Matthew descendió del auto, pero antes de llegar a la puerta principal, su madre ya estaba saliendo por ésta. Al verlo, frunció los labios.—Buenos días mamá.Virgin suspiró.—Si vienes a objetar mi forma de proceder con esa mujer, puedes devolverte por el mismo camino.—Vine porque necesito hablar contigo —expresó sin comprender muy bien a qué se refería.— ¿Y sobre qué tenemos que hablar?, supongo que la colombianita fue corriendo hacia ti para darte quejas sobre mí, y si viniste a reprobar mis acciones no quiero escucharte. Estoy ocupada.—No sé sobre qué estás hablando, pero ¿Qué ha sucedido con Naia para que hables de esa forma?—No te hagas el inocente, debió ir a ti llorando porque le ofrecí dinero para dejarte.— ¡¿Qué?!De repente él sintió como si hubiese recibido un golpe que no esperaba.—No me digas que no te lo dijo, debió aprovechar la situación para hacerse la ofendida y ahora tú pensarás en darle alguna cantidad indecorosa de dinero para consolarla... bien que es inte
Luego de aquella discusión que le había dejado la sangre caliente y con la rabia nublando sus sentidos, salió de la casa de sus padres para viajar de regreso a Pittsburgh. No se desvió para ir en dirección a la fábrica como había sido su propósito cuando salió de ésta. En lugar de ello giró el volante en dirección a su apartamento. El auto iba tan rápido que incluso se pasó dos señales en alto, aunque para su suerte, ningún agente de tránsito o equipo de monitoreo lo detectó, pero, incluso, a pesar de ir tan a prisa, su percepción resultaba diferente, nunca había tardado tanto en llegar.Una vez ingresó en el apartamento buscó a Naia con desesperación. Su madre le había confesado que le había ofrecido dinero para dejarlo, pero no dio mayor detalle de lo sucedido, estaba tan furioso que tampoco se lo preguntó, pero ¿Ella habría aceptado?, ¿la había hecho dudar?, ¿estaba ofendida con él y pensaría en dejarlo para no estar cerca de su madre?, un sinfín de interrogantes, dudas y preocupac
— ¿Estás diciendo que terminemos? —preguntó con el ceño fruncido.Ella se encogió de hombros una vez más.—No puedo estar con un hombre que no confía en mí... en mi país hay un dicho para este momento, y es que “le salió el tiro por la culata” —pronunció en español— significa que por intentar hacer algo he logrado lo contrario porque me he equivocado.—No, Naia, entiéndeme, cuando mi madre me dijo aquello fue un golpe y cuando me rechazaste hace un momento sentí temor.—Porque no me conoces lo suficiente como para saber que me negaría a aceptar esa oferta.— ¿La rechazaste?— ¿Y es necesario preguntar?, por supuesto que la rechacé, ¿acaso no te lo dijo tu mamá? Tomé ese cheque en blanco y lo metí en un vaso con agua, porque no lo quiero... y si, es verdad que no tengo dinero, no tengo ni un solo centavo que no provenga de tus bolsillos, por lo que es entendible creer que aceptaría algo tan ridículo, pero no lo hice.... no lo hice Matthew, no acepté ni jamás aceptaría algo así.Una sen
Naia bebió de su café, sin comprender el porqué de esta invitación en esta bonita cafetería cerca de la fábrica. Sin embargo, aceptó, aprovechó que Leo ya tenía una niñera en la cual podía confiar y salió sola para tomar un poco de aire.—Lo siento si te sorprendí, pero debía hablar contigo —expresó Marguerite un tanto incómoda.No era una persona que se entrometiera en la vida privada de los demás. Pero ahí estaba haciéndolo y todo por una solicitud de un hombre molesto, aunque debía reconocer que se trataba de un buen propósito.—No te preocupes, no recuerdo cuándo fue la última vez que salí a algún lugar con una amiga —dijo con una pequeña sonrisa—. Además, el señor Pedro me recomendó a su sobrina, por eso ahora ella está cuidando de Leo y yo puedo empezar a hacer otras cosas.—Me alegra saber que tienes más tiempo para ti y también que me consideres una amiga, te confieso que no tengo, no soy buena relacionándome con otras personas.— ¿De verdad? Jamás lo hubiera imaginado.— ¿Por
—Presidente, la señorita Miller ha llegado —anuncia Marguerite luego de llegar a la oficina.Se sorprendió al ver que esa mujer salía de la cafetería luego de despedirse de Naia, por tanto, habían llegado casi juntas pero sin hablar entre sí, aunque le molestaba un poco la sonrisa de burla que tenía en su semblante al verla. No obstante, se mantuvo estoica para no demostrar cuanto le desagradaba aquella ex novia de su jefe, y es que esta animadversión no resultaba reciente, la había sentido desde el primer momento en que la vio, puesto que poco después de que empezara a salir con el presidente Garner, no tardó en llegar a la fábrica entonando lo más alto posible que era su novia y a ella la había visto con ojos de odio, incluso alguna vez le advirtió que no se acercara a su jefe, porque era una simple secretaria y si se atrevía a seducirlo la haría pagar por ello.Para su fortuna, ella sabía muy bien separar lo laboral de lo personal y por Matthew Garner no había sentido nunca más que
Ashley arrojó la pequeña escultura de madera contra la pared. Estaba furiosa.—No tienes derecho a destruir mi oficina —dijo Matthew intentando no perder la compostura.—No los soporto, ni al imbécil de tu abogado, ni a la estúpida de tu secretaria, mucho menos a la inútil inmigrante que intenta arrebatarte de mi lado —exclamó furiosa.Él apretó las manos en un puño, pero de nuevo se contuvo.—Creí que si venías aquí sería para hablar de la prueba prenatal de paternidad. Mi madre me llamó para decirme que antes de decidir querías hablar conmigo. Así que habla, te escucho.Ashley lo miró, respiró profundo y asintió, por lo que fingió calmarse antes de acercarse a uno de los sillones mullidos en la pequeña sala de la oficina.—Bien entonces ¿estás de acuerdo? —preguntó dudoso, puesto que así como él, ella también debía conocer cuál sería ese resultado y por tanto no accedería a quedar al descubierto con facilidad. Debía estar tramando algo.—Primero quiero saber si es verdad lo que le d
— ¿Qué quieres ahora Matthew? Estoy ocupada. Contesta Virgin al otro lado de la línea evidenciando el descontento al hablar con su hijo. —Mamá lo que voy a preguntarte es importante, esta vez necesito que me escuches —solicita. —Se supone que Ashley iría hoy a tu oficina para hablar contigo sobre la prueba de paternidad, así que si es sobre eso es mejor que lo discutas con ella, como ya te dije estoy ocupada. —Es sobre mi esperma congelado —anticipó antes de que su madre finalizara la llamada. —Pensé que ya no hablaríamos sobre eso después de la muerte del abuelo —expresa confundida. —Así es, pero necesito que me confirmes que en efecto terminaste el contrato con el laboratorio como te dije y que por lo tanto mi muestra fue destruida en el banco de esperma. Ella permaneció un momento en silencio. — ¿Por qué me preguntas sobre eso? Pensé que ya lo habías olvidado. Fue hace casi quince meses. —Lo había olvidado, pero ahora vuelvo a recordarlo a causa de todo lo que está sucedien
—Hola Steve, ¿qué haces aquí? —preguntó Naia al ver al abogado frente a la puerta del apartamento.—Vine a hablar contigo, es para transmitirte un mensaje de Matthew.— ¿Qué sucede?, ¿Por qué Matthew no está contigo?—Él tuvo que salir de viaje, fue algo... no esperado, y por eso no pudo comunicarse contigo.Los gestos de Naia evidenciaron sorpresa.—No entiendo. ¿Qué sucedió?—Él... está solucionando un problema que descubrió en la fábrica, así que estará muy ocupado resolviéndolo.Steve no sabía qué más debía decir.—Pero, ¿él está bien? Dime la verdad tal vez le sucedió algo... he escuchado que en las siderúrgicas suelen surgir muchos accidentes —expresó preocupada.Él le ofreció una sonrisa para que se tranquilizara.—Suelen suceder, pero entre los obreros, Matthew está bien, te lo prometo, debió salir de la ciudad y fue tan rápido que no tuvo tiempo para contactarte, por eso me solicitó que te lo dijera para que estuvieras tranquila.—Pero pudo llamarme, ya tengo teléfono —asegur