Me aferro de ambas caderas y le doy tan duro desde atrás que ella grita, sin saber si de dolor o de placer. No le di tiempo para adaptarse ni al tamaño ni al grosor; ya se lo advertí, no soy nada delicado, y aunque no es virgen, ese maldito coño está jodidamente apretado. M****a, pensar en otros qu
|Dorothea Weber| —¿Ya no puedes seguir, anciano? —le pregunto con una sonrisa burlona. Artem, debajo de mí, frunce el ceño y me taladra con la mirada. Sujeta mis caderas y me da la vuelta en la cama, su cuerpo grande ubicándose sobre mí. Sin poder pestañear siquiera, siento cómo entra en mí con v
—¡Segura! —chillo, cansada—. ¿Crees que soy una máquina? ¡Has destrozado mi cuerpo!. —Tú también has hecho lo mismo con el mío —lo analizo y tiene razón; su cuerpo está lleno de mordiscos míos y arañazos que han dejado marcas de sangre—. Ven aquí, kukla. —No. Me lo vas a meter, seguro —lo miro con
—Solo si te acercas —condiciona. —No seas odioso. Dímelo ya. —Es que estás muy lejos. —¡Artem!. Se encoge de hombros y cruza los brazos, decidido a no decirme nada si no hago lo que quiere. Estoy enojada con él, pero también es mi culpa. La estúpida aquí fui yo, y ahora me toca sobrellevarlo. F
*** |Aisling Renn| Alaric llegó tarde anoche. A primera hora pregunté por él a Kate, y me dijo que seguía encerrado en su habitación; había llegado tomado. Quedó bastante afectado por lo que hice, por haber llevado a un chico a mi cuarto y dejarme siquiera rozar por él. «Thea fue directa a la yug
Mi cabello, liso y suelto, cae sobre mis hombros, y mis labios brillan con un suave tono rosado. Llevo un maquillaje sencillo, delicado, que realza mi rostro sin exagerar. Lo combino con unas zapatillas bajas que se ajustan a los vendajes, completando el look. Me siento radiante y, al mismo tiempo,
Me separo de los labios de Marcus lentamente, agitada, y abro la puerta completamente con las mejillas encendidas. Los padres de Marcus me lanzan una mirada cómplice antes de entrar, observando la mansión con asombro y entusiasmo. Al darme la vuelta, siento que el mundo gira vertiginosamente a mi a
La frase se queda en el aire cuando escucho el timbre de la puerta. Es Alonso, el último en llegar. Alaric suelta a Marcus de un empujón que lo hace retroceder dos pasos, mientras lanza una mirada hacia la entrada. Voy rápidamente a abrir y Alonso me envuelve en un abrazo apenas me ve, tan resplan