y pensar en varias ideas para la boda que iba a organizar durante los próximos meses. Las temáticas florales eran bastante comunes en las bodas por lo que ya tenía experiencia previa, pero sí me preocupaba que la voz de la novia fuera tan sutil y baja porque normalmente, cuando las novias son así se arrepienten antes de dar el sí. Luego de salir del aeropuerto en un taxi que me llevaría hasta el lugar donde iba a hospedarme, llegué al famoso Hotel Clarck y quedé sorprendida con lo lujoso que lucía a simple vista: tenía más de cuarenta pisos seguramente, moderno, luminoso y qué decir de la agradable ciudad que era muy bulliciosa, turística, urbana, ruidosa y demasiado encantadora.

Reí en voz baja para entrar al hotel y observar cada uno de los detalles del interior, sonreí enormemente viendo que el reloj marcaba las tres menos cuarto antes de saludar a la recepcionista.

—Buenas tardes señorita, mi nombre es Heaven Duch y tengo una reservación para una de las habitaciones.

—¿Heaven Duch? —preguntó incrédula. Me fijé en sus linda piel morena y cabello ondulado que adornaba sus perfectos rasgos.

—Sí, la misma.

—Señorita Duch usted va a hospedarse en una de nuestras mejores suites —anunció causando eleve las cejas y tenga una reacción tardía.

¿Hospedarme en una suite?

—Parece que hay un error, yo había reservado una habitación simple más no una suite —le expliqué.

—Sí, lo que sucede es que la dueña del hotel me ha pedido que le dé esa habitación por el mismo costo de la simple...

—Bueno, el precio de una suite y una habitación simple es muy diferente...Aún más en un hotel de renombre y en Nueva York —me pareció estúpido lo que estaba escuchando.

—Por supuesto, pero la señora lo ha pedido...

—¿Tal vez podría hablar con ella personalmente? —afilé mi mirada, si algo no me gustaba era que las personas hagan algo que no he pedido. Me molestaba enormemente—Sé que no tienes nada que ver con las decisiones que toman tus jefes, sin embargo, en serio necesito que me ayudes a hablar con ella.

—Es posible, así puede esperarla en la habitación y yo me comunicaré con ella de inmediato si le parece ¿Está de acuerdo, señorita Duch?

—Si no me queda más, aceptaré encontrarme con ella en la habitación. Sin embargo, que sea lo más pronto que se pueda así puedo permanecer en la habitación que reservé en un principio.

—No sé cuánto pueda tardar la señora Clarck porque es la jefa de recepción y como entenderá está muy ocupada. Espero que la atienda lo más pronto posible.

—Créame que no la molestaría si no fuese ella quien ordenó que me dieran otra habitación directamente —susurré, un poco molesta— En todo caso prefiero esperar en la dichosa suite hasta que me den mi habitación correspondiente.

—Entonces, le ayudarán con su equipaje —asentí. Subí al ascensor acompañada del botones, yo suspiraba sin más y en el piso veinte, una mujer sonrió y el señor se apresuró a saludarla— Buenas tardes.

—Buenas tardes ¿Es su primera vez hospedándose en el hotel? — ella me preguntó. Su cabello era ondulado, largo, brilloso y castaño oscuro. Sus ojos prominentes y una sonrisa pequeña. Llevaba un hermoso abrigo terracota de pana y un vestido blanco debajo. Su aspecto era bastante delicado, elegante y prolijo.

—Evidentemente lo es, acabo de llegar de Londres.

—Supongo que viene a darse unas vacaciones entonces.

—Al contrario, es un viaje de trabajo —espeté—Desearía estar de vacaciones.

—¿A qué se dedica? —me sonrió curiosa.

—Soy Técnica Superior en Asesoría de imagen personal y corporativa, así que vine a trabajar a esta ciudad.

Tragó saliva y abrió los ojos de par en par.

—Solo hay alguien que se dedica a ello hospedándose en este hotel dentro de estos días... ¿Heaven Duch? —reí bajo al darme cuenta la razón de su nerviosismo, probablemente conocía mi trabajo.

—Un placer —reí—Soy Heaven.

—Permítame felicitarla por el maravilloso trabajo que realiza, todo el mundo en esta ciudad la conoce por todas las bodas y proyectos que ha llevado a cabo a la perfección.

—Gracias por el cumplido ¿Cuál es su nombre?

—Paige Clarck —elevé los párpados con sorpresa.

—¿Acaso es pariente de los dueños de este hotel?

—Su hija menor en realidad, pero trabajo aquí como directora de alimentos y bebidas. Por lo que, si puedo ayudarla en algo, no dude en pedírmelo.

—En ese caso, ya que usted trabaja en el hotel, creo que puede ayudarme a solucionar un pequeño problema que tengo con mi habitación.

—Claro que sí ¿Qué puedo hacer para ayudarla?

—Yo había hecho una reservación de una habitación simple, sin embargo, me comentaron que la dueña del hotel ha dicho que me asignen una de las mejores suites por el mismo precio...No estoy de acuerdo con eso como se imaginará —en ese mismo momento, llegamos a nuestro piso y bajamos del ascensor.

—Bueno, sé que mi madre hizo aquello porque desea darle las mejores atenciones y, además, le encantaría conversar con usted.

—Le agradezco por las atenciones, no obstante, no quiero una habitación tan lujosa.

—Por favor acepte la habitación, mi madre es una gran seguidora suya y no hay nada que le haría más ilusión.

Encorvé los labios y arrugué el entrecejo debido a que no sabía cómo negarme a tal petición así que no tuve otra opción que encogerme de hombros y aceptar.

—Está bien, pero de verdad me siento muy apenada al recibir tales atenciones...Al menos, permítame pagar el valor real de la suite.

—No puedo permitirle eso, es un regalo de parte de mi adorada madre. Y no es nada para una dama como lo es usted, es un placer servirle.

—Qué va, igualmente muchas gracias. Me gustaría quedarme hablando con usted por un poco más de tiempo, sin embargo, me encuentro muy cansada por el viaje. Espero hablar con su madre el día de mañana.

—Entiendo, le diré a ella que venga a buscarla ¿Quiere qué le suban algo de comida, tal vez?

—Lo agradecería mucho sin duda. Ha sido un gusto conocerla, la veré muy pronto seguramente.

—Por supuesto —sonrió— Qué disfrute de su estadía en el hotel, señorita Duch.

—Paige, llámeme Heaven por favor. Dejemos las formalidades de lado —hice un ademán con las manos— Sería un gusto encontrarme con usted luego si le parece.

—Encantada de la vida, Heaven.

Me despedí moviendo la mano de un lado a otro, le sonreí al botones por ayudarme con mi equipaje hasta la habitación y le pedí que me dejara sola. Me sorprendí al ver lo lujoso que era, pero como estaba muy cansada me limité a enviarle un mensaje a mi familia para avisarles que ya estaba en Nueva York.

—Buenas noches señorita Victoria —llamé a la novia para comunicarle sobre mi llegada— La llamo para avisarle que ya me encuentro en Nueva York.

—Buenas noches señorita Duch, qué gusto —Rió— ¿Cuándo podremos encontrarnos por primera vez para hablar un poco más de la boda?

—Si le parece, podríamos vernos mañana mismo. Usted dígame el lugar y yo estaré ahí puntualmente. Me encantaría dar inicio a la organización de la boda.

—Me gustaría invitarla a cenar a las siete en uno de los mejores restaurantes de la ciudad.

—No es necesario que se tome esa enorme molestia, yo no tengo ningún problema con encontrarnos en cualquier lugar.

—Por favor, yo quiero invitarla para que podamos hablar sobre mi boda en un buen lugar. Es lo que se merece, incluso mucho más.

—Tan divina, muchas gracias. Entonces envíeme la dirección de aquel restaurante y la hora a la que debemos vernos.

—Por supuesto, yo se lo envío más tarde. Muchas gracias por haber aceptado organizar mi boda, ha cumplido uno de mis más grandes deseos.

—Gracias a usted por haber confiado en mi trabajo, no voy a defraudarla.

—Ya lo tengo bastante claro señorita Duch, hasta mañana.

—Hasta mañana Victoria.

Me recosté en la cama y cerré los ojos, quedándome dormida al instante. El cansancio era tanto que desperté a las seis de la tarde y opté por tomar un baño y cambiarme de ropa para salir a dar una vuelta en el hotel. Sonreí con satisfacción al ver el atuendo que llevaba: un vestido shirtwaist color coral junto con tacones stiletto negros. Cuando estaba a punto de salir golpearon la puerta, por lo que me apresuré a abrir.

—Buenas noches señorita Heaven Duch, para mí es un enorme gusto conocerla —saludó una mujer adulta, probablemente tenía alrededor de unos cincuenta años, sin embargo, lucía muy bien. Llevaba puesto un vestido recto con mangas de campana en color beige y preciosos tacones. Su sonrisa era enorme, su cabello largo y ondulado, ojos grandes y tenía muy poco maquillaje.

—Buenas noches —respondí— ¿Con quién tengo el gusto?

—Soy Leigh Duch, la dueña del hotel —abrí los ojos con sorpresa al oírlo— He venido a hablar con usted por el asunto de la habitación, lamento haberle incomodado de cierta manera.

—Oh, muchas gracias por venir a aclarar este asunto.

— ¿Quiere que vayamos al restaurante o a otro lugar y hablemos?

—No tengo ningún problema en hablar aquí mismo si a usted no le molesta.

—Por supuesto que no me incómoda —me ojeó por completo en un par de segundos— En fin, yo he sido quién ha pedido que le asignen una suite en lugar de una habitación simple.

—Su hija, Paige, me explicó que usted lo hace hecho porque es una fanática de mi trabajo —proclamé—Algo que le agradezco.

—Bueno, eso es lo que pensaba decirle con exactitud...Al enterarme que vendría a hospedarse en nuestro hotel me emocioné sin duda.

—Le agradezco de todo corazón —tomé sus manos— Aunque no me sienta muy cómoda por pagar lo mismo por algo que evidentemente es mil veces de mejor calidad.

—Qué va, en realidad también me encantaría invitarla a cenar. Además, usted es una maravillosa dama respetable.

—Gracias por pensar de esa forma sobre mi persona —sonreí inconscientemente.

—Ni siquiera me agradezca —Rió— Entonces, como le decía con anterioridad, me fascinaría invitarla a una cena en nuestro hotel en compañía de mi familia.

—No quiero sonar grosera ni nada por el estilo, pero me gustaría saber la fecha de la cena porque he venido por trabajo y me encuentro bastante ocupada.

—Mañana por la noche si le resulta conveniente.

—O es pura casualidad o el destino lo quiere así —bromeé— Justo mañana mismo por la noche estaré libre para asistir a la cena.

— ¡Qué maravilla! Seguramente va a ser una velada encantadora debido a su grata compañía.

—Ha dicho que sólo es una cena con su familia ¿Verdad?

—Precisamente...Estará mi esposo, mi hija y mis dos hijos.

—Vaya, su familia es un poco numerosa.

— ¿Te parece? —asentí causando que soltara una pequeña risa— Honestamente, también lo pensaba cuando mis hijos eran pequeños...Sin embargo ahora que ya son unos adultos, no lo pienso más.

— ¿Qué edad tienen sus hijos? —de pronto, sentí un poco de curiosidad al respecto.

—Paige es la menor con veinticinco mientras que Timotheé es el del medio con veintisiete y Alexandre con veintinueve.

—Tiene toda la razón —lo acepté— Son personas adultas ahora.

—Pero a pesar que ya sean adultos, no me han dado ni un solo nieto.

—Oh, no lo puedo creer.

—Tampoco yo, no obstante, aquello ya es decisión de ellos.

—La apoyo totalmente en ello, yo solamente tengo una hermana menor de veinticuatro años llamada Sky.

—Un precioso nombre, sin duda alguna.

—Gracias —sonreí.

—En fin, la esperaré mañana a las siete de la noche en el restaurante del hotel para compartir un momento grato.

—Por supuesto, no lo dude.

—Además, tengo una propuesta un poco interesante para ti.

— ¿Una propuesta? ¿De qué trata? —Mi curiosidad despertó de inmediato.

Tengo que admitirlo, a veces soy una amante del chisme.

—Prefiero hablarte sobre la propuesta el día de mañana durante la cena.

— ¿Al menos me dejaría saber qué tipo de propuesta es?

—Es una oferta de trabajo, señorita Duch.

—En tal caso usted tiene la razón indudablemente, es algo que es mejor hablar con tranquilidad —desvié mi mirada.

—Sí...Ya no la molestaré más para que pueda descansar de su viaje.

—No se preocupe, ya he descansado un poco por lo menos.

—De igual manera tengo que irme ahora mismo porque necesito revisar algo antes de irme a casa.

—Le deseo una buena noche —sonreí, como muestra de mi amabilidad— Y gracias por la invitación.

—No lo agradezca...Qué descanses, linda Heaven.

—Lo mismo para usted, hasta luego —me despedí y entré a la habitación nuevamente.

Sonreí al darme cuenta que mañana conocería a la novia y era muy probable que al novio también y para mí, era un momento muy emotivo. Tomé mi celular y sin más salí de la habitación. En el camino, me encontré con un hombre atractivo y decidí preguntarle algo:

—Buenas noches, disculpe la molestia ¿Sabe en dónde puedo tomar un poco de aire libre en el hotel? Ojalá pueda ayudarme con eso.

—Puede hacerlo en la terraza que está tres pisos más arriba —me respondió en tono alto, y siguió caminando. Está bien, me dirigiré a la terraza y veré las estrellas y la luna.

Al estar allá, vi la espalda de un hombre y cuando éste se dio la vuelta me di cuenta que parecía ser el hombre perfecto para mí físicamente. Sus ojos tan azules como el mar, su cabello castaño y perfectamente peinado, alto y de cuerpo bien trabajado, sin llegar a ser exagerado, pero sí se notaba que tenía abdominales.

Un poco asombrada por su notorio atractivo, me acerqué a paso lento y le dije:

—Buenas noches —en ese momento sus ojos y los míos se encontraron por primera vez, y un gran escalofrío me recorrió el cuerpo entero. Acabo de tener un aliento de amor.

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