Me sentía en una especie de trance espiritual, mi mirada estaba enfocada en los rostros de los señores Salvatore que tenían una gran sonrisa por la absurda mentira que su hijo está diciendo. Si esto es su manera de resolver los problemas está absolutamente equivocado porque ahora me sentía más nerviosa por esta situación.
¡Esperen un momento!
¿Dónde están las cámaras?
Empezaba a pensar que todo esto es una especie de broma porque no le encuentro lógica a todo, parece irreal.
¿Su novia? ¿Sus padres?
¿Dónde demonios me estoy metiendo?
— Bienvenida a nuestra casa, Isabel — me saluda mi exjefe.
No, definitivamente esto no es una broma porque el sutil codazo que me acaba de dar mi jefe hizo darme cuenta de que todo es absolutamente real.
— Hola — digo avergonzada.
—¡Sabía que algo pasaría entre ustedes! — chilla su madre feliz.
Estoy a nada del colapso nervioso y todo por culpa de su maldito hijo.
— Mamá — sisea mi jefe
— Desde el primer momento en que los ví juntos tuve la esperanza que esto se haga realidad, mírense — nos dice, él me mira a mí y yo a él. — son tan para cual. ¡Mis nietos serán preciosos! — agrega eufórica.
— Tranquila cariño — interviene su esposo divertido.
— Estás superando los límites, mamá — acota su hijo mirándola mal.
— No me mires de esa forma Nicholas, sigo muy enojada porque tengo que enterarme de su relación por un periódico — acota indignada.
— Nos estás incomodando, sobre todo a Isabel — habla y lo miro extrañada, ya que es la primera vez que me llamaba por mi nombre.
— ¿Te estoy incomodando? — me consulta la señora Giulia apenada.
— ¡No! — afirmo mintiendo. — Eh ... estoy un poco sorprendida, Nicholas nunca dijo que vendríamos a visitarlos — contesto.
Estaba entrando a esta gran mentira y todo para salvar a mi jefe que en verdad no valía la pena ayudarlo, pero acá estoy jodida y debía actuar lo mejor posible.
— ¿Por qué no le dijiste, hijo? — quiere saber su padre.
— Está mujer es difícil de sacarla de la oficina — pasa su mano apoyándola en mi cintura. — si le decía la verdad no iba a querer venir, es muy tímida mi chica — agrega dejando un beso en mi mejilla que nos hace tensar a ambos.
Sus padres se miran con complicidad y nos hace señas para que tomemos asiento en los cómodos sillones frente suyo, generando más incomodidad entre nosotros y mucho más cuando mi jefe apoya su mano en mi rodilla provocando una gran descarga de electricidad que nos obliga nuevamente a los ojos.
¿Por qué estamos haciendo esto?
— ¿Hacen cuánto salen? — nos pregunta su madre directa.
— Casi un año — responde él.
¿Casi un año? ¿A caso este hombre se escucha lo que dice?
— ¡Juro que te mato! — exclama Giulia mirando mal a su hijo.
— Giulia — la detiene su esposo. — Cada pareja tiene sus tiempos — comenta de forma comprensiva.
— Si esa foto no salía a la luz, estoy segura de que no iba a ser capaz de contarnos que salían — declara molesta.
— Es mi intimidad, mis decisiones — afirma mi jefe.
—Te mereces un buen golpe — asegura ella provocando que suelte una risa divertida y sus ojos me observen intrigantes. — ¿Cuéntame algo de ti, Izzy? — pide.
— ¿Algo de mí? — murmuro nerviosa.
— Si Izzy, hace dos años nos sabemos nada de ti — comenta Alfonso. — ¿Sigues estudiando abogacía? — me pregunta tratando de distender el momento.
— Si, señor Salvatore — muerdo mi labio inferior. — En algunas semanas si todo sale bien termino mi carrera — les cuento entusiasmada.
—Te felicito, serás una gran abogada — sentencia con seguridad. — Más te vale que nos avises que con Giulia queremos estar presentes en tu graduación — comenta sonriendo.
— ¡Si claro, iremos! — afirma su esposa.
— Le diré a Nicholas que les avise, será un gran placer tenerlos conmigo ese día — digo sonriendo.
— Le diré a Fran que organice una fiesta — sugiere su mamá.
— Detente mamá — la frena mi jefe tenso.
— Te callas — contraataca Giulia. — haremos una fiesta y podremos conocer a tus padres — propone.
Un nudo se forma en mi garganta ante esas palabras, la relación que tengo con mis progenitores es nula, más después de huir como lo hice. Ellos no tienen idea de donde estoy y eso es lo que más me aliviaba, no los quiero cerca.
— No tengo una buena relación con mis padres — reconozco impidiendo que se hagan ilusiones con algo que nunca sucedería.
La cara de la señora Salvatore cambia de expresión, se sentía culpable y no dudo en levantarse para llegar a dónde estaba sentada para sus brazos me estrecharon con fuerza.
— Nosotros somos tu familia de ahora en adelante — sentencia haciendo que me sienta más culpable por estar mintiendo.
— Ya debemos irnos — interviene su hijo. — Tenemos una reunión — se excusa mirándome para que lo siga.
— La reunión — afirmo.
Nos despedimos de sus padres con la promesa de volver lo antes posible para una gran cena familiar así conocía a toda la familia Salvatore.
Siguiendo los pasos de mi jefe subirlos a su auto y ambos suspiramos cuando salimos de la gran casa.
— ¿No dirás nada? — lo encaro ofendida.
— ¿Tendría que hacerlo? — contesta arrogante.
— Me trae a la casa de sus padres, dice que soy su novia hace casi un año ¿Y usted cree que no merezco una explicación? — digo llena de sarcasmo.
Lo veo apretar fuerte el volante de su auto y gruñe molesto. — Como se habrá dado cuenta mis padres vieron la nota al periódico — suspira. — mi madre no dejó que los saque del malentendido y no tuvo otra opción que arrastrarla conmigo — culmina bufando.
Este hombre no entendí la dimensión de los problemas que se nos avecina.
— Su madre no merece que le hagamos esto —
— Lo sé — vuelve a suspirar. — Solo será unas semanas más, luego diré que terminamos — asegura. La verdad no me sorprendía su respuesta si él es un frío calculador sin sentimientos.
— Cómo usted diga — mascullo cabreada. — La próxima podría preguntar ... _
— ¿Por qué lo haría? ¿Tiene novio? — consulta dándome una mirada que no sé qué expresaba.
— No me gusta mezclar mi vida personal con el trabajo y lo de hoy superó los límites — es imposible ocultar mi descontento ante esta situación.
— ¿Esto es por su novio? —
— No tengo novio, señor Salvatore. No me gusta para nada mentir y mucho menos a sus padres que en verdad les tengo mucho aprecio — declaro molesta.
Estoy a nada de matarlo.
— Ellos la aprecian señorita Clayton — reconoce. — Es nuestro pequeño secreto, nadie sabrá que estamos mintiendo — afirma confiado.
— No quiero que está farsa dure mucho tiempo —
— Soy uno de los mayores interesados a qué todo esto termine lo más rápido posible — asegura mientras mira su reloj. — su horario laboral terminó permítame llevarla a su casa — agrega siendo supuestamente servicial.
Aunque me negaba lamentablemente tuve que darle mi dirección de mi casa, mientras él conducía en un absoluto silencio reviso mi celular viendo los mensajes de Juli y Jack confirmando nuestra salida, definitivamente necesito una gran borrachera para superar este día.
— Cuide lo que hace y dónde está. Desde hoy es mi novia ante todo el mundo — sentencia cuando aparcamos en la acera de mi departamento.
— ¿Perdón? — ese maldito comentario estuvo de más.
— Digo que se comporte, evite ser el centro de atención y sobre todo involucrarse con otros hombres. No quiero ser titular mañana — dice con firmeza.
— No quiero que hieran su gran ego — acoto con ironía.
— No quiero que hablen mal de usted — gruñe. — Salga de mi auto — me ordena.
— Gracias — digo sarcástica.
— Ahora es mi novia, no lo olvide — repite arrancando su auto dejándome desconcertada en el medio de la calle.
Siento que estoy metida en un problema por culpa de una mentira innecesaria y ahora debía cuidar cada uno de mis movimientos para no dañar el ego del gran arquitecto de Chicago.
¡Maldito Idiota, infeliz!
¡Te odio Nicholas Salvatore!
NicholasUna maldita foto me metió en un gran problema con mi madre, no dejó que le expliqué absolutamente nada y ahora estaba metido en demasiadas mentiras que incluía a mi secretaria en todo esto. Ella no estaba contenta fingiendo ser mi novia, soy el hombre que todo mujer desea no sé porque no le gusto, es una afortunada y no se da cuenta, pero volviendo al gran caos que hay en mi vida no tenía idea de cómo salir de todo sin que mi mamá me odié en el intento.¿Cómo saldría de este problema?Para una persona que tiene toda controlado esto que se estaba saliendo de mis manos me estaba volviendo loco.— Nicholas Salvatore enamorado — escucho la voz de mi hermana mientras entra a mi departamento con una jodida llave que ella sola se mandó hacer.— Cierra la boca — gruño.— Ni el amor lo vuel
Una fuerte luz filtraba por la ventana, el jodido sol no dejaba que siga durmiendo y el maldito dolor de cabeza también tienta mis planes de solo dormir hasta desaparecer mi resaca. Había superado todos mis límites notablemente mis límites, pero ver a mi jodido jefe en el Soul involucrando a mis amigos también en sus absurdas mentiras. A ese hombre no le bastaba con hacer mi vida completamente miserable que ahora teníamos a más personas involucradas en el caos.&
Saber que era lunes y debía volver a trabajar conlleva tener que enfrentar a mi odioso jefe nuevamente, después del caótico finde semana que solamente quería borrar de la cabeza me hacía recapacitar para tratar de comportarme de la mejor manera profesional ante él y contener todo mi odio ante ese hombre.&n
Nicholas.Cada día estoy metido en más problemas por culpa de esta estúpida mentira, mis padres y ahora Francesca adoran demasiado a Isabel y no entendía como esa mujer se los ganó tan rápido, empezaba a molestar que mi madre pregunte constantemente por ella a cada momento. Por suerte, mi hermano no opinaba sobre el tema a diferencia de mi mejor amigo Julián, que solo repetía que todo se iría al carajo si seguía con las mentiras y encima para completar el jodido abogado de mi difunto abuelo no dejaba de buscarme así que no tenía otra opción que ir a verlo.Odio las impuntualidades.—Bienvenido Nicholas — me saluda estrechando su mano con la mía.— Aquí me tienes César, ¿A qué se debe su ferviente insistencia? — digo luego de saludarlo.— Tengo noticias — lo miro d
El intenso ruido en mi oído me hizo abrir con miedo mis ojos, recordaba todo lo sucedido y temía que Antonio haya cumplido su cometido viviendo en Los Ángeles ese calvario del que había huido, todo se esfumó al darme cuenta de que estaba en la habitación de un hospital y a mi lado se encontraba mi jefe durmiendo muy incómodo en una silla. No quería despertarlo, se notaba el cansancio en su rostro.&
Casi un mes me llevó mi recuperación, estar al cuidado de mis mejores amigos fue una tortura porque no dejaban que salga de la cama todas estas semanas, pero al fin era momento de volver a trabajar y debía reconocer que había extrañado a mi jefe, aunque me llamaba cada noche preguntando cómo estaba no era lo mismo que tenerlo enfrente mío soportando su odioso humor.&nbs
Nicholas.Todas estas semanas no verla, me había hecho sentir su falta más con lo eficiente que es cuando se trata de manejar mi vida laboral de la mejor manera que ella solo sabe hacerlo.Nadie tenía comparación con Isabel.Tenerla nuevamente cerca mío tuve ganas de abrazarla porque en verdad la extrañaba y contuve todo eso porque sabía que no era correcto.Saber que la tendría de nuevo a unos pasos mío, por unas horas solo para mí y sin tener que compartirla con nadie me perturba bastante. Ella es mi salvación y sé que no es justo lo que haría, pero no tengo opción, será mi esposa como de a lugar. Ese beso que nos dimos solo terminó de confirmar que teníamos una buena química que no podía desaprovechar.Isabel Clayton será mi esposa.Después de besarla hui como un cobar
NoNoNoEsto no puede ser real, me pellizco pensando que solo era un sueño, para mí mala suerte no lo era y por eso volví a mirar a mi jefe que tenía su ceño fruncido esperando una respuesta de mi parteNunca me casaría con él.— ¡Está loco! — exclamo alterada tomando todas mis cosas para huir en ese preciso momento.— No grite — me detiene. — No estoy loco señorita Clayton, se casará conmigo le gusta o no — ordena.Lo miro anonadada. — ¿Casarnos? — río sin una pizca de gracia. — Es un demente, no puedo obligar a una persona a casarse si no quiere — digo cabreada.Bufo molesto. — No tiene nada malo que nos casemos, tenemos demasiada química ente nosotros y ese beso lo dejó todo claro. Te deseo y tú a mí ¿Qué hay de malo? — se