Capítulo 539
Todo lo familiar a su alrededor estaba lleno de ironía. ¿Por qué? ¿Por qué había dicho esas palabras entonces? Ahora al recordarlo sentía como si hubiera estado hechizado, actuando por impulso sin percibir su dolor y desesperación. En solo un año, Lucía había entrado a la universidad y abrazado una nueva vida, mientras él seguía atrapado en este reservado, sin poder ni querer salir.

Los dedos de Mateo se blanquearon por la fuerza con que sujetaba el vaso, y de repente se echó a reír. Cuanto más decidido había estado al pedir la separación, más se arrepentía ahora.

Diego, viendo la situación, suspiró. Si no podía convencerlo de dejar de beber, entonces... —Ven, Mateo, bebo contigo.

Poco después, Mateo estaba ebrio. Diego lo llevó en coche a la mansión. Durante todo el camino, con los ojos cerrados, no dejaba de llamar: —Luci... Luci... no me abandones...

Diego se sentía mal viéndolo así. Había sido testigo de toda la relación entre Mateo y Lucía, ¿cómo habían llegado a esto?

Después de
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