Apenas Maray cruzó el desvío del pasillo, chocó con alguien. ¡PUF! —¡AUSH! —exclamó la joven pelirroja que terminó cayendo sentada en el piso. Ella levantó su mirada, posando sus hermosos y grandes ojos celestes claros en ese alto hombre de rasgos similares al Alfa que le hizo helar la piel. Maray tragó saliva nerviosa, viendo a ese desconocido e imponente hombre acercarse a ella. —¡Beta, no la dejes ir, por favor! —gritó una de las mujeres que llegó rápidamente seguida de la otra. —¡Si Beta, hay que volverla a encerrar, son órdenes del Alfa! —le dijo la otra mujer. Beta Aiden se sorprendió al ver lo demacrada que lucía esa mujer después de 3 días encerrada. Rápidamente, su expresión de sorpresa cambió a una seria y se agachó tomando del antebrazo a Maray y haciéndola levantada con fuerza. —Yo me ocuparé de ella. Alfa las necesita, estamos siendo atacados —expresó Beta Aiden a ambas mujeres que asintieron agradecidas y se marcharon rápidamente. Apenas ellas se marc
—¡Sácame de aquí, por favor! —exclamó ella suplicante. Tras esas palabras, el hombre enmascarado asintió. Maray se encontró corriendo por la oscuridad de esos pasillos de piedra en el sector de los calabozos de esa mansión. El alto hombre que corría frente a ella la iba tomando de la mano con firmeza, dándole seguridad. Ella pensó que se trataba de un enviado por ese Beta de Luna Plateada. Sin embargo… Ese hombre no olía a un lobo de esa manada. Maray temió y se soltó de inmediato. —¡¿Quién eres?! —alzó ella su voz, alerta. Él se acercó sin querer perder el tiempo que era vital y la cargó a la fuerza encima de su hombro. —¡AAH! ¡BÁJAME! —gritó Maray forcejeando con inútiles movimientos por la debilidad de su cuerpo. Entre los estruendos que seguían retumbando en el exterior y el corazón de esa joven que latía aceleradamente, ella comenzó a temer a lo desconocido, sin saber quién rayos la estaba secuestrando. Finalmente se encontraron fuera de la imponente mansión de
Un campo bastante amplio, césped que se mecía con las ráfagas del viento nocturno, mismo que agitaba las frondosas copas de los árboles en los alrededores de ese sector del bosque. Una considerable cantidad de lobos reunidos, todos con el llamativo color del pelaje de la manada "Noche Carmesí". —¡No debió ir solo! ¡Beta Aeron fue demasiado lejos esta vez! —exclamó uno de los lobos adultos y guerreros de la manada, cuyas cicatrices se mostraban con orgullo como trofeos de sus batallas victoriosas. —¡Es el Beta y su imprudencia fue demasiada al arriesgarse por una niña no identificada! —decía uno de los lobos más longevos de la manada. —¿No identificada? ¿Van a seguir negando que es la heredera de Alfa Ginne? —preguntó molesto uno de las lobos del consejo de ancianos. —Estoy de acuerdo. Ella es la elegida, su loba es de la rama principal y la única que puede despertar el don de la diosa en gracia a nuestra manada, tal como Ginne —habló la anciana más longeva de la manada q
—Maray —le habló Beta Aeron—. Hay un lugar al que podemos irnos y ocultarnos hasta que podamos hacer resurgir la manada, cuando tú ya estés lista. Maray volvió a su forma humana, sintiéndose exhausta, el usar su don de borrar recuerdos le extraía mucha energía. Una loba joven de la manada la cubrió con una manta cálida y le ofreció un bolso con unas prendas. —Gracias~ —le sonrió Maray. Seguidamente volviendo a ver al Beta—. Entonces, iremos ahí. —Te llevaré sobre mí, necesitas descansar —se volvió a ofrecer ese enorme lobo de tono rojo granate. •••••••••• Esa misma mañana. Cuando los primeros rayos del sol salían y el bosque se llenaba de los cánticos de las aves. —¡AQUÍ ESTÁ, ALFA! —gritó uno de los hombres lobos de Luna Plateada. Encontrando inconsciente a su camarada. Alfa Rezef que terminó de ocuparse de la hechicera infiltrada. Fue con Tabitha y los demás lobos en busca de ese desobediente que merecía un castigo. —Alfa, hay algo extraño con él… —susurró el homb
—¡No! ¡Es imposible! —exclamó Maray llevando su mano a la boca cubriendo ligeramente la misma, mientras las comisuras de sus ojos celestes se llenaban de lágrimas. Beta Aeron sintió el temblor del cuerpo de Maray por el brazo de él que la rodeaba. ¡Impactado! ¡Él no podía creerlo!, pero esa hechicera no mentiría con algo así, mucho menos a su propia nieta. Maray en llanto sintió sus piernas débiles, estando por caer de rodillas en el piso, de no ser porque ese Beta la retuvo entre sus fuertes brazos. « Estás embarazada. » Esas palabras… No quería creerlas, no quería aceptarlo. ¡Fue un infierno vivido en carne propia! Ser tomada salvajemente por ese Alfa. —¡Maray! —exclamó Beta Aeron, viendo fijamente a esa bella joven entre sus brazos—. ¿Ese maldito, realmente te… —él ni siquiera tuvo que terminar su pregunta. En la mirada de Maray encontró la repuesta. Él tragó en seco. Un enorme dolor lo invadió… Le había fallado a Alfa Ginne. "Si tan solo hubiera llegado a
✧✧✧ 5 años más tarde. ✧✧✧El radiante sol de primavera iluminando la ciudad de la manada "Cielo Esmeralda" ubicada entre la espesura de las fértiles tierras montañosas del Sur. Con la refrescante brisa, un aroma a flores silvestres y a dulces frutos de la temporada, se esparcía en el aire. Una mañana ajetreada como muchas otras. —¿Una hembra? —¿No lo sabías?, el Alfa de Cielo Esmeralda, una Loba incomparable~ —sonrió un local, contándole a un visitante con orgullo de su Reina. El visitante encapuchado, sentía el fresco viento acariciar su rostro mientras se encontraba sentado a la par de una ventana. Él posó su mirada en dirección a la calle, observando pasar a varios uniformados imponentes. —Vine por curiosidad~ se dice que en 5 años han construido el ejército de lobos más fuerte. Escuché que el líder era neutral —comentó seriamente el visitante, viendo ahora el café en su taza—. Nunca creí que se tratara de… Una hembra. —¡¿Estás tratando de ofender a mi Alfa por ser hembra?
—Su cumpleaños… —susurró Maray, más hablando para sí misma. —Alfa… No me diga que… ¿Lo olvidó? —le preguntó ese Beta con una expresión de preocupación. —Habrá una cena especial para ellos. Yo estaré presente —le dijo esa Alfa que soltando su mano del agarre de Beta Aeron, se retiró. Él veía esa hermosa silueta desbordante de femineidad alejarse. Su corazón latiendo aceleradamente. Una mezcla de preocupación por la sed de venganza que la dominaba, admiración por lo fuerte que se había vuelto y… Deseo, invadían el ser de ese hombre lobo. •••••••••• Mientras el cielo se pintaba de hermosos tonos rosas y naranjas, esa tarde de primavera; en ese espacioso jardín, la pequeña niña de unos hermosos y grandes ojos celestes heredados de su madre, cortaba unos pequeños frutos rojos de un arbusto en su insaciable curiosidad. Connie, la pequeña cachorra melliza, acercó el pequeño fruto a su nariz, bastó oler un poco para arrugas su carita. Tenía un fuerte aroma extraña y con solo
"Me pregunto… ¿Cómo llegó Hugo aquí y… Porqué Alfa Reina parece tan tranquila?" Pensó curioso ese Beta. —¿Alfa Maray, podría ser que tú…? Los hermosos ojos celestes de esa Reina Alfa se posaron en su Beta y ella mostrando una pequeña sonrisa, asintió. « No olvidaría el cumpleaños de mis Cachorros. Son míos… » , le dijo por su enlace mental a ese Beta. •••••••••• Hace un mes atrás: •••••••••• En una salida por "expedición" que Maray hizo a solas. Aprovechó para seguir las pistas de la ubicación de Alfa Hugo, mismas que su abuela hechicera y vidente, le compartió. Cruzando esa tarde un gran pantano en bote, ella bajó tocando tierra. Entre las hierbas y los árboles, una cabaña oculta. Una que tenía una barrera que la hacía invisible a simple vista de cualquiera. Pero esa Loba híbrida, no era cualquiera. Usando uno de los hechizos aprendidos por su abuela, Maray cruzó la barrera. ¡Un destello verde fluorescente se extendió por todo el sector! El sonido de su barrer