El niño negó rápidamente con la cabeza. Sabía que su madre estaba confinada en su habitación, sin permiso siquiera de salir al jardín. La extrañaba terriblemente, pero la idea de estar como ella le aterrorizaba. —Ven aquí, acércate —ordenó su padre. Alaric dudó un momento, pero terminó obedeciendo.
Una noche, la necesidad de consuelo se volvió insoportable. Alaric decidió arriesgarse y desobedecer. Había pasado tanto tiempo sin sentir el calor de los brazos de su madre, y aunque sabía que estaba prohibido, necesitaba verla. A pesar de todo, ella seguía siendo su refugio, o al menos lo había si
Así pasaron los años, bajo un régimen de control absoluto. Años de castigos y trabajo extenuante, de desmayos, sangrados por la nariz, noches sin descanso, gritos, golpes, azote, dolor, soledad... y control. Hasta esa tarde. Un grito desgarrador sacudió los cimientos de la mansión. Alaric corrió h
|Dorothea Weber| Hoy me caso. ¿Quién lo diría? Yo, Dorothea Weber, casándome a estas alturas de mi vida. Nunca lo imaginé, ni en mis más remotos pensamientos. Ahora mismo soy un manojo de nervios. Los estilistas que Artem contrató trabajan en los últimos detalles de mi atuendo, y secretamente des
Mi padre me mira con el ceño fruncido, pero tras unos segundos su expresión se suaviza. Suspira profundamente antes de rodearme con un abrazo. Es su forma de aceptar mi decisión, aunque ambos sabemos que no fue del todo mía. Sin embargo, aquí estoy. —¿Y Tito? —pregunto en un susurro, con un deje de
El espacio está diseñado con una elegancia de inspiración gótica, donde el blanco y el negro se entrelazan en perfecta armonía. Los arcos altos y las columnas lucen detalles tallados con la delicadeza de filigranas, mientras el techo, coronado por enormes candelabros de cristal, brilla con una luz c
Nos giramos hacia el padre, quien ya está listo para iniciar la ceremonia. La solemnidad del momento nos envuelve, pero siento el calor de Artem junto a mí, como un recordatorio constante de que este hombre, con todo su caos y pasión, es ahora mío. Y lo será siempre. —Hoy nos reunimos para presenc
|Aisling Renn| —¡Kevin! —la voz de Lilith resuena a lo lejos, llamando al pequeño que corre hacia mí—. ¡Detente ahí, bribón! El niño, con las mejillas encendidas y la frente perlada de sudor, ignora su llamado. Sus cortas piernas avanzan con rapidez hasta alcanzarme, abrazándose con entusiasmo a