Capítulo 36

El médico observó pacientemente a mi mujer con media sonrisa, mientras que yo me encontraba estático, sin habla y procesando la información de última hora.

¿Había pensado en hijos? Si, ¿Por qué no? Aunque la realidad era otra cuando de manera abrupta te sucede algo así, es un choque de emociones, de anhelos, de esperanzas y sobre todo de preocupación y miedo, de inmediato las imágenes del atentado contra Fiorella ocuparon por completo mi mente ¡Dios! Me llevé las manos a la cabeza angustiado, mis nervios y ansiedad crecieron el doble en segundos, una personita se sumaba a la tropa, ya no seriamos dos sino tres, de repente quería gritar, correr, no sabía ni como cómo reaccionar ante la llegada de un hijo con la amenaza y peligro que corríamos en ese entonces.

Abstraído comencé a caminar de un lado al otro.

—¿Theo? —Fiore apretaba sus labios conmocionada, en sus ojos habían miles de interrogantes, me tomó desprevenido.

—Pensé que te estabas cuidando...

—Será mejor que me retire, regr
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