Los abuelos Zimmel:
De regreso a la mansión, Sheila guardó silencio durante todo el trayecto, sentada en el asiento del copiloto mientras Marco conducía.

Victoria se había quedado dormida en el asiento de atrás.

Habían almorzado en un restaurante al mediodía y de allí habían ido a sentarse a un parque, a disfrutar de la sombra de los árboles. Vicky se había encontrado con su amiguita Rosie y se había pasado la tarde presumiendo a su nuevo papá, el señor bonito.

—Quiero agradecerte lo que hiciste, Shey.— Susurró Marco mientras conducía.

—Era lo correcto.

—Sé que debió ser muy difícil para ti.

—Lo fue, pero así deben ser las cosas.

Marco frunció el entrecejo. Algo estaba sucediéndole a ella. Se suponía que luego de contarle la verdad a la niña, ella debería estar más relajada con él y en cambio se mostraba más distante y fría que nunca.

—Ahora que Vicky ya lo sabe podrás regresar a Inglaterra sin problemas. Imagino que este tiempo con nosotros te ha costado muchas ganancias e inversiones.

Un puño
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