Capitulo 4.

Una fuerte luz filtraba por la ventana, el jodido sol no dejaba que siga durmiendo y el maldito dolor de cabeza también tienta mis planes de solo dormir hasta desaparecer mi resaca. Había superado todos mis límites notablemente mis límites, pero ver a mi jodido jefe en el Soul involucrando a mis amigos también en sus absurdas mentiras. A ese hombre no le bastaba con hacer mi vida completamente miserable que ahora teníamos a más personas involucradas en el caos.                                                                                                                                                                          Aunque me negaba a levantarme empecé abrir mis ojos, suspiré mirando el techo tratando de acostumbrando mis ojos a la luz que filtraba a través de la ventana cuando caigo en la cuenta de que está habitación definitivamente no es la mía.

¡Oh, Dios mío!

¿Qué pasó anoche?

Lo único que espero que sí me acosté con alguien no llegue a oídos de mi jefe porque estaría en problemas, ya que supuestamente soy su novia ante toda la sociedad de m****a.

¿Cómo mis amigos me dejaron ir con un extraño?

En un sumo cuidado, sin casi hacer ruido salgo de la cama y maldigo al ver que llevo una enorme remera cubriendo mi cuerpo, no hay rastro de mi vestido por ningún lado. Necesito saber con quién estoy porque verdaderamente estaba aterrada, es la primera vez que me ponía a un peligro de esta forma.                                                                                          Salgo de la habitación, encuentro mi zapato de tacón que llevaba anoche tirado en el pasillo y lo tomo por cualquier cosa, si estoy secuestrada por lo menos tendría algo con que defenderme. Una silueta masculina es lo primero que diviso, se encuentra hablando por su celular, mis ojos recorren su espalda y vaya que se veía bueno este hombre, pero no sé qué me llevó a tirarle el zapato que impacta en su nuca haciendo que se queje.

— ¿Está loca? — dice al girarse

¡Trágame tierra!

— Señor Salvatore — murmuro horrorizada.

¿Qué hago en su casa?

—¿Qué demonios le sucede? — pregunta irritado.

— Señor Salvatore, lo siento — digo con un suave hilo de voz sumamente avergonzada.

— ¿Lo siente? — se ríe falsamente.

— Lo siento — miro al piso. — No sabía dónde estaba, estoy asustada y esa fue mi reacción — exclamo alterada.

— No sabe dónde está porque es una maldita inconsciente que bebió todo lo que encontró — dice cabreado.

Está claro que no puedo decirle que la culpa de mi comportamiento se debía a su maldita presencia y lo mal que me hace estar involucrada en tantas de sus mentiras.

— ¿Por qué estoy en su casa? — pregunto.

— Pensé que fui claro, pero al parecer no — sus ojos azules me observan con furia. — Es mi novia y debe comportarse como tal — culmina.

— ¡Váyase a la m****a! — exploto completamente irritada.

— Cuide su vocabulario señorita Clayton o ... — este jodido idiota no va a amenazarme.

— ¿O qué? ¿Me va a despedir? — contraataco. — Le recuerdo que es sábado señor Salvatore, no estamos en su empresa y no es nadie para mandarme — agrego desafiante.

— ¡No me haga enojar más de lo que ya estoy! — grito histérico.

— ¿Por qué estoy en su casa? — repito mi pregunta.

Ambos estamos enojados el uno con el otro y parecemos unos locos al gritarnos como lo estamos haciendo.

Suspira frustrado. — Se pasó de copas, bailó como una desquiciada y al final de la noche tenía una borrachera que se quedó dormida en mis brazos. No iba a dejar sola a mi novia en brazos de cualquiera — me cuenta con su quijada tensa.

— ¡No soy su novia! — chillo.

— Si lo es hasta que diga lo contrario — asegura con una sonrisa arrogante.

—Termine con esta mentira, no quiero ser su novia — digo mirándolo con furia.

— Es mi novia, le guste o no — sentencia quitando mi atención de su rostro al ver sus brazos dejándome obnubilada por su torso desnudo.

¡Maldito y sexy condenado!

— ¡No quiero ser su novia! — espeto.

— ¡Acepte mi propuesta! — grita desesperado. — La voy a despedir si no acepta — agrega usando el chantaje.

Lo miro de la peor forma, estoy a nada de asesinarlo, pero justo escuchamos que la puerta se abre y el ruido de unos tacones resuenan por el lugar dejando a nuestra vista a una mujer que tendría la misma edad mía que nos observa sorprendida para luego en su rostro iluminarse con una gran sonrisa.

— Lamento interrumpir su apasionada mañana — acota divertida subiendo y bajando sus cejas claramente insinuando que algo sucedía más al encontramos con poca ropa a ambos. Mi jefe estaba solo en bóxer dejando que aprecie su escultural cuerpo que por primera vez veía sin ropa mientras que de mi parte solo tenía una gran remera que tapaba lo justo de mi cuerpo.

— ¿Qué te dije de mis llaves? — gruñe el señor cubito de hielo enojado.

— ¿No vas a presentarnos? — ambos se desafían con la mirada, pero ella gana y se cerca tendiendo su mano. — Francesca Salvatore, la hermana del idiota — se presenta tan natural que me hace sonreír por como lo llamo.

— Francesca — la regaña ofendido.

— Hola, un gusto soy ... —

— Isabel — asegura contenta. — Eres toda una celebridad en mi casa, mis padres te aman más que a Nick — bromea divertida.

Se me hace casi imposible de creer que ella fuera su hermana porque parecía tan cálida que contrastaba con el frío témpano de hielo que es.

— ¿Qué demonios haces acá? — pregunta mi jefe.

— Cálmate viejo gruñón — se burla. — Mamá me mandó a dejarte las invitaciones para la fiesta de aniversario, uno tuyo y el otro de Isabel — responde entregándome un sobre color plata.

— No sé si podrá ir — masculla él.

— Un minuto, alguien pidió opinión al grandísimo Nicholas Salvatore — me mira — ¿Vendrás Isabel? — consulta dejándome en una encrucijada.

No sé qué contestar, la mirada que me dedica mi jefe lo decía todo, pero me negaba a quedar mal ante su hermana por su culpa, hasta el cuello estábamos metidos de mentiras.

— Iré, será un placer — digo sonriendo.

— ¡Si! — festeja. — Debemos hacer compras, buscar un vestido, zapatos, pensar en el peinado ... — comienza a enumerar todo abrumándome.

— ¡Ya basta! — interviene mi jefe. — Si es todo puedes irte en otro momento hablamos — directamente la corre de una manera muy descortés.

— Entendí la indirecta — nos guiña uno de sus ojos. — ¡Quiero muchos sobrinos! — grita mientras literalmente Nicholas la saca de su departamento.

¿Sobrino?

Esto definitivamente es mucho para una simple mañana.

— Querías terminar con la mentira y ahora nos involucraste en la fiesta de aniversario de mis padres dentro de un mes — dice cabreado cuando vuelve a dónde estaba.

— ¿Qué querías que haga? — inquiero bufando, no lo aguanto más.

— Felicitaciones señorita Clayton, vamos a fingir un mes más — ironiza.

— No lo soporto más, necesito irme a mi casa — sentencia cansada.

— ¡Tampoco la soporto! —

— ¡Qué bien! — uso la misma ironía.

— ¡Bien! — exclama.

— Me iré, déjeme pasar — le pido

— No, la llevaré a su casa — contraataca impidiendo mi paso.

— Me iré sola — aseguro.

— Es mi novia y la llevaré — afirma bufando.

— ¡No soy su novia! — repite por milésima vez.

— Lo es, lamento desilusionarla, pero usted solita alargó nuestra mentira — afirma saliendo de la sala dejándome sola y con miles de cosas en la boca que lamentablemente me las tuve que tragar porqué el dolor de mi cabeza me haría decir locura y después para mí mala suerte debería verlo en la empresa.

¡Maldito Idiota!

Ahora entendía porque debía seguir sus mentiras y no tenía una novia real, nadie podría soportar la personalidad de este desesperante hombre, pobre de mi mala suerte.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo