Dentro de cuatro días partiríamos a Bélgica. Nuestros padres ya se encontraban allá, agilizando algunos inconvenientes y detalles del lugar en vista de que el bosque azul es resguardado como un gran tesoro, obtener los permisos para realizar la ceremonia allí nos había costado, pero gracias a que mi padre tiene numerosas amistades logramos que nos concedieran al menos dos horas. Ansiaba ver el rostro de Fiorella cuando se diera cuenta del lugar que escogí para terminar de sellar nuestra relación como esposos.Eran un poco mas de mediodía, y nos preparábamos para salir, queríamos darle un paseo a nuestro hijo y el día se encontraba soleado con un clima agradable. Decidimos ir al Boston Common, un parque bastante amplio en el centro de Boston. Conducía por las calles de la ciudad que me vio nacer, con mi familia acompañándome. Andrew, sentado en la parte trasera resguardado en su silla jugaba con un pequeño coche de peluche en sus manos. Fiorella, no dejaba de mirarme, le di una rápida
Siempre se ha dicho que ver a la novia antes de la ceremonia es de mala suerte. Me importó muy poco, debía ser yo quien guiara a mi mujer hasta aquel bosque y así sería, por otro lado ella y yo habíamos vivido momentos terribles el tiempo que llevábamos juntos así que a esas alturas de la vida, esta ya nos había cobrado lo suficiente.Llegado el momento cuando la vi con su vestido de novia se me secó la garganta; sin pestañar la vi largo rato, la supuesta mala suerte por verla antes se podía ir a la mierda.¿Podría amarla mucho más? Si, eternamentePara llegar a Hallerbos el mágico bosque azul, era en tren. Resultó divertido colocar un vendaje en los ojos de mi amor y guiarla a cada rato paso a paso. La gente nos miraba curiosos y sonreían al ver mis intenciones. Abordamos el tren, el cual tardaría unos veinte minutos aproximadamente en llegar. Frotaba mis manos con excitación, ansioso por lo que nos esperaba. Los niños estaban con sus abuelas en los puestos delanteros y Arlet me sorp
FiorellaAño y medio después.¿Se puede ser feliz?Por supuesto que sí, siempre y cuando tú te lo permitas.Estoy de pie en la entrada de la puerta a nuestro hogar, en donde al parecer hubo una batalla campal sin dar tregua ni descanso posible, con las manos reposando en la cintura me debato en dos acciones, si recoger la juguetera esparcida por todo el piso o hacer empeño en que nuestros hijos recojan ellos mismos semejante desorden que han provocado, aunque el principal responsable es él, mi cielo más hermoso, Theodore, es él quien los provoca e incita al desorden. Da la impresión que retrocedió en el tiempo, parece un crió más cuando es perseguido por los niños mientras juegan. Lily, ya tiene dos años y nueve meses, es muy conversadora, cosa que no me extraña porque casi a diario comparte con sus dos primas mayores; Andrew, con dos añitos y un mes aprendió a caminar un poco tarde, era bastante flojo mi niño, pero cuando por fin dio los primeros pasitos nadie lo detuvo y desde que a
En la sala de parto todo era surrealista y se mostraba en colores vivos y muy brillosos, habían transcurrido cinco horas ya, las horas eran lentas aun así mantenía la calma, por mí, por el bebé y por Theo.El cuello uterino se había dilatado tan solo cuatro centímetros, faltaban diez más para que mi niño pudiera salir. Las contracciones iban incrementando y el desespero en mi esposo igual aunque, no dejaba de hablarme, sonreírme, infundirme ánimos y mucho menos de regalarme besos sin importarle lo sudada que me encontraba.Seis horas más en labor de parto y Aleix llegó al mundo, apenas salió de mí cuerpo lo colocaron en mi pecho, lloré sin parar al verlo frente a mis ojos, es una emoción a la que no logro darle explicación, salvo las palabras: extraordinario milagro, y mi esposo en mi hombro, lloraba cargado de emoción tanto como yo.—T'estimo amor meu bienvenido al mundo —fueron mis primeras palabras para mi hijo recién nacido, las primeras fueron en catalán "te amo amor mío".—Hola b
PREFACIO—¡FIORE! NO!Grité aterrado, al ver el cuerpo de mi amor, tendido en el suelo, pálido y sin vida.Me acerqué a ella apresurado lleno de pánico, constaté que aun respirara y gracias al cielo, lo hacía, comencé a llorar de rabia, dolor e impotencia, verla a ella de esa manera, no era nada más que mi puta culpa. Busqué con manos temblorosas el teléfono móvil dentro del bolsillo del pantalón para pedir una ambulancia, al cerrar la llamada, la cargué en brazos y corrí con ella hasta la ducha. Me importó un carajo meterme con la ropa, quería que mi mujer abriera esos ojos que son mi luz a la vida, con una mano abrí el agua fría y me sumergí con ella debajo del chorro, le suplicaba que despertara, se lo imploraba con llanto desgarrador, sentía que me estaba muriendo en ese instante.—¡Por favor, niña hermosa, vamos despierta! ¡No me hagas esto, te necesito! ¡por favor, te lo suplico, te amo, no me dejes!Coloqué su rostro, justo debajo de la cascada, cuando finalmente ella comenzó
Tori, observaba la calle frente a nosotros a través del vidrio impecable. No quiso pedir nada, salvo un late de vainilla. Por mi lado yo engullía unos camarones al ajillo. La gente definitivamente se estaba comportando extraña ese día. Bebí un trago de vino.—Cuando lo desees, puedes decirme porque me citaste acá, nena —ella clavó sus ojos marrones en los míos.—Come tranquilo, Theo. No hay apuro.—Si eso prefieres.Continúe comiendo, eso era lo que me encantaba de nuestra relación, siempre éramos sinceros sin importar lo demás. Veinte minutos después había terminado la deliciosa comida e iba por mi tercera copa de vino.—Theo… antes que diga lo que debo decirte, quiero que sepas que eres un hombre grandioso y que suceda lo que suceda siempre te voy a querer —se encontraba tensa, algo en sus ojos había cambiado, podía ver una mezcla de alegría y miedo.—Me estás asustando, encanto.—¿Tu realmente me amas? Quiero que seas sincero por primera vez conmigo.Mierda. Me va a terminar ¿Se ha
Llegamos a la universidad al caer la tarde, era una de las más antiguas en Alemania, pero si hablamos de escuelas modelos, esta era la excelencia.—Señor, espero por usted mientras hace el recorrido —dijo Ernest, deteniendo el coche. Me bajé sin esperar a que el me abriera la puerta, lo veía ridículo. Quería dar un rápido vistazo al lugar en el que viviría prácticamente durante tres años. La arquitectura era impresionante. Las aulas, laboratorios, auditorios, aéreas verdes, todo era perfecto. Me agradó de inmediato ese lugar.—¿Nuevo?Alguien habló detrás de mí, mientras observaba la estatua de Wilhelm Von Humboldt, fundador de dicha universidad. Giré y encontré el rostro amable y sonriente de un tipo, mi gemelo y clon, ja. El tipo tenía bastante parecido a mí, ojos azules claro, cabello castaño y piel crema, tal vez mis padres lo habían dado en adopción, me reí como idiota de mis tontas ocurrencias. Se acercó y me tendió la mano.—Soy Nick Fischer, en realidad Nicholas, pero prefiero
Sonreí ante esa información. Troy, no era ningún amargado, aunque últimamente se veía algo retraído, serio, lejano, no compartíamos como generalmente lo hacíamos, en fin, esperaba verlo en navidad y poder platicar con él tal como antes. —Saludas a ese par de idiotas de mi parte. —Con gusto...Theo, tus padres acaban de llegar. —Gracias Amanda, por favor comunícame con mi madre. Conversé con mamá alrededor de media hora, preguntó el mínimo detalle de mi nuevo hogar, universidad, compañeros, parecía detective. Con papá fue más práctica la conversación. Cuatro semanas transcurrieron, sentía que el tiempo pasaba volando en ese país. Mantenía comunicación con la familia, todo marchaba tranquilo, algunas veces Victoria llegaba sin pedir permiso a mi mente, la extrañaba un poco, sin embargo decidí darle espacio desde la ruptura, algo me decía que ella se encontraba feliz y con alguien porque no había recibido correo o mensaje alguno de su parte. Me dividía entre la universidad, las fie