Capítulo 540
—Luci... sé que sigues enfadada... pero ¿cómo puedes compararte con María? Luci... no te permito... menospreciarte así...

María estaba perpleja, ¿por qué no podía compararse con ella? ¡¿Por qué sería menospreciarse?!

—Luci...

María: —¡Luci mis narices! —exclamó, dándole una palmada en la cabeza. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se asustó, pero segundos después sonrió radiante. Como si hubiera presionado algún interruptor mágico, Mateo inmediatamente soltó su mano.

María huyó a toda prisa. Ya en su pequeño dormitorio del cuarto de servicio, se revolvió en la cama, entre enojada y preocupada. Esta noche no podría volver a su casa. ¿De verdad la señorita Mendoza no volvería? ¿Quién se encargaría de este loco en el futuro? Qué angustia.

Apenas había logrado dormirse cuando se despertó sobresaltada a medianoche. Se arrastró fuera de la cama y subió sigilosamente al segundo piso para revisar la habitación principal. No podía evitarlo, así era ella de preocupona... Sin embargo, al
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