Capítulo 06: ¡Tú no serás su Luna!

Maray abrió lentamente sus ojos, viendo nada más que… Oscuridad.

"¡¿Ya es de noche?!"

Pensó ella. Maray se sentó rápidamente, encontrándose aún sobre esa cama, para de inmediato, soltar un grito de dolor.

—¡AAAY! —sintió cómo su cuerpo le dolía, incluyendo su intimidad.

Recordó cómo ese Alfa se apareó con ella una y otra vez siendo tan salvaje y feroz que ella terminó inconsciente.

De inmediato, las lágrimas comenzaron a brotar deslizándose por sus mejillas, mientras Maray cubría ligeramente su boca con su mano temblorosa, sin poder creer todo lo que ese maldito monstruo le había hecho.

Gritó que pare, suplicó que se detenga, una y otra vez entre su llanto soportó el dolor y la nula delicadeza con la que le quitó su virginidad.

En la amplia habitación se escuchó el sollozo desgarrador de esa joven pelirroja que se sentía caer en un profundo abismo.

Sin padre…

Sin madre…

Sin un hogar…

Prisionera del villano que la tomó como un objeto cualquiera.

Ella observó que seguía en la misma amplia habitación de antes, iluminada por algunos candelabros. Sentía su cuerpo sucio, sus muslos débiles y su entrepierna pegajosa.

La joven de solo 18 años, se quitó la sábana encontrándose totalmente desnuda e intentó bajar de la cama, cuando justo en ese instante, cayó de rodillas en el piso apoyando las palmas de sus manos por inercia de la acción.

—¡AY! —exclamó ella notando que su tobillo derecho estaba encadenado, una gruesa cadena que solo parecía poderse quitar con una llave— Pero qué… —susurró Maray confundida.

Maray se sintió humillada, degradada… Como si no valiera absolutamente nada.

"¿Qué sentido tiene vivir…?"

Cruzó un pensamiento negativo.

"¿Vivir así…?, no quiero… No, no quiero esto…"

Pensó ella con su corazón hecho pedazos, su rostro bañado en lágrimas y su débil cuerpo tembloroso.

Casi gateando en ese piso llegó hasta la mesita de noche, la cual empujó con fuerza.

¡CLANK!

Se produjo el sonido de un jarrón que contenía agua el cual cayó rompiéndose en pedazos, y ella tomó uno de los gruesos y afilados cristales.

La mano con la que sostenía el cristal del jarrón comenzó a sangrar levemente, sentada en ese piso frío, en la tenue oscuridad de la habitación solitaria… Maray guió con su mano ese afilado objeto a su muñeca.

« ¡No lo hagas! » , resonó una voz en la mente de Maray.

Ella de la sorpresa soltó el cristal de ese jarrón que cayó sobre sus piernas.

La voz era familiar. No era la primera vez que Maray la escuchaba…

—¿Qué no lo haga…? ¿Qué sentido tiene vivir…? —le preguntó Maray a su loba, con vos temblorosa y su mirada vacía en la nada.

« ¡Tienes que vivir! ¡No podemos dejar todo así sin más! ¿Qué pensarían Douglas y Ginne, si nos rendimos tan pronto? »

Maray hizo un puchero y volvió a estallar en llanto al recordar a su amado papá.

En ese momento, las últimas palabras de su madre, cruzaron por su cabeza: "Perdóname, Maray. La vida que llevarás a partir de ahora será difícil, pero siempre estaré en tus memorias para guiarte".

—¿Me… Memorias para guiarme…? —se preguntó Maray a sí misma, intentando recordar esas memorias que su madre le dejó al morderla.

¡Un fuerte y agudo dolor de cabeza se lo impidió!

—¡AAAH! —gritó esa joven pelirroja.

Era inútil. Por más que intentó desbloquear esas memorias, su cabeza dolía como si fuera a estallarle.

« No sigas intentando recordarlo. Por el momento es mejor calmarnos y buscar una manera de salir de aquí… » , dijo Arin, la loba de Maray.

—¿Huir…?, sí… Quiero huir…

« ¡Venganza!, tú también la quieres. Lo puedo sentir… Nuestro Mate no es más que un maldito que le arrebató la vida a Ginne y abusó de nosotras. Debemos sobrevivir, no sabemos tampoco quién mató a Douglas… ¿Dejaremos a su asesino vivir en paz y moriremos nosotras? »

—No… No… ¿Pero cómo saldré de aquí, Arin? —Maray pronunció por primera vez el nombre de su loba, como si su mismo ser se lo susurrara.

Un sentimiento de calma poco a poco comenzó a invadirla. Sus lágrimas cesaron y su corazón ya no latía temeroso.

« Primero, esperemos una oportunidad. » , le dijo su loba a Maray.

……

Más tarde, esa misma noche.

Maray se comenzaba a quedar dormida ante el cansancio de 4 días sin comer, sintiendo que no tenía energías para nada y soportando el dolor de su cuerpo por culpa de ese cruel Alfa.

Fue cuando ella escuchó un brusco sonido.

¡CLAC!

¡Maray abrió sus ojos de par en par asustada y se sentó volviendo a ver hacia la entrada!

De inmediato olfateó dos aromas desconocidas… Alerta, tomó la sábana y se cubrió, no queriendo que la vean en tan humillante situación.

Dos mujeres se presentaron ante ella, ambas de cabello oscuro, al menos lo que pudo distinguir esa joven pelirroja, con la poca claridad en la habitación.

Una de ellas con un corte de cabello al largo de sus orejas, apariencia ruda y salvaje, la otra de cabello semi largo bastante rizado más pequeña, pero a la vez se notaba más ejercitada que la otra.

—Ahora sabemos porqué Alfa la ha mantenido encerrada 3 días fuera de la vista de la manada~ da pena ajena jaja~ —comentó la mujer de cabello rizado, en tono burlista—. No quiero creer que ella le vaya a quitar el lugar a Tabitha.

Maray confundida susurró:

—¿Tabitha…?

—¡El amor del Alfa!, Tabitha de la rama secundaria de la manada, es su prometida. Una loba mil veces más hermosa, inteligente y fuerte que tú. Mediocre~ —dijo la mujer de cabello corto hasta el largo de sus orejas.

"¿Prometida…?, así que él… ¿Ya tiene a alguien?"

"¿Por eso se quiere deshacer de mí…?"

Pensó Maray sin saber exactamente porqué las palabras de esas mujeres fueron como dagas a su pecho, haciéndola sentirse como basura.

Ambas se acercaron a Maray y una de ellas, la más pequeña, tenía la llave con la que liberó de sus cadenas a esa hermosa pelirroja.

La mujer de cabello corto, llevaba en sus brazos una bata femenina de mangas largas y falda larga, color blanca, la cual se la tiró encima a Maray.

—Ponte rápido eso. Tenemos que llevarte al comedor a cenar y devolverte aquí en una hora.

—¿Y por qué no me trajeron la cena, si tan molesto les es lidiar conmigo…? —se quejó Maray y la mujer más pequeña se acercó rápidamente a ella tomándola con fuerza del cabello pelirrojo— AAY~ —dejó escapar un sonido de dolor.

Acercando su rostro, esa mujer se detuvo a centímetros de distancia de la cara de Maray, viéndola fríamente.

—¿Crees que te traeríamos la cena y te daríamos de comer como si fuéramos tus sirvientas, m*****a cualquiera de Noche Carmesí? —gruñó mostrando sus colmillos, la mujer de cabello rizado—. Eres una enemiga. Si no fuera por Alfa Razef apestarías igual a ellos… Solo ver tu cabello pelirrojo da náuseas.

La mujer soltó bruscamente a Maray, que perdió el equilibrio apoyándose en la cama.

—¡Vístete! ¡No nos hagas perder el tiempo, basura enemiga! —le gritó la otra viendo a Maray con asco.

Reteniendo su furia, al sentir la debilidad de su cuerpo, Maray comenzó a vestirse… Queriendo que pronto termine su tortura y ya no tener que lidiar con esas mujeres lobas.

…..

Ella fue escoltada por esas dos que la llevaban al salón comedor en la primera planta de esa mansión.

Sin embargo, mientras iban las tres caminando por el largo pasillo… Maray se tambaleó cuando uno de sus pies flanqueó por el dolor y cansancio, cayendo de rodillas.

—AY~

—¡¿Qué haces?! ¡Levántate estúpida! —gritó la mujer alta agachándose y jalando del cabello pelirrojo de Maray.

Justo en ese instante, ambas mujeres se quedaron viendo la una a la otra, alertas, cuando escucharon la voz del Alfa en su enlace mental.

Una voz que Maray no logró escuchar al no estar relacionada a la manada.

—¡Alfa nos llama! ¡Hay un ataque! —exclamó alerta la mujer de cabello rizado.

Justo en ese momento. Maray aprovechó la distracción de esas mujeres, para empujar a la que la retenía y salir corriendo lo más rápido que pudo de ahí.

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