Capítulo 541
Mantener la distancia, no acercarse, era lo mejor tanto para ella como para él.

Mientras Lucía guardaba los documentos y el bolígrafo, el hombre murmuró para sí: —Pero yo aún te considero mi amiga...

Lucía se marchó. Mateo observó su figura alejarse antes de retirar la mirada con calma. Levantó su taza y bebió un sorbo de café. La amargura se extendió instantáneamente por su boca, pero su expresión no cambió.

Acariciando el borde de la taza con el pulgar, su mirada se posó en la taza que Lucía había usado. Siempre le había gustado el café con leche porque era menos amargo. Mateo tomó la taza y probó un sorbo. En efecto, no se había equivocado.

Habían vivido juntos seis años, no seis meses ni seis días. Seis años completos. ¿Cómo podían decir que no la conocía? No, la conocía y entendía mejor que nadie.

Así que... Mateo entrecerró los ojos mirando a través del ventanal: renunciar era imposible, ¡Lucía solo podía ser suya! Lo fue antes, aunque ahora no lo fuera, pero en el futuro... ¡def
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