El procedimiento no toma mucho tiempo, pero cada segundo parece una eternidad. Dejo el test sobre el lavabo y me siento en el borde de la bañera, mirando el pequeño dispositivo como si fuera una bomba a punto de explotar. —¿Ya? —grita Thea desde el otro lado de la puerta—. ¿Qué dice?. —¡Aún no lo
|Dorothea Weber| Volver a casa con el secreto del embarazo de Aisling atorado en mi garganta es lo peor del mundo, pero encontrar a mi tío Tito en la sala de estar, justo donde solía esperar antes, lo mejora todo. Está sentado junto a mi padre, conversando sobre algo que no alcanzo a escuchar. Un
—¿De qué hablas? —indaga mi padre. —Lothar fue quien nos rescató durante aquel ataque, suegro. Estoy seguro de que lo sabe ya —contesta Artem, girándose hacia él—. Intenté localizarlo para darle las gracias, pero era como si se lo hubiera tragado la tierra. —Ah, sobre eso —admite mi padre, desvian
—Mira —le muestro mi anillo, extendiendo la mano con una sonrisa—. Es nuestra alianza. Espero alguna reacción, pero él se limita a observarlo sin emitir palabra. —¿No vas a felicitarme? —le pregunto con una mezcla de nerviosismo y expectativa. Por un momento, creo que no dirá nada más y se marcha
—¿Y bien, joven Artem? —mi abuela interviene, con esa mezcla de dulzura y amenaza que solo una matriarca puede dominar —. ¿La cena no está a su altura? Lo noto… inquieto. Artem levanta la vista, algo nervioso. —No, no es eso… —se aclara la garganta —. Es solo que ahora mismo el pescado no me apete
—Gracias —murmura Artem antes de levantarse de golpe. Su salida es tan brusca que apenas tiene tiempo de disculparse antes de casi correr escaleras arriba. Me levanto de inmediato, tratando de contener el pánico mientras me disculpo con mi familia. —Lo siento, voy a ver qué le pasa —digo rápidamen
*** |Alaric Kaiser| Aisling me ha estado evitando desde ayer. ¿He hecho algo mal? La duda me atormenta cada vez que la veo, cuando sus ojos parecen querer decirme algo, pero luego aparta la mirada y se queda en silencio. Me consume la preocupación. Tal vez aún no me ha perdonado por completo, o
Veo cómo algo en sus ojos se quiebra, y siento que también me rompo por dentro. ¿Qué está pasando? ¿Por qué actúa así? Me acerco, intento tomar sus manos, pero las aparta con rapidez. —Entonces... —su voz tiembla—. Yo no puedo... —¿Quieres tener hijos? —le pregunto directo, sin rodeos—. ¿Es por es