Algunos tuvieron o tienen la dicha de tenerlo todo y esas personas son las que no saben valorar lo que tienen; otros como yo, no corrimos con esa misma suerte ya que desde que tengo uso de mi conciencia me di cuenta que no tengo familia.
Nací en un orfanato y apenas tengo ocho años y me doy cuenta que soy diferente a los demás, intento saber quienes eran mis padres, me lleve una enorme decepción haciendo que no deseara saber más de mi familia. Mi madre era una drogadicta y de mi padre no tengo ni la más remota idea, pero, con solo saber que ella no era la madre que anhelaba deje de preguntar por ellos a las monjas que me cuidaban.
Llore en silencio por lo amargo que es saber la cruda verdad de lo que fue mi vida y mi familia, si a eso se le puede llamar familia. Cuando las hermanas me descubrieron husmeando en la oficina de la madre superiora me castigaron pero no me importo.
Me alejo de cualquier niño porque todos Vivian esperando a que llegara el día domingo, el día en que alguna familia llegaba para adoptar a uno de nosotros, es tonto esperar que van a ser felices en un hogar que solo representa el reflejo del hogar que debimos tener en el momento en que nacimos.
—Alexander, ya debes estar dormido. —la hermana que me cuida constantemente entra a la habitación que compartía con otros niños.
La ignoro y sigo observando por la ventana mientras mi mente divaga al observar la oscura y lloviosa noche, había una enorme tormenta eléctrica que provoco un apagón en el orfanato de San Miguel.
—¿Quién es ella?
Mis ojos observo que alguien venia hacia las puertas del orfanato, no podía ver su rostro, estaba oculto, pero si logre ver su cabello, era rizado y rojo. La mujer traía consigo en brazos a una niña, pero estaba dormida.
La monja se acerca para ver lo que yo veo por la ventana al ver que la mujer sale huyendo baja de inmediato, la escucho llamar a la mujer que hace unos momentos salió corriendo después de dejar a la niña en la puerta.
Curioso por saber lo que esta pasando baje las pocas escaleras, pero antes de que pudiera llegar me detuve cuando vi que había muchas monjas llevando a la niña peli roja hacia la oficina de la madre superiora.
Al siguiente día todos los niños estaban despiertos a tempranas horas de la mañana cuando vieron que las familias empezaron a llegar pero había uno que llamo mi atención, un hombre con su cabello muy bien arreglado hacia atrás, su rostro estaba libre de algún vello y fue entonces que me vio desde donde se encontraba, su mirada era extraña para mi.
El venia solo, no traía a ninguna mujer consigo, traía un abrigo que le llegaba hasta los tobillos, su vestimenta no algo diferente al de un padre de hogar. ¿Quién es el?.
Después de perderlo de vista a los minutos una monja viene y me dice que alguien a decido adoptarme llenando mi cabeza de confusión porque no he visto a nadie para que alguien ya quiera a adoptarme, pensé que era una equivocación pero cuando llegue hasta la oficina de la monja mas anciana lo vi, el mismo hombre extraño que vi entrar y que me miro por un rato.
—El es Alexander, es un niño muy reservado, pero es adorable se lo puedo asegurar.
Observo a la anciana porque lo decía para deshacerse de mi, el me mira nuevamente y ladea una sonrisa.
—Es el indicado. —mira de nuevo a la monja. —Prometo que será un gran hombre en el futuro. ¿Nos vamos Alexander?
Ni siquiera se presentó, es obvio que no está aquí para convertirse en padre. Cuando salimos del orfanato la vi, sus ojos eran preciosos, como un par de esmeraldas. Si no fuera por el llamado constante de mi nuevo padre estaría un poco mas viendo la mirada perdida de aquella niña.
—Desde ahora serás Alexander Calloway.
Cuando llegamos a mi supuesto hogar me detengo a observar, parece mas una prisión que una habitación.
—Desde mañana empezaras tus entrenamientos para ser un cadete. —me mantengo en silencio. —No soy tu padre, si tienes mi apellido es por que esas monjas no dejarían que te sacara a menos que te diera mi apellido. —es algo que no me sorprende. —Espero que seas de utilidad, si no lo fuiste para tus padres verdaderos, espero que lo seas conmigo porque odio los estorbos.
Claro, porque más estaría aquí, nadie adopta con las mismas intenciones y para mi suerte me toco un hombre que tenia otros planes conmigo que ser un padre pero no importa, si estoy aquí, me convertiré en alguien al que todos teman y cuando digan mi nombre temblaran.
—Me llamó señor...Volteo a ver a la Agente Spinster. —¿Tienes el informe?—Si, lo traigo conmigo. —afirma.—Cierra la puerta.—Si mi señor. —cierra la puerta después se acerca y me entrega la carpeta.Ladeó una sonrisa al ver que al fin van a comenzar a reclutar escoltas, después de días esperando la oportunidad, al fin comenzaría mi trabajo.—¿Irás?—Es mi trabajo, por eso fui enviado aquí, ¿lo olvidas?—No. —suspira decepcionada de mi respuesta —¿Algo más en que lo pueda ayudar?—Retírate.Molesta por mi frialdad, me da la espalda caminando hacia la puerta, al abrirla sin que me sintiera llegar, ya me encontraba a sus espaldas, escucho una risita traviesa de su parte complacida, jadeando llena de deseo sus manos se aferran a mi brazo al sentir mi aliento en su nuca.—Ansiaba que me llamara de nuevo. —musita sin descaro. —Para ser una mujer casada, pareces no sentirte culpable al engañar a tu esposo. —l
Con la punta del arma me empuja de nuevo para que me mueva de mi lugar, al lograr subirme siento que tropiezo, pero me reincorporo gracias a la mano de otro sujeto que me tomo del brazo para que no perdiéramos el tiempo. El auto se pone en marcha, contando los segundos calculé que fueron dos horas de viaje en auto, al bajarme me quitan de la cabeza la capucha.Aún amarrado de las manos sigo caminando, intento observar a mi alrededor, pero mi vista es bloqueada por varios hombres que se posicionan a mis costados; ni siquiera me di cuenta que estaban con nosotros.—¿Y este de dónde lo sacaste? —una voz masculina diferente llama mi atención.—Señor, es Arthur Robert.—Ah, el guardaespaldas nuevo —el hombre se acerca a nosotros mientras se fuma un puro.—Si señor. —sostiene el hombre.Lo observo detenidamente, para que sea el señor Ivanov, no era tan mayor como lo describieron o como para ser la cabeza principal de la familia más peligrosa incluso ya
Inclino mi cabeza hacia atrás para detener el sangrado causado por esta chica con Berrinches de niña, ¿Cómo demonios está casada y tiene ese comportamiento? Alguien con un temperamento como ese no debería estar casada.Es una mujer demasiado irritante, no basto con el primer encuentro cuando casi me mata con su auto si no que tengo que tener un segundo encuentro para confirmar que es una mujer realmente molesta y odiosa que, aunque posea un majestuoso cuerpo es desesperante.Luego de unos minutos me quedé afuera esperando que saliera, ¡¿Por qué diablos me tuvo que pasar esto? Creí que sería fácil llegar a Ivanov, ¡Como pude terminar siendo el escolta de alguien que podría ser incluso su hija!Creí que sería emocionante, lleno de acción mientras grabaría sus negocios y obtuviera las evidencias de sus negocios, pero no, terminé siendo la niñera de su esposa que más bien parece su hija, ¿Pero en qué demonios pensaba ese hombre al tomar por esa a esa chica tan jo
La empleada la observa en silencio para después bajar su cabeza temblando ante la mirada tirana que Elena le lanza, se retira en silencio; mi vista se queda fija en Elena, la observo detenidamente y sonrío cuando sus ojos esmeraldas me ven con furia por unos segundos, luego me da la espalda y vuelve a sentarse.Su comportamiento despierta cierto interés por saber si ella es así de vez en cuando o solo cuando la provocan.—Fue algo brusca con ella.—Eso no te importa.Vaya que el ángel es agresivo cuando se lo propone, me causa un poco de gracia que ella sea así porque su apariencia no es la de una chica problemática.“Que aburrido es esto”.Increíble que yo, un agente encubierto me haya convertido en niñera, pero juro que si Ivanov no mata al informante yo mismo lo hare porque es una especie burla para mi, puedo pedir que me saquen de aquí pero seria demasiado sospechoso que me vaya cuando acabo de llegar.Es algo extraño, hace un momento ha
Alejándome de mis impulsos y deseos reacciono de inmediato, no debo involucrarme con ella, sería un grave error que no deseo cometer. Furioso conmigo mismo paso mis manos por mi rostro para desaparecer este deseo infernal que alberga en mi por culpa de esta mujer sensual que se me ha metido a la cabeza sin darme cuenta.—Arthur... —vuelve a susurrar mi nombre haciéndome caer en un suplicio al no ceder. —¿Acaso no te gustó el beso? O tal vez ¿Es que no soy lo suficientemente sensual para ti?¿Qué no es suficientemente sensual?, me rio por dentro ya que es como si estuviera frente a una diosa, con solo tocar su piel siento que estoy pecando al desearla de la forma en que lo hago.La veo de reojo, frustrado me impulso a un más lejos de ella, pero cada paso que daba lejos de ella era como si mis pies fueran dos pedazos de rocas que se estaban ancladas al piso y todo por no poder ceder ante mis deseos de decirle que si, quería tomarla y demostrarle que me fascinó al pun
ELENAEse besó significó mucho para ambos, era notorio el deseo que nos rodeó cuando nos sentimos el uno al otro, mi cuerpo vibró enloquecido de su fragancia masculina, quería perderme en sus brazos, sujetarme de ellos para profundizar ese beso que me dejo deseosa de continuar toda la noche hasta satisfacerme.El picor de su barba en mi piel aún seguía presente en mis mejillas, su fragancia se apodero de mi cuerpo, era tan exquisito que no pude evitar cerrar mis ojos y disfrutarla antes de que se disipe al amanecer.Pero cuando pensé que el caería en mis encantos y que pasaría una noche de locura que desde hace mucho no disfruto, el tenia que arruinarlo todo, nunca espere que lo hiciera que se detuviera porque nadie se resiste, pero el lo hizo y eso me sorprendió.Comencé a creer que era gay porque, ¿Qué hombre se resiste a una mujer como yo?, todos desean tenerme pero como valoran su vida mantienen la distancia haciendo de mi vida alg
—No puede obligarme a …—Oh, claro que puedo obligarte y lo sabes tan bien como yo que si se me da la gana puedo echarte de aquí o mejor aún, puedo matarte. —intento intimidarlo, pero parece que no le afecta. —Ahora trabajas para mí y no para el imbécil del Sergey y mucho menos para Aleksei así que obedece mi orden.—Ahora si trabajo para usted entonces. —su tono irónico me molesta. —No me diga.Espero una reacción de su parte por mi actitud, pero no, simplemente obedeció y tomó asiento a cuatro sillas lejos de mí, hoy no tenía ánimos de discutir con nadie así que lo dejo pasar por esta ocasión, llamé nuevamente a Matilda y está apareció enseguida.Cuando su desayuno es servido, lo observa como si tuviera veneno, no puedo evitar burlarme porque tal parece que desconfía de todo el mundo incluyéndome, toma el tenedor comenzando a desayunar, si, por primera vez decidí dejar que me cuidarán, algo que no estaba en mis planes pero tengo mis razones para permitir qu
Con mis ojos cerrados no dejo de pensar en ese recuerdo hasta que se desvanece cuando comienzo a llegar a la nota que me volvía loca porque nunca pude perfeccionarla, pero cuando era el momento de comenzar con ella, aquel ardiente beso que nos dimos Arthur yo me hizo sentir como mi cuerpo cobra vida al mismo tiempo que continuo la hermosa melodía.Al abrir mis ojos mi expresión es agria ante la confusión de los sentimientos que estoy sintiendo al terminar la nota, fruncí el ceño confundido aturdida ya que era la primera vez que esto me pasa.—¡Lo hiciste fantástico querida! —mi profesor me felicita emocionado. —Me alegra saber que estuviste practicando como te lo pedí.Ni siquiera había practicado, es más lo había olvidado por completo, no pensé que necesitara hacerlo porque no planeaba volver a tocar esa canción, pero esta vez simplemente me dejé llevar por la melodía acompañada del recuerdo de esa noche que me hizo arder en los brazos de mi guardaespaldas.