Hola de nuevo, espero que lo esten dando todo en su día a día. Como siempre recuerden dar su me gusta, su comentario, calificar la historia y por último seguirme.
—Mamá —me acerco a mi bisabuela, que está en la orilla de la playa—. Tengo una pregunta —susurro y ella me mira de reojo—. ¿Por qué te decimos mamá en vez de alfa? —le pregunto mientras el viento hace bailar su cabellera blanca. Ella cierra los ojos e inhala suavemente.—Me llaman "mamá" porque soy una gran consejera, una alfa, y trato a cada miembro de mi manada como si fueran mis propios hijos —muerdo mis labios y miro mis pies que juegan con la arena—. ¿Por qué la pregunta?—Creí que era porque eres la más vieja —contesto sonriendo, haciendo que mi bisabuela materna se ría levemente.—Creo que eso también tiene que ver —comenta, acariciándome la cabeza—. También porque salvé a muchos licántropos en la guerra. No es fácil ganarse un apodo; viene de luchar y trabajar duro —me notifica. A veces no entiendo algunas cosas que dice—. Estoy segura de que algún día te ganarás el tuyo —añade, sonriendo con ternura.—No creo que llegue a ser tan vieja —comento. Ella congela la mano que me est
—Ah... —comento, girándome rápidamente para salir de este horrible lugar.Siento cómo alguien me toma del cuello de la blusa. Lentamente miro a la persona que me ha detenido y veo a mi madre, seria. Le sonrío con inocencia y ella frunce el ceño. Me arrastra hasta una silla y me sienta en ella. Algunos lobos mueven sus colas divertidas por la escena y otros gruñen ante mi presencia. —Tienes que quedarte aquí. Hoy daré clases físicas a los chicos, a ver si aprendes algo de lobos por una vez en tu vida —giro los ojos, cansada de que quiera meterme sí o sí en este mundo de anormales.—Ma', entiéndeme, no me interesa... —me interrumpe tapándome la boca.Giro los ojos y suspiro, esto ya me tiene cansada. ¿Por qué no puede entender que no me interesa y ya? La vuelvo a mirar y paso mi lengua por su mano, haciendo que retire rápidamente la suya.—Solo observa, por favor —suplica con ojos de cachorra.¿Cómo puedo negarme a su cara de súplica? Le sonrío en forma de aprobación. Además, de todos m
El aire fresco del bosque nos envuelve, con el sonido de las hojas susurrando y el crujir de las ramas bajo nuestros pies. Los duelos siempre se llevan a cabo en esta área boscosa, donde el suelo está cubierto de una alfombra de musgo y los árboles altos forman una cúpula natural que deja pasar la luz del sol en haces dorados. Las aves cantan a lo lejos, ajenas a la tensión que crece entre nosotros.El área está bordeada por un círculo de rocas, marcando el terreno de duelo. Los estudiantes forman un anillo alrededor, sus ojos brillando con expectativa. Puedo ver sus expresiones, una mezcla de curiosidad y asombro, preguntándose si realmente voy a enfrentarme a Max.Max se posiciona frente a mí, sus músculos tensos y listos para atacar. Sus ojos azules están fijos en los míos, llenos de arrogancia y superioridad. No puedo evitar sentir una chispa de rabia al verlo; su actitud altiva me repugna. Este lobo cree que puede dominar a todos solo porque es fuerte físicamente.Siento la energí
Suelto a Max de mis raíces, haciendo que caiga de lado en el suelo. Tengo que admitir que, si no fuera por Silver y por la cadena de plata, yo hubiese sido la perdedora. Mi cuerpo no es el mismo de cuando era niña, cuando estaba entrenado.Me acerco al alfa que he derrotado. Está exhausto y le cuesta respirar. Si pudiera curarlo como puedo hacerlo conmigo misma, todo sería perfecto, pero no puedo hacerlo con otros seres. Sin embargo, puedo crear algo para aliviar su dolor.Muevo mis manos y hago que salgan unas plantas y flores del suelo, luego preparo una medicina para las quemaduras de Max. Mientras hago el medicamento, Killa logra captar la atención de todos, ya que no es aceptable usar la energía natural sobre la lunar. Le unto lo que he creado en su lomo, cuello, hocico y otros lugares afectados. Max ronronea un poco por el olor relajante y el alivio que causa la medicina.Mi bisabuela, Atanasia, me entrenó para luchar cuando era niña, pero siempre me atraían las plantas y los ani
Mientras no sabe lo que es, dónde está ni qué quiere, me escondo debajo de la camioneta. Escucho cómo emite un aullido que suena más a un grito horrible, haciendo que me tape los oídos y mi respiración se agite. Toco mi pecho para calmar el miedo que invade mi cuerpo. ¿En qué me he metido ahora?No tengo la energía suficiente para luchar contra él. Miro mi tobillo, aún no recuperado del duelo contra Max. Contengo las ganas de llorar al darme cuenta de que mis probabilidades de salir viva de aquí son escasas. Muerdo mis labios y miro detrás de mí... ¿no está? Asomo la cabeza un poco más; al ver que no hay nadie, me relajo y empiezo a salir sin hacer ruido. Creo que me he confiado demasiado...—¡Ah! —grito al sentir cómo me toman del pantalón y me arrastran bruscamente por el pavimento.Observo todo boca abajo, sintiendo cómo la sangre sube a mi cabeza. Noto una marca única en la pata del híbrido. Ahora entiendo por qué no había visto su cara por estos lares ni reconocido su olor, especi
—¿Para qué crees que lo tenía? —pregunto, tomando el collar rápidamente.—No lo sé, tal vez siempre lo usaba. Pero por su forma y esas piedras, no son de estas naciones... Deduzco que viene de las afueras, donde el gobierno y tu alfa dicen que solo hay caos gracias a la guerra nuclear —contesta Jafet, soplando la mano que agarraba el collar—. Además, se ve antiguo.—Una gema de varios colores... —Paso mi pulgar por el fino pero resistente collar. Su belleza nos hipnotiza—. Es única —susurro, notando el reflejo de mis ojos coloridos en las piedras.Algo en el collar me resulta familiar, como si me conectara con un recuerdo lejano. Sin darme cuenta, mis ojos se llenan de lágrimas. Los recuerdos de mi sueño y mi niñez empiezan a aflorar.—¿Estás bien? —pregunta Jafet al ver cómo deposito mi cabeza en mis manos—. Oye, todo estará bien —se sienta a mi lado y me abraza.Dejo caer mi cabeza en su hombro y observo cómo la tarde se convierte en una noche oscura a través de la ventana. Noto que
—Mantente escondida y por nada del mundo salgas, Iris —dice la señora mayor de ojos azules, saliendo de la choza mientras su loba la esperaba.—Mía... —llamo a la loba blanca que se unía a mi bisabuela en una sola alma—. Mamá, tengo miedo —expreso temblando al ver cómo se convertía en una loba blanca y grande.—Mantente adentro, Iris —ordena con autoridad, ahora transformada en una loba blanca como la nieve, la luna más poderosa de la historia—. Ya es hora de que este vejestorio vuelva a luchar.Un aullido poderoso llama a mi bisabuela. Desde que la luz de la Luna me tocó, mi bisabuela materna, Atanasia, me ha mantenido escondida como si fuera un secreto. Tragué saliva y cerré la puerta...—No tengo que salir, no tengo que salir —me repeto varias veces, esperando que mi alfa volviera, pero... mi memoria saltó a una imagen en mis recuerdos.En lugar de encontrar a una loba blanca, encontré una roja, manchada con su propia sangre y con los ojos mirando a la nada. Mi vista se distorsionó
Caminamos hacia la puerta trasera y asomamos nuestras cabezas para ver si hay híbridos cerca. Se escuchan sus pasos mientras irrumpen en los hogares buscando sangre, llevándose consigo cada vida que encuentran, incluyendo animales. Trago saliva al ver que realmente son peligrosos.—¿Por qué verificamos si sabemos que están cerca? —pregunta Jafet, logrando que Max y yo lo miremos con seriedad a lo que solo encoge los hombros el mitad vampiro. —La mayoría están en una casa... —se oyen gritos de una familia, acompañados de gruñidos.—Debemos ayudarlos —digo de forma automatica, saliendo de nuestro escondite, pero ambos chicos me toman del brazo y me detienen.—Ya están muertos, Iris —dice Jafet con seriedad, apretando su mano al ver cómo empiezo a respirar con dificultad.¿Qué me pasa? Debo ser fuerte, así es la vida en este mundo. Cierro los ojos y trato de relajarme. No debo sentir nada. Poco a poco, corto los lazos emocionales que se han creado desde ayer.—Debemos aprovechar esta opor