Arranco el motor y me incorporo a la carretera. Las luces de la ciudad brillan a lo lejos, y el cielo está cubierto de nubes oscuras que prometen tormenta. Perfecto. Como si la situación no fuera lo suficientemente incómoda, ahora tendré que lidiar con el mal tiempo. El único lugar abierto a esta h
Mi pecho se infla de algo que espero sea emoción y no un ataque de pánico. Es una niña. Una hermosa niña que ahora llora con toda la fuerza de alguien que ya sospecha que su padre no tiene idea de lo que hace. Durante el embarazo, Kukla insistió en no saber el sexo del bebé. “Quiero que sea sorpresa
|Aisling Renn| Tengo una amiga con un sentido del humor demasiado retorcido. Lleva una semana contándome lo doloroso que fue su parto, solo para asustarme. Sabe perfectamente que estoy esperando gemelos, mi primera vez enfrentando la maternidad, y la vida no me lo pone fácil. Alaric no pudo haber
—Lo tienes, Liebling. Todo estará bien. Estoy aquí contigo —me asegura, aunque su propia voz tiembla. En cuestión de minutos, estoy rodeada por manos que me ayudan a salir de la casa. Las contracciones no dan tregua, cada una más fuerte que la anterior. Mi mente está nublada por el dolor, pero me a
Alaric Kaiser bajó del avión con la elegancia de un hombre que estaba acostumbrado a dominar el mundo. Sus zapatos de cuero negro brillaban bajo la luz artificial de la pista mientras avanzaba hacia las dos hileras de hombres trajeados que lo esperaban con deferencia. Su cabello azabache, tan oscur
~4 años después~ —Señorita —la voz neutral de la institutriz Kate hizo que Aisling detuviera sus dedos sobre las teclas del piano—. Es hora de prepararse. —¿Tan pronto?. —Sí, por favor, debe darse prisa. Aisling asintió y se levantó sin objeciones. Ni siquiera se molestó en saber si esa person
—Iremos a un restaurante —dijo Alaric a su lado, rompiendo el incómodo silencio entre ambos. La chica lo miró; no estaba preguntando si quería ir, estaba decidiendo por ambos—. ¿Qué te gustaría en especial? Podemos ir al que tú quieras, es tu mejor día. Aisling apretó los labios en una fina línea.
Aisling estaba lista, o al menos eso creía. Quería bajar las escaleras, enfrentarlo y decirle que saldría esa noche. Sin embargo, por tercera vez, tomó el pomo de la puerta y volvió a arrepentirse. No sabía cómo hacerlo. Alaric había llegado de viaje ese mismo día, y si ella salía de fiesta, probab