¿Será que Josephine tomó una buena decisión? ¿Las cosas cambiarán entre ellos? ¡Enterate mañana! gracias por leer y comentar, nos leemos mañana! no se te olvide dejar tu comentario en el muro de afuera de la novela! donde salen las estrellitas :D gracias!!
Tiempo después, Josephine se detuvo frente a la puerta del aposento Roble Plateado donde se hospedaba Malcolm. La noche se anunciaba larga y entre sus manos algo temblorosas sostenía un pequeño frasco de aceite aromático, traicionando su nerviosismo por lo que estaba a punto de hacer. Minutos antes, había recorrido el invernadero recolectando hierbas relajantes: lavanda, romero fresco, y un toque de esencia de menta que despertaría los sentidos para los masajes que le daría a su Lobo Rizado.Antes de anunciarse, cerró los ojos y respiró profundamente, sintiendo cómo el aire llenaba sus pulmones mientras intentaba calmar su corazón desbocado. Los secretos que ahora guardaba pesaban como piedras en su conciencia—los Omegas escondidos en el depósito, y la verdadera identidad de sus hijos que Malcolm desconocía—eran demasiado peligrosos.«Tengo que ser fuerte», pensó ella suspirando, y sin esperar más, tocó suavemente la puerta tres veces.—Adelante —respondió la voz grave desde el interio
Mientras Josephine continuaba masajeando a Malcolm, sintió que era su oportunidad para investigar un poco sobre él y su vida… deseaba saber si todo lo que se hablaba de él era cierto, por eso, sin poderlo evitar, preguntó:—Milord Alfa, usted ¿Estuvo involucrado en la guerra contra el Distrito de las Sombras? He oído rumores...Malcolm abrió los ojos, sorprendido por la pregunta.—¿Por qué te interesa? —preguntó con suspicacia.Josephine continuó con su labor, deslizando los pulgares a lo largo de su columna brillante por el aceite.—Simple curiosidad, milord —carraspeó su garganta—. En las Tierras Bajas, las noticias de Altocúmulo son escasas y a menudo distorsionadas. Si he sido indiscreta, me disculpo. No fue mi intensión, si así lo prefiere, guardaré silencio…Malcolm no dijo nada durante unos momentos, disfrutando de las manos expertas que trabajaban su espalda. Sin embargo, comprendió que esa curiosidad era normal, él sabía que tenía “una fama” que lo precedía, así que, luego de
Las manos de Josephine continuaban deslizándose por los hombros de Malcolm, acariciando sutilmente la base de su cuello, ocasionando que un escalofrío recorriera la columna del Alfa.—Tus manos son... —Malcolm se interrumpió, como si no encontrara las palabras adecuadas—. Tienes un don, druida Fletcher.—Años de práctica, milord McTavish—respondió Josephine, aunque ambos sabían que había algo más, una conexión que iba más allá de la mera habilidad técnica.Malcolm giró levemente la cabeza, intentando mirarla por encima del hombro. Sus ojos grises, aquellos que había heredado Zacary, brillaban con una intensidad que Josephine conocía bien.—¿Por qué siento que te conozco? —preguntó de repente Malcolm, con un tono que mezclaba confusión y algo cercano al enfado, como si ella fuera culpable de un crimen inexplicable—. Hay algo en ti que me resulta... familiar.Josephine sintió que se le detuvo el corazón por un momento. Este era el momento que tanto había temido. Buscó desesperadamente un
«Narra Josephine»No pude controlar el temblor de mis manos mientras Malcolm deslizaba el anillo en mi dedo. No temblaba por nerviosismo o porque me arrepintiera, temblaba por miedo. Porque allí en los Dominios Elevados, donde solo vivía la élite de los Alfas, amar a quien no debías podía llevarte a la muerte.—La luna y las estrellas son testigos de esta unión —dijo Malcolm, y noté cómo su voz, normalmente firme, también temblaba—. Yo, Malcolm I McTavish, te tomo como mi esposa y compañera de vida, a ti, Josie.Ambos sonreímos cuando me llamó "Josie". Un pequeño momento de complicidad en medio del peligro.—Josephine Fletcher... —susurré, diciéndole mi nombre completo.Malcolm sonrió, mirándome con esos ojos grises azulados que tanto me gustaban, diciendo:—Te tomo como mi esposa y compañera de vida, Josephine Fletcher…En ese momento, nos encontrábamos en una pequeña cabaña abandonada en el borde del "Gran Bosque" que apenas era visible en la oscuridad. Pero dentro de la cabaña, las
«Narra Josephine»Malcolm se tensó mirando hacia la ventana, pude ver cómo su cuerpo ya estaba listo para transformarse y protegerme. Contuvo la respiración, agudizando sus sentidos de Alfa, pero luego, pude ver cómo sus hombros se relajaron y dejó de tener el ceño fruncido.—Solo es un animal —susurró tras unos segundos eternos.Exhalé, pero el miedo no me abandonó. ¿Cómo podría? Estaba a punto de huir con el hijo del segundo hombre más poderoso del reino, un Alfa prometido a la hija de la manada Silvercliff. En el reino había tres familias Alfas poderosas: la familia real, que era la manada Lycanburg, luego estaban los McTavish y seguían los Silvercliff. Malcolm estaba comprometido con la hija de los Silvercliff desde que tenía memoria, ya que esa unión sellaría el control absoluto sobre las minas de aerolita y, con ellas, el poder sobre todos los Dominios Elevados que eran donde vivían los poderosos.Y yo, ¿quién era yo? Una druida huérfana, talentosa sí, pero nacida en las Tierras
ONCE AÑOS DESPUÉSTIERRAS BAJAS: DISTRITO CORONA DE NIEBLA«Narración general»—¡Zacary, no te alejes tanto! —llamó Josephine al ver cómo su hijo de diez años se adelantaba corriendo—. Lyra, cariño, ¿podrías vigilar a tu hermano?—Sí, mami —respondió la niña mirando a su madre—. ¡Zacary! —gritó Lyra—. ¡No te alejes demasiado!—¡Cállate, Lyra, tú no me das órdenes! —replicó el pequeño a su hermana melliza.—¡Zacary! —exclamó Josephine, y bastó con ese tono para que su niño se encogiera de hombros, redujera el paso y esperara a su hermana y a su madre.—Mami, déjame ayudarte con la tinaja, sabes que puedo —pidió Zacary, extendiendo sus brazos hacia el pesado recipiente que su madre cargaba.—No, mi amor, luego sospecharían... recuerda, un niño de diez años no debería poder cargar algo tan pesado. ¿Qué es lo que no deben saber los del pueblo?—No deben saber que soy un lobo, ya lo sé —respondió el pequeño poniendo los ojos en blanco, cansado de escuchar siempre la misma advertencia.—Exa
—Mamá, mira —Lyra señaló hacia el pozo que ya se divisaba en el claro—. Hay mucha gente hoy. ¿Por qué será? —preguntó la niña, quien llevaba un ramo de flores recogidas durante el camino, mientras Zacary blandía un palo que usaba como espada.—Es extraño... nunca está tan concurrido a esta hora —comentó Josephine, reacomodando la tinaja entre sus manos.Una pequeña multitud se agolpaba alrededor del pozo de piedra: principalmente mujeres y algunos niños, todos con cubos, cántaros y tinajas, esperando su turno. Josephine apretó inconscientemente los labios.—Quédense cerca de mí —murmuró—. Y recuerden...—Somos humanos, somos druidas en formación —recitó Zacary en voz baja, rodando los ojos con exasperación adolescente prematura—. Lo sabemos, mamá.Al instante recibió un golpe de su hermana en el brazo.—¡Volviste a rodar los ojos!—¡Lo hago sin pensar! —se defendió Zacary, encogiéndose de hombros.El niño no comprendía realmente el peligro. ¿Cómo podría? Josephine había ocultado mucha
Con el corazón martilleando contra sus costillas, Josephine dejó su tinaja en el suelo, como si quisiera descansar. Rápidamente metió la mano en su túnica y sacó un polvo que siempre llevaba "por si las dudas", el cual espolvoreó en el rostro de sus hijos mientras fingía acariciarlos. Era un inhibidor de olor.—¡Te estoy llamando, druida! —gritó el hombre, reconociendo a Josephine por su túnica verde con capucha, el color distintivo de los druidas especializados en pociones.Josephine se volvió lentamente, manteniendo a los niños parcialmente ocultos tras su cuerpo.—Buenos días, señores —saludó, bajando la mirada como correspondía a una simple druida de las Tierras Bajas ante la autoridad—. ¿En qué puedo ayudarlos?El capitán se acercó, escrutándola con ojos entrecerrados. Llevaba una lista en la mano donde también figuraban nombres de mujeres.—¿Nombre?—Josephine Fletcher, druida del Círculo de la Niebla.El hombre consultó su lista, y Josephine sintió que el tiempo se detenía. ¿Y