Gaia
Unos cuántos días después…
Descargo contra el piso mis frustraciones. El cepillo acaba por abrirse en dos mitades y sin darme cuenta he tallado tanto que la madera ha comenzado a rayarse. Los brazos me arden y siento las manos acalambradas. Suelto el cepillo un momento y exhalo un profundo suspiro.
Han pasado cuatro días desde la muerte de mi madre. No pude evitarlo, ella simplemente murió en mis brazos y a nadie le importó.
Solo las sirvientas del castillo me ayudaron a darle una sepultura digna en el panteón detrás del palacio. Pensé que el Rey me daría aunque fuese algunas condolencias, pero ni siquiera se ha aparecido por el pasillo de casualidad para decirme que lamenta la muerte de mi madre.
Todos siguen muy ocupados en lo del fulano matrimonio con ese Rey que nadie ha visto nunca.
Derramo un poco de agua en el piso para seguir tallando del otro lado. Intento no pensar demasiado en Liora, porque si lo hago, inundaré el suelo, pero con mis lágrimas.
Estoy tan concentrada en mi tarea que no reparo en la persona que viene avanzando por el pasillo a mis espaldas sino hasta que escucho su grito agudo y un alboroto en la mesa decorativa que se encuentra allí.
Me levanto de inmediato para intentar ayudar a Parisa a evitar que se caiga, pero ella me aparta la mano con desprecio.
—¡Mira lo que haces! ¡Tonta! —exclama.
Nos encontramos solas en este lugar, algo que ella siempre aprovecha.
—Lo siento Parisa.
—¿Cómo me dijiste? Soy la princesa Parisa, para ti. No te atrevas a tutearme como si estuvieses a mi nivel.
—Como diga, princesa —respondo apretando los dientes.
Usualmente dejo que ella me humille como quiera, pero hoy es mi cumpleaños, hoy por fin cumplo dieciocho años y solo estoy deseando irme de aquí para siempre.
—Eres una estúpida, no sabes hacer bien tu trabajo, por poco me matas.
—O tal vez deberías ver por donde vas —susurro. No obstante, no estamos tan lejos como para que no me escuche.
—¿Qué has dicho? —cuestiona acercándose a mí. Parisa siempre ha sido guapa, pero cuando me ve así con sus ojos verdes desbordados, ni siquiera lo blanco de su piel o el cabello castaño la hacen ver bien.
—Nada, yo…
—¡Oh, no! Te escuché perfectamente, bastarda. —De pronto Parisa me empuja con violencia. No puedo evitar la caída, y menos la patada que me da directo en el costado provocándome un dolor insoportable.
Acto seguido, derrama el balde con el agua sucia que estaba a su costado y me mira con la burla pintada en su rostro.
—Puedes limpiarlo con tu propia ropa, bastarda. Reconoce cuál es tu lugar. Solo tu mami te podía defender, pero ahora estás sola, así que no creas que mi padre hará algo por ti.
Agacho la cabeza conteniendo la furia que se apodera de mí. Nunca me había sentido de esta manera, es como si todo se tiñera de rojo a mi alrededor y juraría que un instinto asesino se apodera de mi raciocinio. He soportado durante años sus humillaciones, pero burlarse de la muerte de mi madre en un límite que no estoy dispuesta a dejar pasar.
Levanto la mirada hacia ella y en ese momento, no sé si es por la furia que me domina o cuál es la razón de su reacción, pero Parisa borra la sonrisa de su rostro y retrocede dos pasos como si me tuviera miedo.
Me levanto lentamente en silencio sin apartar mis ojos de ella, todo lo que quiero en este momento es matarla por decir tantas estupideces, me cansé, me harté de dejar que todos en este lugar me traten como basura.
Siento como si fuese una fiera herida a la que acaban de amenazar, y no me importa si me llevan a la horca, juro que estoy dispuesta a arrancarle esa maldit4 sonrisa del rostro.
—Gaia, t-tus…
—Te vas a arrepentir de…
Antes de que pueda terminar de hablar, Gastón aparece de la nada en el pasillo. Por fortuna detrás de mí, porque no sé cuál habría sido su reacción si me hubiera mirado. Rápidamente agacho la cabeza y me recompongo. No me había dado cuenta de que estaba en una posición de ataque.
—Princesa Parisa, aquí está. La he buscado por todas partes, su padre solicita su presencia en el salón del trono ahora mismo.
—Ah… e-está bien, iré enseguida —dice con un tono más dócil.
¿En serio me veía tan amenazante?
Ella da media vuelta para seguir el camino hacia el trono, sin embargo, Gastón vuelve a hablar.
—Ah, a ti también Gaia, de hecho quiere verlas a las dos —añade.
Parisa gira sobre sus talones al haber escuchado lo que dijo.
—¿Qué? ¿Cómo que a ella también?
—Esas fueron sus órdenes —aclara Gastón encogiéndose de hombros.
Evito levantar la cabeza, porque tengo la sensación de que algo no anda bien conmigo. La furia todavía no se disipa.
—Está bien, iré enseguida —respondo con voz sumisa.
Parisa camina delante de mí a toda prisa para llegar primero, al igual que Gastón quien le sigue el paso de cerca. En ese momento levanto la mirada y me encuentro con mi reflejo en el espejo que se encuentra sobre la mesa decorativa.
Mi propio reflejo me asusta, porque, por un breve segundo, veo mis ojos cambiar de color de un intenso azul brillante a mi tono habitual marrón oscuro. El cambio es tan rápido que por un momento creo que he alucinado, pero algo me dice que no es así, porque estoy segura de que Parisa también vio el cambio de color en mis ojos.
CAPÍTULO 4: LA ELEGIDA ES… GAIAGaiaGastón abre las puertas del salón del trono. Un lugar en el que solo he estado unas pocas veces. Mi padre, el Rey Emyr Silverrose III de Miridian se encuentra sentado en su gran silla de oro con la mirada perdida. Por primera vez en mucho tiempo le noto realmente preocupado. ¿Será que tal vez se dio cuenta de que cometió un error al dejar morir a mi madre?Al menos espero una disculpa de su parte. O tal vez me ha llamado aquí porque sabe que es mi cumpleaños dieciocho.Parisa y yo avanzamos ante él, quien al vernos deja su pose pensativa para mirarnos directamente.—Padre —saluda Parisa con una leve reverencia.—Hija mía —le dice él abriendo los brazos. Enseguida Parisa sube los escalones del trono y corre a abrazarlo.Esa es una muestra de cariño que nunca ha tenido conmigo.—¿A qué se debe tu llamado, padre? —pregunta mientras yo me mantengo en silencio frente a ambos.—Como sabrás hija mía, hace poco hemos concretado un acuerdo para salvar al pu
CAPÍTULO 5: LA DESPEDIDA DE SOLTERAGaiaLas tres semanas previas a la boda pasaron tan rápido que ni siquiera lo noté. Durante ese tiempo han estado preparándome con todo lo que se supone que debí aprender durante dieciocho años. Es demasiado para aprender en tan poco, pero al menos creo que he logrado captar lo básico.Por otro lado, mi hermana se ha estado comportando… como se supone que debería ser una hermana, pero, es que Parisa nunca me ha tratado así.Ha organizado una gran fiesta para mí, invitó a gente de todos lados, excepto, por supuesto, al reino de Stormwolf. Se supone que me voy mañana para no volver a verlos nunca más, y esta noche será la fiesta.Ahora mismo me encuentro en la habitación preparándome para bajar. La fiesta es con temática de máscaras, así que me pongo una que Parisa ha dejado para mí con plumas negras y detalles dorados realmente preciosos.A veces pienso que todo esto no es más que una trampa de su parte, pero ¿qué podría hacer al respecto? Quizá solo
CAPÍTULO 6: LA CURIOSIDAD MATÓ AL LOBONikolai—¿Está seguro de lo que va a hacer esta noche, Alteza?—Por supuesto que sí, Darryl, no me lo cuestiones y más bien, asegúrate de que no se den cuenta de que me fui. Esta noche voy a divertirme un rato en el palacio de Miridian.Darryl, mi Beta y mano derecha, asiente con solemnidad y se retira mientras yo termino de arreglar la máscara que cubre mi rostro.Me enteré de la fiesta de despedida de soltera que harán en el reino de Miridian para mi futura esposa, y es la oportunidad perfecta para buscar un poco de diversión antes de que me condenen al matrimonio. El hecho de que le hayan preparado una fiesta de soltera me hace sospechar que tal vez no es tan pura como dicen. De todos modos eso es algo que le importa más a mi madre que a mí.Yo solo quiero pasar un buen rato con alguna humana, tal vez mis últimas horas de soltería con un cuerpo caliente a mi lado complaciéndome hasta el hartazgo.Salgo a través de la ventana con mi transformac
CAPÍTULO 7: YA NO ERES VIRGEN, HERMANITAGaiaUn fuerte dolor de cabeza me hace despertar de mi letargo. Cuando abro los ojos mi visión se ve borrosa, pero poco a poco comienzo a recuperarla. Me siento en la cama, adolorida y con una sensación extraña en mi cuerpo. Volteo a mi alrededor y entonces caigo en cuenta de que me encuentro en una cama.Es en este momento que realmente despierto, observo la cama echa un desastre, mi ropa hecha trizas en el suelo y yo… observo mi cuerpo desnudo, cubierto solo con las sábanas blancas y la sensación de mi entrepierna húmeda y ultrajada.—No… no, esto no puede estar pasando —digo entrando en pánico.Me levanto de un salto de la cama y rebusco en la habitación, pero no hay nadie conmigo.—No puede ser, no puede ser, ¿qué diablos pasó anoche? ¿Qué hice?Mi corazón late acelerado, llena de pánico y miedo. Corro al baño y me echo el agua fría de los baldes sin importar que me congele la piel. Mientras tallo con insistencia los recuerdos llegan lentam
CAPÍTULO 8: LA PRUEBA DE VIRGINIDADGaiaEl sol del mediodía incide con furia sobre nuestras cabezas. El carruaje finalmente se detiene frente al imponente palacio de Stormwolf y si antes creía que Miridian tenía un gran castillo, ahora sé que es una choza en comparación a esta monstruosidad.Las torres son tan altas que se pierden al mirar hacia arriba con el reflejo del sol y el terreno se extiende hasta atrás por tantos kilómetros que pareciese que no tiene fin.Un sirviente abre la puerta de mi carruaje y me ofrece la mano para bajar. Mi corazón late desaforado, estoy muy nerviosa, en especial por lo que dijo Parisa. ¿De verdad me harán una especie de prueba de virginidad? ¿Cómo podrían saberlo?—Bienvenida al reino de Stormwolf, señorita Gaia —dice con solemnidad.—Gracias —respondo con una sonrisa nerviosa.—Antes de conocer al Rey, deberá pasar por nuestro ritual de luna para saber si es apta —explica.—¿Ritual de luna?—Así se llama a la tradición, la Luna del reino debe ser u
CAPÍTULO 9: ¿CUÁNTAS CASUALIDADES PUEDEN SUCEDER EN UNA NOCHE?NikolaiUn par de hermosas lobas se encuentran a mi lado complaciéndome, las dos mujeres tienen buena destreza con la lengua en mi fal0, provocando que tense mis músculos. Cierro los ojos y de pronto la imagen de la humana de la noche anterior aparece en mi mente sin que lo pueda controlar; lejos de que eso sea un problema, acaba por excitarm3 más… sim embargo, de la nada, mi madre irrumpe en la habitación abriendo las puertas de par en par y arruinando por completo mi momento privado. Las dos chicas se levantan de mi entrepierna con vergüenza y cubren sus rostros, apresurándose a ponerse algo de ropa. —Madre, ¿es que acaso no sabes tocar? —Saca a tus perr4s de aquí ahora mismo —ordena mientras yo me levanto de la cama y cubro mi cuerpo con una bata negra. Le hago una seña con la cabeza a ambas lobas para que se vayan, no sin antes guiñarles un ojo para recordarles que pronto tendrán que volver. —¿Qué necesitas, madre?
CAPÍTULO 10: ¿SOY TU CONCUBINA? GaiaNo puedo salir de mi asombro, esto es mucho peor que una pesadilla. No puede ser que el hombre al que me entregué anoche sea el mismo con el que debía casarme. Todo lo que dice carece de sentido para mí, ¿cómo es posible que esté embarazada? Y sobre todo ¿Cómo es que él lo sabe? ¿Y por qué se refiere al supuesto bebé como un cachorro? Nada de esto tiene sentido, estoy aterrada y todo lo que quiero es huir de este lugar ahora mismo. Sus ojos azules que anoche me miraron con deseo hoy me ven con un desprecio que no creo merecer.—No puedes encerrarme aquí, por favor, yo no he hecho nada malo —suplico intentando apelar a algún lado bueno de él. Sé que éramos unos desconocidos anoche, pero sé que él sintió la misma conexión que yo, al menos debería tenerme algo de compasión.—Te quedarás aquí porque yo lo ordeno. Y te lo advierto, no te conviene que nadie se entere de esto. No voy a matarte si es lo que crees, serás… mi placer culposo si es que hay
CAPÍTULO 11: BUSCA OTRA ESPOSANikolaiLa pequeña lubina es un problema con el que no contaba. No solo es la mujer con la que estuve hace dos noches, sino que además lleva en mi vientre a mi primogénito. Sé que tal vez es un error mantenerla cautiva y en secreto, pero si mi madre descubre la verdad sobre el cachorro en su vientre, enloquecería. Haría que la chica lo abortase y luego la mataría. Yo en cambio tengo otros planes para Gaia.Ese cachorro debe nacer, todo lo que me importa es tener un heredero y quién sabe cuándo mi madre podrá encontrar otra Luna apta.Sin embargo, para el resto del palacio, Gaia debe desaparecer.Llego al ala de descanso donde mi madre y mi padre se encuentran conversando. Ambos viven y mi padre fue Rey de estas tierras por muchos años, pero ya es un viejo lobo que no podría dar batalla si algún otro Alfa de reinos rivales quisiera reclamar este reino. Por eso ahora yo soy el gobernante, el Rey Alfa de todos los lobos de Stormwolf.—Madre, padre —saludo c