En lo personal, no soporto tener que hablar de esto, preferiría mil veces perder mi lado como cambia formas que seguir viviendo con esto, en especial porque no logro controlar bien mi transformación. Resoplo con fuerza y termino de comer lo más rápido posible, estoy harta de escuchar todas estas estupideces.
—¿Sucede algo cielo?
La voz de mi madre me saca de mi trance, levanto la mirada hacia ella con el ceño un poco fruncido; mi familia se siente orgullosa de ser hijos de Gaia y de poder ver el mundo con otros ojos, a diferencia de los humanos, que no son capaces de convivir con los espíritus de la naturaleza.
—No mamá, iré a terminar de estudiar, buenas noches.
Me levanto de mi lugar y me paso a retirar, en estos momentos me hace falta ver a mi hermano mayor Darren; al haber nacido como hijo de la luna, mi hermano ha tenido que presentar su servicio ante un jefe de aldea, para demostrar su lealtad ante la manada, lo bueno es que dentro de poco va a regresar.
Muy entrada la noche todos ya se han ido a dormir menos yo, resoplo con fuerza y pego mi frente a la mesa, me revuelvo el cabello enojada y frustrada por todo lo que estoy viviendo, he ido a rehabilitación y terapia por un año entero, aun así... no he podido superar mi depresión, quiero aparentar que estoy bien, pero no puedo, me levanto de mi silla con brusquedad y me voy a lavar la cara. Estando en el baño, miro mi reflejo en el espejo y veo mi rostro cansado, unos pequeños risos castaños rojizos se cuelan por mi frente levemente mojados, mis ojos rojos reflejan con tristeza lo que veo en el espejo.
Mojo mi rostro repetidas veces, esperando a que el agua se lleve mi mal estar, pero desafortunadamente eso no ocurre, vuelvo a levantar mi rostro mirando hacia el espejo, me doy unos suaves golpecitos en las mejillas, quedando estas un poco rosadas. Tomo una gran bocanada de aire y estando más animada regreso a mi cuarto.
Después de estudiar dos horas, decido cerrar el libro al igual que mi libreta, me desparramo por completo en mi silla y suelto un fuerte resoplo de cansancio, es la primera vez que me pongo a estudiar en exceso, normalmente no me hace falta estudiar tanto, pero debido al medicamento, mi mente se entumece y me cuesta mucho entender algunas cosas. Me sobo los hombros y un suspiro de alivio se me escapa, estiro los brazos y piernas sin levantarme de mi silla, tocan a la puerta y sin esperar a que responda se abre.
Veo el pequeño frasco de medicamentos sobre la mesa y la tomo entre mis dedos, todavía está lleno. Tocan a la puerta y sin esperar una respuesta de mi parte, se abre, revenado a mi madre con una pequeña charola de plástico, sobre ella tiene un vaso con leche y un sándwich, enseguida me levanto para tratar de ayudarla, pero ella no me deja y me aparta de su camino.
—Te traje algo para que comas cielo, casi no tocaste tu cena, así que pensé que tendrías hambre.
—Gracias mamá y lo cierto es que sí.
Me siento a comer lo que me trajo, miro de reojo a mi madre y veo que me está observando de forma disimulada; uno de los rasgos que más me parecen graciosos de mi madre son sus ojos rasgados gracias a su herencia asiática. Carraspeo la garganta, esperando a que me suelte sus preguntas o inquietudes.
—Cariño... no creo que estés lista para volver al campus.
—Mamá, no quiero hable de eso... ya he dicho que quiero volver, no quiero estar encerrada en la casa todo el tiempo.
—Entiendo hija, pero creo que deberías quedarte a vivir en la casa, te llevamos a la escuela y te regresas, como cuando ibas en la secundaria.
—Pero ya no estoy en la secundaria, estoy en mi penúltimo año de preparatoria y quiero volver al campus.
Ella me mira sin estar muy segura de mi decisión, ella insiste en que debo pensármelo mejor y que debería quedarme al menos lo que resta de este curso escolar en la casa, para volver al campus el siguiente año. La discusión con mi madre se hace bastante ruidosa, al punto que mi padre tiene que intervenir, una tensión bastante pesada se ha formado en mi habitación, al punto que podría cortarse con un chuchillo.
Mi padre sospecha la razón por la cual estamos discutiendo, pero aun así decide preguntar. De lo molesta que está mi madre, sus colas y orejas han salido, su pelaje se le nota encrespado y suelta unos pequeños gruñidos, en total desacuerdo por mi decisión.
—Está bien cariño, si esa es tu decisión, entonces te apoyo.
—¿¡Que?! — Exclama ella furiosa y se gira a ver a mi padre con los ojos abiertos de par en par. —¿¡Como piensas permitir que mi bebé vuelva al campus?! ¡Sabes lo peligroso que puede ser y la dejas ir, así como así! Parece que no te importa el bienestar de nuestra hija.
—Lili, claro que me preocupo por ella, no quiero que vuelva, pero...— La voltea a ver, tomándola de los hombros y frotándolos con suavidad. —¿Cómo esperamos que ella supere sus miedos si no la dejamos ser? Nos necesita como familia y debemos apoyarla, si la niña ha decidido volver al campus, debemos apoyarla ¿No crees?
Ella niega repetidas veces con la cabeza, puedo notar como unas pequeñas lagrimas se deslizan por sus mejillas, padre, amablemente las seca con sus dedos pulgares.
—Supongo que sí, es sólo que... no quiero tener que pasar por lo mismo... casi la perdemos una vez, no quiero volver a vivir esa angustia.
—Entiendo cómo te sientes, pero no podemos protegerla eternamente... llegará un momento en que tenga que hacer su vida, lo mejor que podemos hacer es enseñarles nuestro apoyo ¿No crees?
Con las cosas tranquilas, mi madre se lleva los trastes sucios y mi padre besa mi frente, deseándome las buenas noches. Estando sola en mi cuarto, me giro hacia mi escritorio y reviso mi teléfono, Karla ha enviado algunos mensajes, diciéndome que espera con ansias mi regreso y que además... tiene unas excelentes noticias.
A la mañana siguiente me despierto muy temprano por el sonido de mi despertador, de forma torpe lo apago y tiro mi teléfono en mi cama, me tallo la cara con fuerza y resoplo frustrada. Hacía tiempo que no me tenía que levantar tan temprano.
Enseguida me levanto de la cama, busco un cambio de ropa rápido y me encamino al baño. Apenas entro a la ducha, dejo que el agua caliente recorra mi piel, relajándome los músculos y alejando todas las tensiones que sentía anoche; no me gusta discutir con mi madre, pero su insistencia de que me quede me irrita, sé que sólo quiere protegerme y cuidarme.
Por la discusión que tuve con mi madre, me dio insomnio, así que decidí leer un rato más hasta que el cansancio me gano, ahora estoy pagando las consecuencias de mi desvelada. Con toda la flojera del mundo tomo mis maletas y camino con "entusiasmo" a la puerta principal, mis padres se ven muy, pero que muy emocionados por llevarme al campus, están que desbordan de alegría.En el camino, estamos hablando sobre nuestros futuros planes para navidad, que todavía faltan unos dos meses y lo que queda más cerca es Halloween; a mi madre casi no le gusta celebrar esas fiestas, pero a nosotros tres nos encanta, normalmente esta festividad la paso con mi familia, pero este año quiero pasarla con mi amiga Karla, sólo espero que no me diga que se quiere disfrazar como el año pasado, que fue horrible porque mi madre eligió los disfraces.Pasado una hora y media hora llegamos al campus, mi papá se baja del carro al igual que mi mamá, abro la puerta del coche y con mucha dificultad me bajo de él por t
El resto de compañeros entran al auditorio y van tomando asiento, quedan muchos lugares vacíos, pero aun así parece que hay bastante gente. Al poco rato entra el profesor, pone su maletín sobre el escritorio y saca varias hojas, nos mira de reojo y al verme me hace una señal con la mano para que me acerque.Esto hace que todos me volteen a ver, trago saliva con dificultad y sentir todas esas miradas puestas sobre mí me ponen bastante nerviosa y ansiosa. Me levanto de mi lugar y camino hacia el profesor.—Donna, es bueno verte de regreso y de que te encuentres bien.—Gracias profesor, también me alegro volver.Me entrega un examen de cuatro hojas, tiene ejercicios en ambas partes de la cara de la hoja, abro los ojos de par en par mientras reviso el examen; ¡Por Gaia! Es demasiado, espero poder terminarlo a tiempo, menos mal que tenemos tres clases seguidas de algebra. Un pequeño suspiro se me escapa de forma inconsciente.—Ve a los asientos de atrás y cuando termines puedes volver a tu
Sus amigos han detenido su paso al ver que él se ha quedado atrás, esto hace que mi miedo empeore, al punto que la cabeza me da vueltas, espero no desmayarme en cualquier momento. Al no notar ninguna chispa de mentira me suelta y me dedica una mirada de satisfacción, sin decir nada más caminan hacia sus lugares, para mi mala suerte, toman asiento justo detrás de nosotras, para suerte de Karla los nuevos se han sentado cerca.Regreso la vista al profesor que no ha dejado de temblar, puedo ver que ya ni está revisando a conciencia mi examen, simplemente pasa la vista rápidamente y con nerviosismo. Cuando termina de “revisarlo” me califica con un diez y me lo entrega.—Felicidades, pasaste con diez el modulo anterior, recuerda no aflojar el paso.Niego con la cabeza fervientemente y regreso a mi lugar sin levantar la vista del piso, apenas me desplomo en mi asiento, mi amiga me toma del brazo y me dedica un baile de cejas bastante divertido. Abro la boca para decirle que debe tener cuida
—Tranquila… que estamos frente a medio campus, pero si quieres… podemos vernos a solas en otro lugar— Dice entre pequeñas risas.Nuestro pequeño alboroto llama la atención de mi amiga. Ella al ver mi rostro rojo me pregunta si estoy bien, yo de forma nerviosa le contesto que sí y por alguna extraña razón asiento con la cabeza de forma enérgica, una vez que su curiosidad se ha calmado, volteo a ver a Reese con un pequeño puchero dibujado sobre mi rostro, él me dedica una sonrisa triunfadora y galante para luego entregarme mis pastillas; en estos momentos me pregunto si valió la pena pasar por esta bochornosa situación para recuperarlas.Salimos del edificio y mi amiga me pregunta por mi hermano, Darren. Le cuento de forma breve lo que hablé con él y en medio de nuestra conversación, ella suelta un fuerte chillido ya que se ha acordado de algo, me toma del brazo y se cuelga de mí, haciendo que mi cuerpo se vaya para la izquierda.—Ahh si… se me olvidaba, recuerda que tenemos una fiesta
—Sabes Donna… no pensé que fueras a regresar a la escuela, si yo fuera tu… no lo haría, estaría realmente avergonzada por lo sucedido.Bianca, me mira por encima de su hombro y me dedica una sonrisa sarcástica, decido ignorar sus absurdas provocaciones; menos mal que mi lado Gaia no está muy arraigada a mí, de lo contrario ya le hubiera lanzado un hechizo. Karla está por responderle, pero yo la detengo diciendo que no vale la pena, en especial porque la maestra podría pensar que nosotras estamos causando alboroto.Ella refunfuña y sigue con lo suyo. Al ver que no pienso ceder ante sus provocaciones, Bianca empieza a actuar de forma desesperada, como si estuviera arremedando todo lo que hice hace un tiempo atrás, sus amigas le siguen el juego y empiezan a burlarse también de mí. La maestra al ver esto, las reprende de forma severa y le baja tres puntos a cada una.Ellas se enojan conmigo y me dedican miradas de odio; como si yo tuviera la culpa de que sean estúpidas y cabezas huecas… ¿
—Gracias estúpida, no sabía cuánto más iba a tardar la fila, menos mal que nos ocupaste lugares. —Disculpa— Interviene Gabriel. —Nosotros llevamos rato haciendo fila, así que ponte al final de la cola como todos los demás. Ella se gira hacia nosotros, molesta y frunciendo el ceño completamente ofendida; viéndola desde esta perspectiva me recuerda mucho a una rata de esas que no tienen pelo en el cuerpo, a ella le sienta fatal fruncir el ceño. —Mira, te lo perdono porque eres nuevo y te lo voy a explicar— Se planta frente al chico de un metro ochenta. —Me importa un carajo sus necesidades, yo soy la que está por encima de toda esta prole mugrienta y si te digo que te hagas a un lado, lo haces, sin rechistar, ya sea que lleves horas esperando, no me importa… tú haces lo que te digo y se acabó. Pone sus manos sobre sus caderas y toma una pose de diva, luego con su mano derecha hace para atrás su melena dorada; recuerdo que una vez me dijo Karla que alguien debería raparla, ya que siem
—Reese, no dejes que tu sangre te domine… son simples humanos, no se comparan al poder de un cambia formas… por favor Reese, reacciona. Ignora mis palabras, se gira hacia Adrián. Él en vez de retractarse de sus palabras o de llevar las cosas tranquilas, le da un puñetazo en la cara. Puedo sentir como mi alma quiere abandonar mi cuerpo, ese es el peor error que pudo haber cometido ese estúpido… y todo por culpa de la imbécil de su novia. Pese a que Reese ha recibido un puñetazo en la cara, él ni se inmuta, posa su mano derecha sobre el brazo del deportista y la aleja de su rostro, puedo ver como Adrián tiene los ojos abiertos de par en par y trata de recuperar su brazo, pero no puede. En ese momento me pongo enfrente de él cachorro, la expresión de su rostro da demasiado miedo. —¡Adrián, pídele disculpas! — Grito aterrada y desesperada. —¿¡Que?! — Exclama él enojado y ofendido. —¡Claro que no! Nunca haría tal cosa. Puedo ver como Reese va apretando cada vez más su agarre, haciendo
Separa un poco sus labios de los míos y me ve directo a los ojos, su pecho sube y baja de forma frenética al igual que el mío; madre Gaia... tengo mucho miedo de Reese, pero al mismo tiempo... siento... una extraña atracción hacia él y no entiendo por qué.—Lo sé… sé que te duele… pero no pienso detenerme ahora…Vuelve a enterrar sus dientes sobre mi piel haciendo que suelte otro chillido de dolor. Una sensación de escozor se va esparciendo por esa zona, él poco a poco va aflojando su agarre y paso mis manos por su espalda, arañándolo con fuerza, esperando a que este dolor se acabe pronto.Reese suelta un fuerte gruñido y apoya más su cuerpo contra el mío, impidiéndome escapar, pero la verdad es que no tengo intención de hacerlo… no quiero que se enoje más. Pone sus manos sobre mis caderas y vuelve a enterrar sus garras.Cuando por fin deja de morderme, relaja su cuerpo por completo, pero sigue sin levantarse de encima de mí, es como si estuviera dándome a entender que él es quien man