—Vete, Alaric —espeto sin vacilar, sin darle tiempo a reaccionar—. Tu prometida está allá abajo, no quiero que se entere de esto. Él voltea, aún con la marca roja de la bofetada en su rostro, como si apenas procesara lo que acaba de suceder. Sus ojos oscuros me fulminan, llenos de una ira contenida
—Sé que es mentira eso de que hay alguien más —susurra contra mi mejilla, buscando mis labios sin encontrarlos—. Lo estás haciendo solo para jugar conmigo, ¿verdad? Porque sabes que soy el único para ti. Me besa, y cierro los ojos con fuerza, tratando de bloquear la oleada de sensaciones que su con
|Dorothea Weber| Cuando Alaric subió como una bala detrás de Aisling por las escaleras, como alma que llevaba el diablo, Margaret, la peliteñida, quiso levantarse de la mesa para seguirlos. Sin embargo, la detuve por instinto. —No deberías —le advertí, y ella se detuvo en seco, girando hacia mí c
Dejo que me arrastre fuera de la mansión. Si no sintiera el aire fresco de la mañana golpeándonos al salir, pensaría que todo había sido solo una actuación. Pero no, vamos a salir, juntas, y eso me reconforta más de lo que esperaba. Cuando llegamos a las imponentes rejas de salida de la mansión, lo
—Conociendo lo posesivo que es, seguramente... se volvería loco, pero temo por Marcus, Thea. No quiero que salga perjudicado. —Tengo un plan para eso —le digo con seriedad—. Lo más importante para Alaric es su reputación. Es un magnate bastante conocido, así que no se permitiría ningún escándalo. P
|Alaric Kaiser| "El verdadero poder no se trata de controlar a los demás, sino de ser el único capaz de decidir el destino de todos a mi alrededor." Esas palabras eran las favoritas de mi padre. Recuerdo perfectamente cómo me hizo escribirlas una y otra vez en un cuaderno desgastado, su mirada fi
—Estás perdiendo la cabeza. Ten cuidado —me escupe antes de levantarse y salir, dejando la puerta abierta a mi caos interno. Sí, estoy perdiendo la m*****a cabeza. Estoy a un paso de destrozar mi despacho solo por no poder saber dónde está ni con quién. No debí dejarla salir, pero tampoco podía arr
No me queda más remedio que quedarme esperando. No pude ir a trabajar; cancelé reuniones atrasadas, un almuerzo con accionistas importantes y una entrevista pendiente. Todo, solo por ella. *** La noche ha caído y continúo esperando. No cené con Margaret ni abandoné mi despacho hasta que el silenc