Gaia
Algunas compañeras de limpieza están llevando mantas a la habitación. Al asomarme, noto enseguida que todos los médicos se encuentran allí. ¿Será que le pasó algo a Parisa?
Avanzo para entrar en la habitación cuando uno de los médicos me ve, abre los ojos con sorpresa y rápidamente sale para impedir que pase.
—Señorita Gaia, ¿qué hace aquí? Y de pie, debería estar acostada en la camilla.
—¿Qué hago yo? ¿Qué hacen todos aquí? ¿Por qué me dejaron abandonada en la sala de operaciones y no le hicieron el trasplante a mi madre?
—Lo lamento señorita Gaia, pero fueron órdenes del Rey. Su hermana Parisa se puso mal y mandó a que todos los médicos viniésemos a evaluarla para no afectar el compromiso con el Rey de Stormwolf.
—¿Qué? ¿Acaso es una broma? ¡Mi madre está muriendo! —Alzo el tono de mi voz sin importarme si alguien más me escucha.
—Lo lamento, de todos modos, no se puede trasplantar el riñón a su madre. El daño es demasiado, lo rechazaría.
—¡Miente! ¡Solo no quiere operar a mi madre!
Mis ojos se llenan de lágrimas otra vez, él me mira con una mezcla de compasión y lástima que no puedo soportar. Salgo corriendo una vez más, ni siquiera me percato de que todo este tiempo solo ando con la bata del hospital que me pusieron. No me importa. Salgo a toda prisa hacia el salón del trono.
Nunca le he pedido nada a ese viejo de Emyr, pero esta vez estoy dispuesta a enfrentarlo si es necesario. Prometió que destinaría los recursos del palacio para salvar a mi madre, y ahora está rompiendo su promesa.
Me detengo frente a las puertas blancas ornamentadas con dorado para entrar, pero entonces el visir del Rey, Gastón, se pone en frente, impidiéndomelo.
—¿A dónde crees que vas?
—Necesito hablar con el Rey, déjame pasar —exijo.
—Lo siento, pero eso no va a ser posible, no puedes entrar.
Aprieto los puños, juro que hoy soy capaz de desafiar a quien sea si con eso salvo a mi madre.
—Apártate ahora y prometo que seré gentil.
Gastón se echa a reír.
—Gaia, no te busques problemas, el Rey Emyr está reunido con el mensajero del reino de Stormwolf para ultimar detalles sobre el matrimonio de la princesa Parisa con el Rey de ese lugar. Me dio órdenes expresas de que no podía permitir que nadie los interrumpiese.
—No lo entiendes, mi madre… hoy era su operación, pero Parisa… —chasqueo la lengua con frustración—… por favor, déjame hablar con él, o al menos dale el mensaje.
Gastón rueda los ojos, no me quiere hacer el favor, pero al menos parece tener un poco de empatía.
—Espera aquí.
La ansiedad me carcome, camino de un lado a otro pensando que mi madre ya podría estar muerta para entonces. Gastón regresa pocos minutos después.
—¿Y bien?
—La atención de una sirvienta se considera algo de poca importancia, el Rey no pondrá por encima de Parisa a una sirvienta, así que no, no habrá médicos para tu madre hoy.
Quiero gritar, chillar que es un maldit0 desgraciado. Nunca me ha reconocido, nunca aceptará que soy su hija, pero al menos pensé que se conmovería por la mujer que fue suya al menos una vez.
Salgo corriendo hacia la habitación de mi madre, las lágrimas empañan mis ojos impidiéndome ver el camino. Nos tratan como menos que animales, menos que basura.
Nunca valdré nada en este lugar.
Entro con cuidado en la habitación, pero ella me escucha aunque no sé cómo. Me arrodillo a su lado dejando caer mi cuerpo con la derrota sobre los hombros.
—Perdóname mamá, perdóname —suplico.
—Todo está bien Gaia, yo ya acepté mi destino —susurra sin fuerzas.
—No quiero perderte, mamá… —sollozo. Ella toma mis manos y me hace acostar a su lado. La envuelvo en mis brazos y lloro como cuando era una pequeña niña y le tenía miedo a la oscuridad.
—Gaia, tengo que decirte algo importante.
—¿Qué es, mamá? —pregunto mirándola a los ojos.
De pronto, ella se queda mirando al infinito, su mano se aferra con fuerza a la mía y su cuerpo se pone tan tenso como una piedra.
—¿Mamá? ¿Mamá qué tienes?
—Gaia… tú no eres…
En ese momento mi madre afloja su agarre, cierra los ojos y exhala su último aliento. Puedo sentir el pulso disminuido de las venas en sus muñecas hasta que ya no late más.
—¿Mamá? ¡Mamá no me dejes!
CAPÍTULO 3: EL CAMBIO DE COLOR EN MIS OJOSGaiaUnos cuántos días después…Descargo contra el piso mis frustraciones. El cepillo acaba por abrirse en dos mitades y sin darme cuenta he tallado tanto que la madera ha comenzado a rayarse. Los brazos me arden y siento las manos acalambradas. Suelto el cepillo un momento y exhalo un profundo suspiro.Han pasado cuatro días desde la muerte de mi madre. No pude evitarlo, ella simplemente murió en mis brazos y a nadie le importó.Solo las sirvientas del castillo me ayudaron a darle una sepultura digna en el panteón detrás del palacio. Pensé que el Rey me daría aunque fuese algunas condolencias, pero ni siquiera se ha aparecido por el pasillo de casualidad para decirme que lamenta la muerte de mi madre.Todos siguen muy ocupados en lo del fulano matrimonio con ese Rey que nadie ha visto nunca.Derramo un poco de agua en el piso para seguir tallando del otro lado. Intento no pensar demasiado en Liora, porque si lo hago, inundaré el suelo, pero c
CAPÍTULO 4: LA ELEGIDA ES… GAIAGaiaGastón abre las puertas del salón del trono. Un lugar en el que solo he estado unas pocas veces. Mi padre, el Rey Emyr Silverrose III de Miridian se encuentra sentado en su gran silla de oro con la mirada perdida. Por primera vez en mucho tiempo le noto realmente preocupado. ¿Será que tal vez se dio cuenta de que cometió un error al dejar morir a mi madre?Al menos espero una disculpa de su parte. O tal vez me ha llamado aquí porque sabe que es mi cumpleaños dieciocho.Parisa y yo avanzamos ante él, quien al vernos deja su pose pensativa para mirarnos directamente.—Padre —saluda Parisa con una leve reverencia.—Hija mía —le dice él abriendo los brazos. Enseguida Parisa sube los escalones del trono y corre a abrazarlo.Esa es una muestra de cariño que nunca ha tenido conmigo.—¿A qué se debe tu llamado, padre? —pregunta mientras yo me mantengo en silencio frente a ambos.—Como sabrás hija mía, hace poco hemos concretado un acuerdo para salvar al pu
CAPÍTULO 5: LA DESPEDIDA DE SOLTERAGaiaLas tres semanas previas a la boda pasaron tan rápido que ni siquiera lo noté. Durante ese tiempo han estado preparándome con todo lo que se supone que debí aprender durante dieciocho años. Es demasiado para aprender en tan poco, pero al menos creo que he logrado captar lo básico.Por otro lado, mi hermana se ha estado comportando… como se supone que debería ser una hermana, pero, es que Parisa nunca me ha tratado así.Ha organizado una gran fiesta para mí, invitó a gente de todos lados, excepto, por supuesto, al reino de Stormwolf. Se supone que me voy mañana para no volver a verlos nunca más, y esta noche será la fiesta.Ahora mismo me encuentro en la habitación preparándome para bajar. La fiesta es con temática de máscaras, así que me pongo una que Parisa ha dejado para mí con plumas negras y detalles dorados realmente preciosos.A veces pienso que todo esto no es más que una trampa de su parte, pero ¿qué podría hacer al respecto? Quizá solo
CAPÍTULO 6: LA CURIOSIDAD MATÓ AL LOBONikolai—¿Está seguro de lo que va a hacer esta noche, Alteza?—Por supuesto que sí, Darryl, no me lo cuestiones y más bien, asegúrate de que no se den cuenta de que me fui. Esta noche voy a divertirme un rato en el palacio de Miridian.Darryl, mi Beta y mano derecha, asiente con solemnidad y se retira mientras yo termino de arreglar la máscara que cubre mi rostro.Me enteré de la fiesta de despedida de soltera que harán en el reino de Miridian para mi futura esposa, y es la oportunidad perfecta para buscar un poco de diversión antes de que me condenen al matrimonio. El hecho de que le hayan preparado una fiesta de soltera me hace sospechar que tal vez no es tan pura como dicen. De todos modos eso es algo que le importa más a mi madre que a mí.Yo solo quiero pasar un buen rato con alguna humana, tal vez mis últimas horas de soltería con un cuerpo caliente a mi lado complaciéndome hasta el hartazgo.Salgo a través de la ventana con mi transformac
CAPÍTULO 7: YA NO ERES VIRGEN, HERMANITAGaiaUn fuerte dolor de cabeza me hace despertar de mi letargo. Cuando abro los ojos mi visión se ve borrosa, pero poco a poco comienzo a recuperarla. Me siento en la cama, adolorida y con una sensación extraña en mi cuerpo. Volteo a mi alrededor y entonces caigo en cuenta de que me encuentro en una cama.Es en este momento que realmente despierto, observo la cama echa un desastre, mi ropa hecha trizas en el suelo y yo… observo mi cuerpo desnudo, cubierto solo con las sábanas blancas y la sensación de mi entrepierna húmeda y ultrajada.—No… no, esto no puede estar pasando —digo entrando en pánico.Me levanto de un salto de la cama y rebusco en la habitación, pero no hay nadie conmigo.—No puede ser, no puede ser, ¿qué diablos pasó anoche? ¿Qué hice?Mi corazón late acelerado, llena de pánico y miedo. Corro al baño y me echo el agua fría de los baldes sin importar que me congele la piel. Mientras tallo con insistencia los recuerdos llegan lentam
CAPÍTULO 8: LA PRUEBA DE VIRGINIDADGaiaEl sol del mediodía incide con furia sobre nuestras cabezas. El carruaje finalmente se detiene frente al imponente palacio de Stormwolf y si antes creía que Miridian tenía un gran castillo, ahora sé que es una choza en comparación a esta monstruosidad.Las torres son tan altas que se pierden al mirar hacia arriba con el reflejo del sol y el terreno se extiende hasta atrás por tantos kilómetros que pareciese que no tiene fin.Un sirviente abre la puerta de mi carruaje y me ofrece la mano para bajar. Mi corazón late desaforado, estoy muy nerviosa, en especial por lo que dijo Parisa. ¿De verdad me harán una especie de prueba de virginidad? ¿Cómo podrían saberlo?—Bienvenida al reino de Stormwolf, señorita Gaia —dice con solemnidad.—Gracias —respondo con una sonrisa nerviosa.—Antes de conocer al Rey, deberá pasar por nuestro ritual de luna para saber si es apta —explica.—¿Ritual de luna?—Así se llama a la tradición, la Luna del reino debe ser u
CAPÍTULO 9: ¿CUÁNTAS CASUALIDADES PUEDEN SUCEDER EN UNA NOCHE?NikolaiUn par de hermosas lobas se encuentran a mi lado complaciéndome, las dos mujeres tienen buena destreza con la lengua en mi fal0, provocando que tense mis músculos. Cierro los ojos y de pronto la imagen de la humana de la noche anterior aparece en mi mente sin que lo pueda controlar; lejos de que eso sea un problema, acaba por excitarm3 más… sim embargo, de la nada, mi madre irrumpe en la habitación abriendo las puertas de par en par y arruinando por completo mi momento privado. Las dos chicas se levantan de mi entrepierna con vergüenza y cubren sus rostros, apresurándose a ponerse algo de ropa. —Madre, ¿es que acaso no sabes tocar? —Saca a tus perr4s de aquí ahora mismo —ordena mientras yo me levanto de la cama y cubro mi cuerpo con una bata negra. Le hago una seña con la cabeza a ambas lobas para que se vayan, no sin antes guiñarles un ojo para recordarles que pronto tendrán que volver. —¿Qué necesitas, madre?
CAPÍTULO 10: ¿SOY TU CONCUBINA? GaiaNo puedo salir de mi asombro, esto es mucho peor que una pesadilla. No puede ser que el hombre al que me entregué anoche sea el mismo con el que debía casarme. Todo lo que dice carece de sentido para mí, ¿cómo es posible que esté embarazada? Y sobre todo ¿Cómo es que él lo sabe? ¿Y por qué se refiere al supuesto bebé como un cachorro? Nada de esto tiene sentido, estoy aterrada y todo lo que quiero es huir de este lugar ahora mismo. Sus ojos azules que anoche me miraron con deseo hoy me ven con un desprecio que no creo merecer.—No puedes encerrarme aquí, por favor, yo no he hecho nada malo —suplico intentando apelar a algún lado bueno de él. Sé que éramos unos desconocidos anoche, pero sé que él sintió la misma conexión que yo, al menos debería tenerme algo de compasión.—Te quedarás aquí porque yo lo ordeno. Y te lo advierto, no te conviene que nadie se entere de esto. No voy a matarte si es lo que crees, serás… mi placer culposo si es que hay