|Aisling Renn| Han pasado dos días desde el incidente en la cena. He hecho todo lo posible por evitar a Alaric y a su prometida. No he tenido ánimo de salir de la mansión, aunque he mantenido contacto con Marcus, quien ha querido venir a verme, pero lo he disuadido por Alaric. Primero necesito que
—Alaric, por favor... —suplico, sin saber si quiero que se detenga o acelere. —Me deseas —gruñe contra mi mejilla—, tanto como yo a ti, Liebling. Me baja las bragas hasta la mitad de los muslos y hunde sus dedos más profundamente, con una intensidad que hace que gima alto, tapándome la boca para s
El estado de Alonso es desolador. Quedo petrificada al verlo en esa camilla, cubierto de golpes. Un brazo está vendado junto al pecho; su hermoso rostro, marcado por moretones verdes y morados. Uno de sus ojos está hinchado y desfigurado, y le cuesta hablar por lo mal que ha quedado. El doctor dice
Tras unos largos minutos de trayecto, finalmente llego a la mansión. Lo primero que debo hacer es enfrentar a Alaric, hablar con él, aunque el miedo me paraliza. Ya no lo veo con los mismos ojos de antes; ahora me muestra una faceta suya que desconozco, y empiezo a entender lo que me dijo en su habi
Venía con la intención de confrontarlo por lo que le sucedió a Alonso, pero he terminado con un sabor amargo en la boca. Sí, sé que estuvo con esa mujer antes de que todo esto entre nosotros comenzara a desarrollarse, pero, aun así, duele. ¿Y quién me garantiza que no ha vuelto a buscarla? Alaric es
—Alaric, ¿por qué no me dijiste que te ibas a casar? —Jessica me increpa, furiosa—. ¿Es justo que me entere por los medios y no por ti?. —¿Ahora resulta que también debes darle explicaciones a esta mujer? ¡Sácala, Alaric! —chilla mi prometida con furia, el rostro enrojecido de ira. Pero mi mente n
—Aisling, eso ya pasó. No significó nada para mí. Ni siquiera te veía como mujer en ese entonces. Fue después de esa noche cuando empecé a desearte… pero fue después. Ya no tiene importancia. —No necesito tus explicaciones, no para mí. Pero deberías dárselas a tu futura esposa, porque a ella sí le
|Dorothea Weber| ¿Tal vez fue él? Pero no tendría por qué hacerlo, ¿no? Ni siquiera le tocó un puto cabello a Lukas cuando era mi novio. Si Artem de verdad fue quien le puso una mano encima a Alonso, sería un niñato infantil con serios problemas en la cabeza. El tipo tiene más aire que cerebro, per