No pude evitar recorrerla con la mirada otra vez, lleno de hambre. Es perfecta, m*****a sea. Esa boquita rosada y brillante, su piel suave como la seda, esas piernas... esas curvas, todo en ella es cautivador. Y, como su belleza, su peligro es igual de real, pero me atrae, me prende de una forma que
Agarro su cabello y lo estrujo mientras meto el glande con brutalidad en su boca, hasta que toca su garganta. Sin piedad, con vehemencia. —Mierda —la sensación de su boca devorándome es tan placentera que me recorre un escalofrío por todo el cuerpo, y casi me descargo aquí mismo. Esto no es normal.
Me aferro de ambas caderas y le doy tan duro desde atrás que ella grita, sin saber si de dolor o de placer. No le di tiempo para adaptarse ni al tamaño ni al grosor; ya se lo advertí, no soy nada delicado, y aunque no es virgen, ese maldito coño está jodidamente apretado. M****a, pensar en otros qu
|Dorothea Weber| —¿Ya no puedes seguir, anciano? —le pregunto con una sonrisa burlona. Artem, debajo de mí, frunce el ceño y me taladra con la mirada. Sujeta mis caderas y me da la vuelta en la cama, su cuerpo grande ubicándose sobre mí. Sin poder pestañear siquiera, siento cómo entra en mí con v
—¡Segura! —chillo, cansada—. ¿Crees que soy una máquina? ¡Has destrozado mi cuerpo!. —Tú también has hecho lo mismo con el mío —lo analizo y tiene razón; su cuerpo está lleno de mordiscos míos y arañazos que han dejado marcas de sangre—. Ven aquí, kukla. —No. Me lo vas a meter, seguro —lo miro con
—Solo si te acercas —condiciona. —No seas odioso. Dímelo ya. —Es que estás muy lejos. —¡Artem!. Se encoge de hombros y cruza los brazos, decidido a no decirme nada si no hago lo que quiere. Estoy enojada con él, pero también es mi culpa. La estúpida aquí fui yo, y ahora me toca sobrellevarlo. F
*** |Aisling Renn| Alaric llegó tarde anoche. A primera hora pregunté por él a Kate, y me dijo que seguía encerrado en su habitación; había llegado tomado. Quedó bastante afectado por lo que hice, por haber llevado a un chico a mi cuarto y dejarme siquiera rozar por él. «Thea fue directa a la yug
Mi cabello, liso y suelto, cae sobre mis hombros, y mis labios brillan con un suave tono rosado. Llevo un maquillaje sencillo, delicado, que realza mi rostro sin exagerar. Lo combino con unas zapatillas bajas que se ajustan a los vendajes, completando el look. Me siento radiante y, al mismo tiempo,