Constantemente, Marlén atravesaba un límite jamás pasado por alguien en su sano juicio.—Cosa diminuta, ¿no tienes sensatez? Me cansé de esperar tu aprobación, voy a convertirte en mi luna ahora mismo—, aseguró Elijah antes de inclinar la cabeza, dejando al descubierto sus largos y filosos colmillos.Ella sintió que estaba realmente perdida, tragó saliva y, como un pez fuera de su estanque, tomaba grandes bocanadas de aire.—¡Auxilio! Por favor, alguien que me ayude—, chilló desesperada, sintiendo la necesidad de ser rescatada. Aunque no le tenía miedo, tenerlo sobre ella en esas condiciones la acobardó. Estar vulnerable la llevaba a odiar la sola idea de caer en sus brazos nuevamente.Elijah se echó a reír sarcásticamente.—¡Vamos, grita! Quiero ver cómo te quedas sin voz. Apártame, tú puedes, ¿o me dejarás completar mi propósito?—, fingió unos pucheros burlones simulando pena.—Pensaste que estarías a salvo de mí. También te diré un secreto: he creado una barrera que no permite que
—Me dijiste hace unas horas que Elijah no te interesaba. ¿Y cómo es que ahora me encontré con él saliendo de tu habitación? ¡Estoy esperando tu respuesta! —Volvió a formular Julia su reclamo después de que Marlen se quedara en silencio.“Dilo en voz alta, acepta que lo necesitas. Es nuestro alfa, lo queremos, y nuestro cuerpo nos lo exige”, insistía esa voz fina en su cabeza y que no sabía de dónde provenía.Esto provocó que Marlén se sintiera muy confundida. Con el bebé en brazos, miró a su madre con ojos suplicantes. Quería explicarle, pero las palabras se atascaban en su garganta. No podía negar que durmieron en la misma cama, aunque no tenía idea de cómo o por qué, no podía recordar cuándo él regresó y qué tanto pudo haberla tocado, pero tampoco podía admitir el inmenso vínculo que estaba creando con él.—Mamá, no es lo que piensas — se justificó angustiada. Julia negó con la cabeza sin decir una palabra.……..—¿Cómo te sientes? —le preguntó Tara a Marlén mientras disfrutaban de
Percibiendo cómo la marca en su vientre le calentaba hasta el punto de hacerla sentir sofocada, Marlén se levantó lentamente del banco en el que estaba sentada, con el bebé en brazos, y caminó alrededor del jardín, observando todo con detenimiento. Luego, se acercó a una fuente de agua eléctrica y, sin pensarlo dos veces, metió las manos en el agua.Alana, sorprendida, se levantó rápidamente y corrió hacia ella.—Marlén, ¿qué estás haciendo? —le preguntó preocupada.Pero sin responderle, Marlén sacó sus manos del agua y las extendió frente a ella. De repente, un destello brillante las envolvió y Alana quedó boquiabierta al ver cómo el jardín comenzaba a transformarse ante sus ojos: flores de colores vibrantes comenzaron a brotar de la tierra, el césped creció de manera exuberante y verde, y los árboles, aunque pequeños, estaban ahí.Marlén se giró hacia Alana con una sonrisa triunfante.—¡Lo he logrado! —exclamó emocionada—. Ni siquiera sé cómo, pero lo he hecho. Esto no es del todo
Inmediatamente, como respuesta a su abuelita, el olor corporal de Mateo cambió; ya no emanaba la fragancia de flores silvestres y salvia, y su aura reflejaba únicamente la de un ser supremo.……..Minutos antes, justo cuando Alana estaba utilizando su poder. Dentro de la lujosa sala de juntas, la tensión era palpable mientras Alaric exponía su argumento con convicción, y el supremo, permanecía impasible, escuchando atentamente.Pero de repente su vista se puso borrosa, y se sentía como un espectador impotente presenciando la reunión de los Antiguos. Cada asentimiento de ellos resonaba en su mente, como si estuvieran susurrando secretos que solo él podía escuchar. El calor sofocante en su pecho parecía aumentar con cada palabra que los Antiguos intercambiaban.Desesperado por comprender lo que estaba sucediendo, Elijah intentó establecer una conexión mental con su madre; una práctica que rara vez utilizaba con ella. ~Madre, ¿qué demonios está ocurriendo?~, le preguntó con urgencia, esp
El chico Omega se sentía subyugado e insignificante por la rudeza del supremo, y sentía cómo su confianza se desvanecía, obligándolo a bajar la cabeza. Con su actitud severa y figura imponente, Elijah caminaba lentamente a su lado, mirándolo fijamente a los ojos.—¿Cómo te atreves a coquetear con mi luna? Puedo percibir el desagradable olor de tus feromonas. Los omegas son tan patéticos. No te hagas ilusiones con mi mujer — le sentenció Elijah con altanería y orgullo, dejando a Marlén impactada por sus palabras.Elijah rodeó a Thiago con pasos tranquilos, mientras se recogía el cabello blanco en una coleta; un tic característico que se evidenciaba cuando algo lo irritaba o buscaba un enfrentamiento. Este gesto hizo que el chico Omega temblara de terror.—Supremo… —intervino Lucius, deteniéndose frente a Elijah para proteger al joven.Elijah soltó una carcajada y tomó a Lucius por el hombro derecho.—No seas tonto. Sabes que no me enfrentaré a una persona que no esté a mi altura—le rep
Marlén observó con creciente temor cómo la apariencia de Elijah se transformaba rápidamente frente a ella. Su piel lozana dio paso a una capa de pelo, sus músculos se ensancharon y su ropa comenzó a romperse por la presión. Sus facciones se desfiguraron, y sus ojos azules se volvieron dorados. Asustada, Marlén se pegó a la pared, deseando que la misma se agrietara, y la succionara hacia dentro, llevándola a otro espacio, para escapar de esa aterradora imagen. Lo miraba a la cara desde su posición, sintiendo su respiración caliente. —Mi luna, por favor, no me temas. Nunca podría lastimarte—, le aseguró Atlas con una voz ronca pero suave, transmitiéndole una sensación de calma.—Atlas…—murmuró, ella, con su respiración agitada y de una forma incomprensible, lo vio sonreír.— Mi luna, qué hermoso suena mi nombre en tus labios— le dijo entre ronroneos, mirándola con tanta adoración que Marlén sintió que todo su temor desaparecía.Cuando sintió como él le acarició una mejilla, cerró los
Marlén caminaba con cautela entre las sombras, como un habilidoso ladrón que espera no ser descubierto. Cada paso era silencioso, cada movimiento cuidadosamente planeado para evitar cualquier ruido que la delatara. Se escondía detrás de las paredes, asomándose furtivamente para asegurarse de que no hubiera nadie cerca y su corazón latía acelerado, excitado por la adrenalina de su pequeña travesía.De repente, cuando solo le faltaba un pasillo para llegar a su habitación, sintió como dos dedos se hundieron en sus costillas, haciendo que se estremeciera de sorpresa.Un grito escapó de sus labios cuando una voz familiar le susurró al oído: —¡Bueu, te atrapé! —. Marlén saltó hacia atrás, con una mezcla de susto y diversión en su rostro. Su respiración se aceleró, mientras ponía una mano sobre su pecho para calmar su corazón cobarde que estaba a punto de echar patitas e irse por cuenta propia.Cuando se dio la vuelta se encontró con Tara, quien la había estado siguiendo desde que salió de
En el oscuro calabozo, Alaric golpeaba furiosamente las rejas, y el sonido metálico resonaba de manera muy molesta en la opresiva atmósfera.En su rostro se podía ver el enojo puro mientras miraba con asco el lugar que lo confinaba y a pesar de la fatiga y la incomodidad, se negaba a sentarse en la pequeña y desgastada camita.—¿Cómo se atrevió a encerrarme? ¡Yo no soy un don nadie! — bramó tan furioso que su voz vibraba de rabia reprimida, puesto que, sentía el peso de su orgullo herido, y creyendo que su posición estaba amenazada por ese encierro.— Pronto me desharé de ti, Elijah, pronto— prometía, mientras sus dedos se crispaban alrededor de los barrotes, como si pudiera doblarlos con la fuerza de su enfado.En ese momento, Caroline hizo su entrada con su habitual elegancia, y con su presencia desafiante, que contrastaba con la crudeza del calabozo.— Tío político, te asienta bien esa jaula. Lástima que aquí no haya trajes para reos como en las cárceles humanas, sería genial—. Sus