Tori, observaba la calle frente a nosotros a través del vidrio impecable. No quiso pedir nada, salvo un late de vainilla. Por mi lado yo engullía unos camarones al ajillo. La gente definitivamente se estaba comportando extraña ese día. Bebí un trago de vino.
—Cuando lo desees, puedes decirme porque me citaste acá, nena —ella clavó sus ojos marrones en los míos.
—Come tranquilo, Theo. No hay apuro.
—Si eso prefieres.
Continúe comiendo, eso era lo que me encantaba de nuestra relación, siempre éramos sinceros sin importar lo demás. Veinte minutos después había terminado la deliciosa comida e iba por mi tercera copa de vino.
—Theo… antes que diga lo que debo decirte, quiero que sepas que eres un hombre grandioso y que suceda lo que suceda siempre te voy a querer —se encontraba tensa, algo en sus ojos había cambiado, podía ver una mezcla de alegría y miedo.
—Me estás asustando, encanto.
—¿Tu realmente me amas? Quiero que seas sincero por primera vez conmigo.
M****a. Me va a terminar ¿Se habrá enterado sobre lo ocurrido anoche? Más vale decirle la verdad antes que comience a tirarme todo lo que se encuentra sobre esta mesa, ella era muy capaz. Resoplé y coloqué mis brazos encima de la mesa.
—Mira, si escuchaste algún chisme mal intencionado, quiero que... —me interrumpió como si nada.
—Ni se te ocurra suponer que creo en chismes de pasillos, sino veo no creo, ya me conoces lo suficiente, Theodore.
—No entiendo entonces a que viene tu pregunta si no es porque has escuchado algo —Tori, suspiró, parecía que tenía una lucha interna consigo misma.
—No hay nada que entender, han sido dos años de relación y siento que no vamos por el mismo camino, no nos compenetramos, somos más amigos que novios y no pude ver que esto nos ocurría hasta que... —se detuvo bajando la cabeza, pude escuchar claramente pese a que lo dijo bajo: demonios.
—Mírame, Victoria. Di lo que viniste a decirme y déjate de rodeos, me extraña tu manera de afrontar lo que vas a decirme —lo hizo, de sus ojos se borró el miedo.
—No quiero seguir contigo.
Lo que tanto adoraba de ella en ese momento lo odié. Lo dijo serena, decidida. Observé sus manos entrelazadas y su postura recta. No era broma, ya no quería ser mi novia. No me dolió, ella y yo sabíamos que nuestra relación ahora era mas fría que uno de los glaciares de la Antártida, sin embargo la quería en mi vida, así que intenté persuadirla de la decisión que había tomado. Ella no podía dejarme de buenas a primeras como si nada. Joder.
—¿Por qué lo haces? ¿Estás segura que quieres terminar conmigo? Vamos Tori, juntos somos una gran pareja, la pasamos a gusto, disfrutamos el uno del otro, además, nos vemos perfectos en las fotos —dije esto sonriendo de lado y le guiñé un ojo, vi un asomo de sonrisa sin embargo negó con énfasis.
—¿Te estás escuchando? ¡Eso no es amor! Por Dios, Theodore. Si, te quiero, pero nada mas como amigo, piénsalo... y tu reacción y respuesta me acaban de confirmar lo que presentía —ella creía que la dejaría ir tan fácilmente. Me levanté ubicándome frente a ella, me agaché y la tomé de las manos, mi postura la sorprendió.
—Por favor bonita, dame una segunda oportunidad, se que con el tiempo nos vamos a enamorar —le supliqué bajo, esta vez hablaba en serio, la necesitaba en mi vida, era una tremenda mujer en todo el sentido de la palabra —sé que he fallado, no he sido el mejor novio, pero merezco otra oportunidad, te lo pido, intentemos salvar esto… —sus ojos se humedecieron, me acarició el cabello despacio.
—Eres hermoso Theodore Bourke, exterior e interiormente. Escucha, eres bueno, tu forma de ser es adorable, aunque ahora no lo veas porque te encuentras confundido, estoy totalmente segura de que por allí está tu otra mitad esperando que la encuentres y cuando eso ocurra lo vas a notar porque no serás el mismo, vas a ser un hombre enamorado.
Sus palabras se quedaron marcadas en mi mente. "Ser un hombre enamorado" claro, era mujer y como todas, ella también soñaba con el puto príncipe azul, patrañas. No es que no creyera en el amor, para muestra estaban mis padres quienes habían demostrado lo grande y especial que era estar con la persona correcta.
Hasta entonces no conocía el valor de ese sentimiento. Suspiré a la vez que una idea ridícula se atravesó en mi cabeza.
—¿Te gusta otro hombre? ¿Es eso?
Expresé, incorporándome para regresar a la silla. Tomé la botella de vino para servirme la cuarta copa. Tori, se removió inquieta, giró de nuevo sus ojos a la avenida.
—¿Victoria? —No sé porque de repente sentí que me ocultaba algo — si me dices que te interesa otro tipo, me voy a sentir realmente ofendido, ¿cómo puedes cambiarme por alguien más? Mírame, soy el galán perfecto —bromee, no quería hacerla sentir incómoda, al menos ella fue quien dio el primer paso para la ruptura de este absurdo noviazgo, si, lo reconocía. Eso lo venía venir, sino era ella, sería yo quien terminaría la relación, me entristeció no poder amarla como ella se lo merecía, el hombre que lograra llegar a su corazón sería tremendamente afortunado.
Comenzó a reír pero su risa se llenó de lágrimas, sus ojos marrones se enrojecieron.
—Voy a extrañar mucho tus estúpidos chistes sarcásticos —asentí con melancolía. Debía aceptar mi realidad.
—Y yo voy a extrañar tu mal humor de m****a cada día. Solo puedo decirte que fue un honor ser parte de tu vida, fue divertido ser tu novio durante este tiempo.
Se apresuró hacia mí y me levanté para recibirla, nos abrazamos largo rato sin importarnos las miradas curiosas en nuestro entorno. Lloraba y sin embargo se veía hermosa, fue la primera vez que la vi llorar, debía tener su punto vulnerable aunque jamás lo demostró. Levantó finalmente su vista, concentrándose en mi rostro.
—Prométeme al menos, que seguiremos siendo amigos —le pedí, ella sonrió sorbiendo la nariz.
—Sería una idiota si te dijera que no.
Me besó en la mejilla, y esa fue la última vez que la vi en aquel tiempo.
***
El jet aterrizó ágilmente en el aeropuerto de Berlín-Tegel. Pronto comenzaría clases y la universidad Humboldt esperaba por mí, tenía demasiadas expectativas. La carrera de Ciencias Empresariales la tuve clara desde que inicié secundaria, cuando niño quería ayudar a mi padre dentro de la empresa y esa fue el área que llamó mi atención, en un futuro de tres años la economía de la empresa quedaría a mi cargo, mientras que mis hermanos y padre teníamos en la mira a Troy para que fuera el CEO de las empresas ya que nuestro progenitor planeaba retirarse. Quien mejor que Troy para semejante compromiso.
El chófer asignado se encontraba esperando en el hangar cuando baje la pequeña escalera del jet. Sentía mi cuerpo entumido por las largas horas de vuelo, pese a que pude dormir durante el viaje no era lo mismo que hacerlo en tierra firme. Saludé a Ernest, un tipo alto de un metro noventa, con corte al ras y ojos grises escondidos detrás de sus lentes de sol y vestido de traje negro, era el conductor asignado por mi padre, escolta y trabajador de confianza de la familia. Despedirme de mi familia fue incómodo, sobre todo de mi madre, no paró de llorar, no es como que me iba para siempre, los visitaría para navidad y fechas especiales, de esa misma manera lo hacía Troy desde que se encontraba viviendo en Tokio.
Llegamos a la universidad al caer la tarde, era una de las más antiguas en Alemania, pero si hablamos de escuelas modelos, esta era la excelencia.—Señor, espero por usted mientras hace el recorrido —dijo Ernest, deteniendo el coche. Me bajé sin esperar a que el me abriera la puerta, lo veía ridículo. Quería dar un rápido vistazo al lugar en el que viviría prácticamente durante tres años. La arquitectura era impresionante. Las aulas, laboratorios, auditorios, aéreas verdes, todo era perfecto. Me agradó de inmediato ese lugar.—¿Nuevo?Alguien habló detrás de mí, mientras observaba la estatua de Wilhelm Von Humboldt, fundador de dicha universidad. Giré y encontré el rostro amable y sonriente de un tipo, mi gemelo y clon, ja. El tipo tenía bastante parecido a mí, ojos azules claro, cabello castaño y piel crema, tal vez mis padres lo habían dado en adopción, me reí como idiota de mis tontas ocurrencias. Se acercó y me tendió la mano.—Soy Nick Fischer, en realidad Nicholas, pero prefiero
Sonreí ante esa información. Troy, no era ningún amargado, aunque últimamente se veía algo retraído, serio, lejano, no compartíamos como generalmente lo hacíamos, en fin, esperaba verlo en navidad y poder platicar con él tal como antes. —Saludas a ese par de idiotas de mi parte. —Con gusto...Theo, tus padres acaban de llegar. —Gracias Amanda, por favor comunícame con mi madre. Conversé con mamá alrededor de media hora, preguntó el mínimo detalle de mi nuevo hogar, universidad, compañeros, parecía detective. Con papá fue más práctica la conversación. Cuatro semanas transcurrieron, sentía que el tiempo pasaba volando en ese país. Mantenía comunicación con la familia, todo marchaba tranquilo, algunas veces Victoria llegaba sin pedir permiso a mi mente, la extrañaba un poco, sin embargo decidí darle espacio desde la ruptura, algo me decía que ella se encontraba feliz y con alguien porque no había recibido correo o mensaje alguno de su parte. Me dividía entre la universidad, las fie
Estuve a punto de hacer un baile tonto pero me contuve, hombre que se respetaba no bailaba como nena delante de su chica. Scarlet, tomó de inmediato uno de los vasos que estaban sobre la mesa cerca a nosotros, sin pensarlo se lo llevó a sus labios y bebió de un solo trago el vodka.—¿Puedes servirme otro?—Calma, quiero hacerte el amor en tus cinco sentidos para que no olvides todo lo que haré contigo esta noche.Ella se estremeció, apretó sus labios nerviosamente y, demonios, esa era mi señal. La tomé por el cuello para besarla, fue un beso que comenzó lento, con sus respectivas pausas para desviarme a sus mejillas calientes, su cuello tenso y sus hombros temblorosos. Noté como su respiración comenzó a ser agitada.—Theo... —sollozó.—Silencio —la acallé besando de nuevo su boca —vas a ser una chica buena esta noche.Besé con desespero cada centímetro del cuerpo cremoso de Scarlet, cada una de esas acciones dejaron marcas en su anatomía, lo que intenté que fuera tierno se fue por
Antes de las diez de la mañana llamé a mi guardaespaldas cancelando el viaje, quise gritar, patear o golpear algo. Caminaba al estacionamiento para abordar el coche que usaba cuando Ernest no se encontraba a mi disposición en vista de que el aun estaba en el hangar, preferí manejar yo mismo y no perder más tiempo esperándolo. El móvil comenzó a sonar.—Arlet. ¿Todo bien? —sentí pánico en ese instante.—Tori, sigue igual Theo, en coma. Te hablo para informarte que mañana la trasladan a Boston, sus padres desean regresar cuanto antes a casa —eso me dejaba en desventaja, al menos en Italia, la tenía cerca. —Escucha Ari, intenté por todos los medios ir a Italia pero tengo exámenes importantes pendientes, irme ahora no es conveniente y si Tori será trasladada a Boston, me será imposible que pueda viajar a América justo ahora —hablé frustrado.—Oye, todo estará bien, se que si...ella es luchadora, es muy fuerte y más le vale que salga de esta porque no se lo perdonaría —sollozó Arlet, de
El sonido chillón de un micrófono al ser encendido nos hizo levantar la cabeza a la mayoría de los presentes, como era costumbre estábamos inmersos en nuestros celulares. —Buenas tardes alumnado —habló el rector —lamento hacerlos venir en su día de descanso pero este asunto no podía esperar. A tempranas horas de esta mañana en el baño de señoritas, el personal de limpieza encontró aparentemente inconsciente a una estudiante de esta casa de estudios. No vimos cuan grave era dicha situación hasta que se le practicaron algunos exámenes a la chica en el hospital donde fue recluida. Los resultados llegaron hace una hora y con lamentables noticias —la tensión reinó de inmediato en el auditorio, Nick me lanzó una mirada de desconcierto —la chica presentó una sobredosis de estupefacientes, una dosis letal la cual le causó...la muerte —el rector hizo una pausa, todos quedamos en silencio —lo grave de esta situación es que ella presentó indicios de golpes en su cuerpo, lo que se suponía era un
—Por favor...no me preguntes nada, no ahora, ¿sí? además, no puedes venir conmigo, hoy es tu noche, créeme nada me habría encantado más que estar contigo —sus ojos brillaron.—Puedes hacerlo, tan solo una hora Scarlet, me acompañas a la gala una hora y luego puedes partir, el jet de la familia está disponible, el piloto te llevará a donde le digas —negó con impotencia.—No puedo, debo partir de inmediato...un taxi viene por mí en cinco minutos, apenas podré tomar mi pasaporte —resoplé molesto.—¡Ok, lárgate! Estoy cansado de tus malditos secretos con respecto a tu familia, no sé porque carajos no confías en mí... —su mirada era de reproche y rabia.—¡Respeta mi silencio! Te estoy diciendo que no puedo ni debo decirte por ahora que ocurre, pero te prometo que lo haré en cuanto regrese —sus ojos se tornaron rojos a causa de las lagrimas que retenía. Asentí abatido, no quería herirla.—Bien, será como lo prefieras, ve con tu familia...al menos avísame cuando estés con ellos.Sus labios ap
Me senté en el mueble en el que me encontraba viendo el partido de fútbol que aún seguía siendo transmitido. Tomé el control y lo apagué dubitativo. ¿Que hacia Scarlet en aquel hotel de lujo? Con impulso me levanté decidido.—Voy de inmediato para allá. Puedes irte a descansar.El guardaespaldas se plantó frente a mí con resolución, su actitud me tomó por sorpresa.—Lo siento señor, pero yo lo acompaño.Tuve un mal presentimiento.—No es necesario, por Dios, es mi novia, puedo ir por ella y aclarar la situación.Ernest, no dudó ni un segundo con su mirada clavada en mí, estaba totalmente seguro que sería imposible ir solo a ese hotel.—Le repito, iré con usted. Lo espero en el auto.Salió con paso decidido y yo me apresuré a cambiarme de ropa.El exclusivo hotel se encontraba en el centro de Berlín, por supuesto lo conocía, la mayoría de las veces nos hospedamos allí en las innumerables visitas a ese país, era como nuestro segundo hogar por lo que había decidido comprar algunas accione
—Y eso, no es todo hermano. Tu padre ingresó a la competencia a uno de nuestros pilotos alemanes. ¿Coincidencia o casualidad? —preguntó lleno de dudas.—Ninguna. Mi padre cada año hace lo mismo, aunque debo reconocer que siempre escoge algún piloto americano, al parecer este año cambió de estrategia pero dudo mucho que ganemos si Victoria participa en ese campeonato, te juro que ella es insuperable —Nick, asintió con una enorme sonrisa.—Tampoco lo dudo, estuve viendo sus prácticas y esa mujer es de temer, su forma de conducir tiene una mezcla de perfección con temor, yo no podría competir contra ella, me resulta intimidante... —dijo perdiéndose en sus pensamientos.—Iré a Francia —solté como si nada. Nicholas, se sorprendió.—Pensé que no querías viajar por ahora —me levanté sopesando la idea de ir hasta Francia para sorprender a Tori y apoyarla durante la primera carrera y para mi buena suerte, durante el mes de mayo la tendría en Alemania, al parecer el destino nos quería juntar nue