Desastre:
—Sí, sono Io, cara. ¿Esperabas la llamada de alguien más?

—No.— susurro entrecortadamente .—es…es solo que he intentado llamarte varias veces y tu celular estaba apagó o fuera del área de cobertura.

—Lo sé. Lo he mantenido apagado porque he estado hasta las cejas en reuniones.

—Comprendo. ¿Cuándo regresas a Miami, hay tanto que...

—Realmente lo lamento, cara. Pero no voy a regresar.

Sheila se paralizó en medio del pasillo, rápidamente se apoyó contra la pared porque sintió que el mundo le daba vueltas.

—¿No regresas? Pero…¿por qué?

—Me ha surgido un asunto importante en Italia y debo partir para allá inmediatamente.

Tragó en seco, apretando su celular entre sus dedos, para no dejarlo caer, le temblaba la mano.

—Pero planeas regresar a Estados Unidos una vez resuelvas tus asuntos en Italia, ¿cierto?

Casanova guardo silencio y ella se desesperó.

—Vas a regresar, ¡¿cierto?!—masculló ella, sintiendo que el corazón se le rompía en mil pedazos.

—No puedo, cara.

Ella gruñó.

—¿
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