Capítulo 39
Para Lucía, esta era una oportunidad única.

—Si te interesa, puedes llevártela y revisarla con calma —dijo Daniel, ofreciéndole una memoria USB—. Aquí están todos los detalles del experimento.

Lucía levantó la mirada, sus ojos brillantes: —Gracias, lo consideraré seriamente.

A las diez, era hora de que Lucía regresara a casa. Daniel la acompañó hasta la puerta.

—Vivo justo enfrente, no es necesario que me acompañes —dijo Lucía, riendo suavemente.

Daniel notó su dedo vendado y comentó:

—No dejes la curita mucho tiempo. Después de desinfectar con yodo, es mejor dejarlo al aire.

Lucía flexionó instintivamente su dedo índice.

—Gracias, lo tendré en cuenta.

Daniel asintió y le entregó una pequeña maceta con un cactus: —Esto es para ti.

Lucía parpadeó sorprendida, admirando el cactus del tamaño de una palma, con hojas regordetas que pasaban del verde al rosa, muy atractivo.

—¿En serio me lo regalas? Es precioso.

—Sí. Lo vi en una florería hace unos días, era el último y lo compré. Considéral
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