Capítulo 05: Virginidad arrebatada.

3 días más tarde. En la glamurosa mansión de Luna plateada.

Maray despertaba entre la comodidad de las sábanas que esa enorme cama tamaño king le proporcionaba.

La hermosa pelirroja al intentar sentarse, sintió un punzante dolor en su cabeza que la hizo gritar.

—¡AAAH!, DUELE, AAAY~

Entre el dolor, Maray logró reaccionar…

Recordó la pérdida de su amado padre, y su madre, que apenas la conoció así de rápido también la perdió y ahora sí… Por siempre.

La hermosa joven pelirroja llevó sus manos a su rostro llorando amargamente. Su cuerpo tembloroso por sus emociones que desgarraban su alma.

Había quedado huérfana.

Ahora… Realmente estaba sola en el mundo.

—¿Siempre eres tan ruidosa?

Escuchó Maray una gruesa voz masculina que resonó en lo profundo de su ser.

—¡¿QUIÉN?! —gritó ella, volviendo a ver a sus alrededores, hasta que sus bellos ojos celestes claros se posaron en ese hombre de dos metros de alto, que de pie recostado al pilar de la puerta, la veía fijamente, cómo si inspeccionara cada detalle de ella.

Maray parpadeó lentamente, secando torpemente sus lágrimas con sus manos.

Ella, incapaz de apartar la mirada de aquel cuerpo escultural que aún cubierto por una camisa de mangas largas enrolladas hasta los codos y un chaleco oscuro, revelaba la evidencia de un esmerado cuidado físico.

La fuerza de ese hombre parecía emanar de cada fibra de su ser, proyectando una presencia imponente que la hacía sentir diminuta en su presencia.

Maray tragó saliva comenzando a inquietarse, la joven pelirroja comenzó a deslizarse hacia atrás hasta que pegó su espalda al espaldar de la cama, produciendo un pequeño sonido.

Alfa Rezef, esbozó una pequeña sonrisa burlona y comenzó a caminar lentamente hacia esa hermosa pelirroja que no usaba nada más que una de las camisas oscuras manga larga de él.

Las grandes manos de ese alto e imponente hombre se posaron en la cama, así como una de sus rodillas cuando él comenzó a acercarse a esa mujer, en una peligrosa tensión que iba en aumento, provocando que el corazón de Maray latiera aceleradamente.

Maray en ese instante, se percató de cómo estaba vestida, cerrando bien sus piernas, desvío su mirada hacia un costado, evitando seguir haciendo contacto con esa penetrante mirada gris.

—¿Qué… Qué me hiciste…? —le preguntó ella en un hilo de voz, con un ligero temblor en sus palabras.

—Aún nada~ —susurró ese hombre que tomó uno de los tobillos de Maray con su mano y la jaló hacia él con gran rapidez.

—AAH~ —gritó ella terminando por debajo de ese grande y poderoso cuerpo masculino, sintiendo esos músculos tras su ropa duros como una roca— No… No me toques… —susurró Maray posando sus manos por sobre los pectorales de ese hombre, empujando suave y torpemente.

¡Él era el lobo que le arrebató a su madre!

Ante ese pensamiento, Maray sintió una mezcla de temor, dolor y… un extraño calor involuntario, uno que hacía a su cuerpo reaccionar ante las feromonas de ese Alfa.

Rezef posó su mano en la barbilla de Maray causando que ella lo vea fijamente.

—Mi intensión no es tomar a una patética híbrida enemiga como mi Luna. Sin embargo, ¿no sería una lástima "no probar esta fruta antes de desecharla"?. Prometo que tendrás una muerte rápida —insinuó Rezef, que se deharía de ella.

Maray sintió cómo su cuerpo se estremeció ante las feroces caricias de ese Alfa…

—¡NO! ¡Quítate! —le gritó ella en vano.

Ella se movía torpemente intentando apartarlo de encima, pero era complemente inútil ante la fuerza de ese Alfa que aprisionaba su pequeño cuerpo.

Fue cuando Maray sintió el feroz beso de ese hombre, uno que dejó su mente en blanco, entre una explosión de emociones que la confundían, Maray solo sentía sus lágrimas deslizarse por sus mejillas y los labios de él tomar el control.

Rezef se dio cuenta que quizá podía obtener algo más de esa extraña loba que tenía por Mate… Algo más que una simple probada.

« Si ella es de la manada, Noche Carmesí, y según investigamos se trata de la hija de la m*****a de Ginne, ¿no podría hereder su bendición de la diosa? », habló Rezef con su lobo, mientras sus manos terminaron de hacerle arrancada la única prenda que Maray llevaba puesta.

—¡N-No…! —gritó ella con su voz entrecortada e intentó cubrir su cuerpo con sus manos inútilmente.

« No parece capaz, Rezef, es híbrida. No sabemos si lo despierte como su madre, y dejaste claro que no la marcaríamos, ni la haríamos la Luna de la manada. Ella es una loba inestable, sabemos que es un peligro para la manada… », le respondió su lobo Ray a Rezef.

« Quizá ella no sea estable o tan fuerte como serviría en mi pareja destinada… Pero ¿Un cachorro nuestro, tal vez desarrolle el don de Noche Carmesí…? Podría ser útil », preguntó internamente Rezef, pensando en sus ambiciosos planes.

Él separó las piernas de la hermosa y asustada joven pelirroja a la cual encimaba.

« ¿Quieres preñarla…? », preguntó Ray.

Maray en ese instante, intentó irse, pero Rezef jalando de su largo cabello pelirrojo, la volvió a tumbar en la cama.

—AAY~ —gritó ella viendo esa fría y penetrante mirada gris de ese imponente hombre que comenzó a desaprovechar su pantalón.

« Oh Ray~ ¿tú no piensas igual?, si algo bueno puedo sacarle antes de deshacerme de ella, será un posible cachorro con el don que poseía Ginne, uno al que pueda utilizar a mi beneficio. », sonrió malicioso Rezef.

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