3 días más tarde. En la glamurosa mansión de Luna plateada. Maray despertaba entre la comodidad de las sábanas que esa enorme cama tamaño king le proporcionaba. La hermosa pelirroja al intentar sentarse, sintió un punzante dolor en su cabeza que la hizo gritar. —¡AAAH!, DUELE, AAAY~ Entre el dolor, Maray logró reaccionar…Recordó la pérdida de su amado padre, y su madre, que apenas la conoció así de rápido también la perdió y ahora sí… Por siempre. La hermosa joven pelirroja llevó sus manos a su rostro llorando amargamente. Su cuerpo tembloroso por sus emociones que desgarraban su alma. Había quedado huérfana. Ahora… Realmente estaba sola en el mundo.—¿Siempre eres tan ruidosa? Escuchó Maray una gruesa voz masculina que resonó en lo profundo de su ser. —¡¿QUIÉN?! —gritó ella, volviendo a ver a sus alrededores, hasta que sus bellos ojos celestes claros se posaron en ese hombre de dos metros de alto, que de pie recostado al pilar de la puerta, la veía fijamente, cómo si inspe
Maray abrió lentamente sus ojos, viendo nada más que… Oscuridad."¡¿Ya es de noche?!" Pensó ella. Maray se sentó rápidamente, encontrándose aún sobre esa cama, para de inmediato, soltar un grito de dolor. —¡AAAY! —sintió cómo su cuerpo le dolía, incluyendo su intimidad. Recordó cómo ese Alfa se apareó con ella una y otra vez siendo tan salvaje y feroz que ella terminó inconsciente. De inmediato, las lágrimas comenzaron a brotar deslizándose por sus mejillas, mientras Maray cubría ligeramente su boca con su mano temblorosa, sin poder creer todo lo que ese maldito monstruo le había hecho. Gritó que pare, suplicó que se detenga, una y otra vez entre su llanto soportó el dolor y la nula delicadeza con la que le quitó su virginidad. En la amplia habitación se escuchó el sollozo desgarrador de esa joven pelirroja que se sentía caer en un profundo abismo. Sin padre…Sin madre…Sin un hogar…Prisionera del villano que la tomó como un objeto cualquiera. Ella observó que seguía en la mi
Apenas Maray cruzó el desvío del pasillo, chocó con alguien. ¡PUF! —¡AUSH! —exclamó la joven pelirroja que terminó cayendo sentada en el piso. Ella levantó su mirada, posando sus hermosos y grandes ojos celestes claros en ese alto hombre de rasgos similares al Alfa que le hizo helar la piel. Maray tragó saliva nerviosa, viendo a ese desconocido e imponente hombre acercarse a ella. —¡Beta, no la dejes ir, por favor! —gritó una de las mujeres que llegó rápidamente seguida de la otra. —¡Si Beta, hay que volverla a encerrar, son órdenes del Alfa! —le dijo la otra mujer. Beta Aiden se sorprendió al ver lo demacrada que lucía esa mujer después de 3 días encerrada. Rápidamente, su expresión de sorpresa cambió a una seria y se agachó tomando del antebrazo a Maray y haciéndola levantada con fuerza. —Yo me ocuparé de ella. Alfa las necesita, estamos siendo atacados —expresó Beta Aiden a ambas mujeres que asintieron agradecidas y se marcharon rápidamente. Apenas ellas se marc
—¡Sácame de aquí, por favor! —exclamó ella suplicante. Tras esas palabras, el hombre enmascarado asintió. Maray se encontró corriendo por la oscuridad de esos pasillos de piedra en el sector de los calabozos de esa mansión. El alto hombre que corría frente a ella la iba tomando de la mano con firmeza, dándole seguridad. Ella pensó que se trataba de un enviado por ese Beta de Luna Plateada. Sin embargo… Ese hombre no olía a un lobo de esa manada. Maray temió y se soltó de inmediato. —¡¿Quién eres?! —alzó ella su voz, alerta. Él se acercó sin querer perder el tiempo que era vital y la cargó a la fuerza encima de su hombro. —¡AAH! ¡BÁJAME! —gritó Maray forcejeando con inútiles movimientos por la debilidad de su cuerpo. Entre los estruendos que seguían retumbando en el exterior y el corazón de esa joven que latía aceleradamente, ella comenzó a temer a lo desconocido, sin saber quién rayos la estaba secuestrando. Finalmente se encontraron fuera de la imponente mansión de
Un campo bastante amplio, césped que se mecía con las ráfagas del viento nocturno, mismo que agitaba las frondosas copas de los árboles en los alrededores de ese sector del bosque. Una considerable cantidad de lobos reunidos, todos con el llamativo color del pelaje de la manada "Noche Carmesí". —¡No debió ir solo! ¡Beta Aeron fue demasiado lejos esta vez! —exclamó uno de los lobos adultos y guerreros de la manada, cuyas cicatrices se mostraban con orgullo como trofeos de sus batallas victoriosas. —¡Es el Beta y su imprudencia fue demasiada al arriesgarse por una niña no identificada! —decía uno de los lobos más longevos de la manada. —¿No identificada? ¿Van a seguir negando que es la heredera de Alfa Ginne? —preguntó molesto uno de las lobos del consejo de ancianos. —Estoy de acuerdo. Ella es la elegida, su loba es de la rama principal y la única que puede despertar el don de la diosa en gracia a nuestra manada, tal como Ginne —habló la anciana más longeva de la manada q
—Maray —le habló Beta Aeron—. Hay un lugar al que podemos irnos y ocultarnos hasta que podamos hacer resurgir la manada, cuando tú ya estés lista. Maray volvió a su forma humana, sintiéndose exhausta, el usar su don de borrar recuerdos le extraía mucha energía. Una loba joven de la manada la cubrió con una manta cálida y le ofreció un bolso con unas prendas. —Gracias~ —le sonrió Maray. Seguidamente volviendo a ver al Beta—. Entonces, iremos ahí. —Te llevaré sobre mí, necesitas descansar —se volvió a ofrecer ese enorme lobo de tono rojo granate. •••••••••• Esa misma mañana. Cuando los primeros rayos del sol salían y el bosque se llenaba de los cánticos de las aves. —¡AQUÍ ESTÁ, ALFA! —gritó uno de los hombres lobos de Luna Plateada. Encontrando inconsciente a su camarada. Alfa Rezef que terminó de ocuparse de la hechicera infiltrada. Fue con Tabitha y los demás lobos en busca de ese desobediente que merecía un castigo. —Alfa, hay algo extraño con él… —susurró el homb
—¡No! ¡Es imposible! —exclamó Maray llevando su mano a la boca cubriendo ligeramente la misma, mientras las comisuras de sus ojos celestes se llenaban de lágrimas. Beta Aeron sintió el temblor del cuerpo de Maray por el brazo de él que la rodeaba. ¡Impactado! ¡Él no podía creerlo!, pero esa hechicera no mentiría con algo así, mucho menos a su propia nieta. Maray en llanto sintió sus piernas débiles, estando por caer de rodillas en el piso, de no ser porque ese Beta la retuvo entre sus fuertes brazos. « Estás embarazada. » Esas palabras… No quería creerlas, no quería aceptarlo. ¡Fue un infierno vivido en carne propia! Ser tomada salvajemente por ese Alfa. —¡Maray! —exclamó Beta Aeron, viendo fijamente a esa bella joven entre sus brazos—. ¿Ese maldito, realmente te… —él ni siquiera tuvo que terminar su pregunta. En la mirada de Maray encontró la repuesta. Él tragó en seco. Un enorme dolor lo invadió… Le había fallado a Alfa Ginne. "Si tan solo hubiera llegado a
✧✧✧ 5 años más tarde. ✧✧✧El radiante sol de primavera iluminando la ciudad de la manada "Cielo Esmeralda" ubicada entre la espesura de las fértiles tierras montañosas del Sur. Con la refrescante brisa, un aroma a flores silvestres y a dulces frutos de la temporada, se esparcía en el aire. Una mañana ajetreada como muchas otras. —¿Una hembra? —¿No lo sabías?, el Alfa de Cielo Esmeralda, una Loba incomparable~ —sonrió un local, contándole a un visitante con orgullo de su Reina. El visitante encapuchado, sentía el fresco viento acariciar su rostro mientras se encontraba sentado a la par de una ventana. Él posó su mirada en dirección a la calle, observando pasar a varios uniformados imponentes. —Vine por curiosidad~ se dice que en 5 años han construido el ejército de lobos más fuerte. Escuché que el líder era neutral —comentó seriamente el visitante, viendo ahora el café en su taza—. Nunca creí que se tratara de… Una hembra. —¡¿Estás tratando de ofender a mi Alfa por ser hembra?