Beso

—¿Qué crees que estás haciendo?

—Solamente ignora mi presencia.

—Oye... Ve a tu casa, no puedo seguir tolerando tu presencia.

—No es mi problema.

—Claro que lo es. Escucha... Ya he dicho que lo pensaré, no tienes que perseguirme como si estuvieras acechando a tu presa, es verdaderamente incómodo y estoy odiando eso. Así que, por favor, vete a tu casa y déjame ir a estar con mi hija en paz.

No espero su respuesta y me voy. Sin embargo, él ignora mi petición y me sigue. Resoplo y resoplo, porque sabía que no iba a ganar esta batalla. ¡Él es realmente testarudo!

Cuando llegué a la puerta de la habitación en la que está a Mía con mi abuela, lo miro con intención asesina y abro solo un poco la puerta para meter mi cabeza e impedirle que vea a Mía. Me daba miedo que se enterará de cosas que no quería como, por ejemplo, la falsificación sobre el registro de nacimiento de Mía.

—Abuela...

—Hija, llegaste.

—Lamento la tardanza.

—¿Por qué no entras?

—Ve a casa, abuela, yo me quedaré con Mía y cu
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