El estado de Alonso es desolador. Quedo petrificada al verlo en esa camilla, cubierto de golpes. Un brazo está vendado junto al pecho; su hermoso rostro, marcado por moretones verdes y morados. Uno de sus ojos está hinchado y desfigurado, y le cuesta hablar por lo mal que ha quedado. El doctor dice
Tras unos largos minutos de trayecto, finalmente llego a la mansión. Lo primero que debo hacer es enfrentar a Alaric, hablar con él, aunque el miedo me paraliza. Ya no lo veo con los mismos ojos de antes; ahora me muestra una faceta suya que desconozco, y empiezo a entender lo que me dijo en su habi
Venía con la intención de confrontarlo por lo que le sucedió a Alonso, pero he terminado con un sabor amargo en la boca. Sí, sé que estuvo con esa mujer antes de que todo esto entre nosotros comenzara a desarrollarse, pero, aun así, duele. ¿Y quién me garantiza que no ha vuelto a buscarla? Alaric es
—Alaric, ¿por qué no me dijiste que te ibas a casar? —Jessica me increpa, furiosa—. ¿Es justo que me entere por los medios y no por ti?. —¿Ahora resulta que también debes darle explicaciones a esta mujer? ¡Sácala, Alaric! —chilla mi prometida con furia, el rostro enrojecido de ira. Pero mi mente n
—Aisling, eso ya pasó. No significó nada para mí. Ni siquiera te veía como mujer en ese entonces. Fue después de esa noche cuando empecé a desearte… pero fue después. Ya no tiene importancia. —No necesito tus explicaciones, no para mí. Pero deberías dárselas a tu futura esposa, porque a ella sí le
|Dorothea Weber| ¿Tal vez fue él? Pero no tendría por qué hacerlo, ¿no? Ni siquiera le tocó un puto cabello a Lukas cuando era mi novio. Si Artem de verdad fue quien le puso una mano encima a Alonso, sería un niñato infantil con serios problemas en la cabeza. El tipo tiene más aire que cerebro, per
—No seas un patán, Lukas es un niño comparado contigo. —¿Y lo estás defendiendo? —su tono ahora es ácido, casi burlón. —¿Y qué pasa si lo estoy haciendo? —respondo con la misma mordacidad—. De todos modos, gracias a ti, lo nuestro se fue al carajo. —Yo no sé compartir, Kukla. —Ah, pues qué marav
Aun así, a veces aparece por casa, como hoy. No sé si lo hace porque realmente quiere vernos o porque intenta sentir un poquito de calor familiar, ese del que siempre ha carecido. Nunca ha buscado una mujer ni formado una familia, y no hace falta ser un genio para saber por qué. Seguramente piensa q