Ambos se miraron de inmediato y fruncieron el ceño al mismo tiempo. Enarqué una ceja y asentí con la cabeza para reafirmar mi formulación. Esa pregunta había estado en mi mente desde que acepté acompañarlos al cementerio a visitar la tumba de Amy, pero por prudencia y condolencia preferí guardármela hasta que el momento indicado llegara, y ese era justo el instante para aclarar todo.
Las gotas de agua empezaron a tomar más fuerza y caían sobre la cubierta del auto, provocando un sonido estrepitoso y escalofriante. Peiné un poco los cabellos sueltos que se habían levantado con las ráfagas de viento antes de cerrar la puerta y puse toda mi atención en esos dos rostros que me miraban con mucha expectativa y una expresión ofuscada.
—¿Por qué nos llevaríamos mal, princesa? —cuestionó Alex desconcertado y me miró con u
Suspiré largamente. Podía escuchar retumbar en mis oídos los latidos de mi corazón y un enorme vacío se abrió paso en mi interior, quizás era miedo o tal vez mi interior rehusándose a soltarlo. Los miré y fruncí mis labios, ambos esperaban una respuesta sincera, noble, pero estaba segura de que esperaban lo contrario a lo que realmente mi conciencia guardaba.Abrí mi boca e intenté pronunciar algo, pero mi lengua se había inmovilizado y por mi garganta no salían las palabras, estaba siendo acechada por el temor de las consecuencias de mis acciones, así que, sin tardar o alargar más esa agonía, cerré mis ojos y asentí con la cabeza.Despegué los ojos despacio y al hacerlo me encontré con la mirada de ambos puesta sobre mi rostro. Las facciones de ambos se tensaron un poco más y me miraron perplejos; Matt dejó escapar un suspiro y tiró la cabeza sobre el respaldar del asiento y luego la movió un poco, mirando hacia la ventana donde caían rebeldes las gotas de lluvia. &nb
Ahogué un grito de sorpresa. Conforme leía cada letra plasmada en esa hoja de papel, percibía cómo se expandía mi estómago, podía sentir cómo recobraba los latidos de mi corazón, se habían vuelto a encender, pero esta vez con más fuerza y me golpeaban con ímpetu por todos lados. La respiración se hizo más interrumpida, e intenté hablar, preguntar, indagar; aunque mi corazón ya sabía la respuesta.Mi boca se secó y la garganta empezó a picarme, un hormigueo acelerado se apoderó de mis extremidades y se me hacía difícil poder moverme. La impresión que estaba sufriendo en ese momento, no tenía comparación. Tragué saliva y noté cómo luchó por abrirse paso entre el nudo apretado que se había adueñado de mi garganta, hasta esa acción automática se había pausado por el poder de la conmoción.Mis manos temblaban y el papel sostenido por ellas, se mecía al compás de la vibración que producía ese movimiento frenético. Mi vista estaba clavada en el papel y aunque intentaba compre
Cubrí mi rostro con ambas manos y me dejé llevar por el llanto, las lágrimas eran imposibles de controlar y las emociones crecían en mi interior en una gama de sensaciones que hacían latir mi corazón al vaivén de los gritos de sorpresa envolviéndome en un juego más de las casualidades de la vida y los giros del destino. —Te busqué, Bella —dijo Alex tembloroso, debido a la conmoción—, te he buscado toda mi vida y hoy que estás aquí frente a mí, no imaginas lo feliz que soy. Mis dedos comenzaron a temblar y millones de mariposas aletearon con fuerza y alegría en mi interior. —¿Q-qué? —tartamudeé y aparté las manos para verlo mejor. Su semblante mostraba la alegría que estaba sintiendo y sus ojos se iluminaron al hacer contacto con los míos. —Quizás haya sido la búsqueda más ardua, quizás la menos esperanzadora… pero, ha valido la pena; lo haría una y otra vez con tal de encontrar otra vez esos ojitos preciosos. —Desplazó su mano por mi cuello y fu
Los rayos del sol entraban por las cortinas color rosa haciendo un bello contraste que iluminaba mi rostro. Afuera resplandecía un sol candente que daba vida a las nubes que paseaban tranquilas por el cielo azul, en las que se perdían los pájaros contentos y luego volvían a salir deseosos de una aventura más.No había rastros de la gran tormenta del día anterior, ni siquiera parecía que hubiera llovido tanto. Todo estaba en calma, así como mi corazón. Sonreí y sacudí mi cabeza al recordar todo lo que había sucedido, me parecía imposible, increíble, pero era cierto, el destino me había regresado al mismo punto de mi vida en el que fui tan feliz.Enarqué una ceja al escuchar un papel moviéndose al mismo ritmo del suave viento que soplaba y miré en dirección a donde provenía el sonido. No pude evitar un gemido de sorpresa
Mell me miró desconcertada, sin embargo, hice caso omiso a su gesto. Me enfoqué en examinar a detalle la persona que tenía frente a mí y que me miraba ilusión con una sonrisa esperanzadora en sus labios. —¡Mamá! —exclamé después de unos segundos.Me acerqué hasta ella con rapidez, pero los recuerdos acecharon mi cabeza y detuve mis pasos al recordar lo que había sucedido la última vez que nos vimos. Mis facciones se fueron tensando y balanceé mis brazos hacia al frente y hacia atrás sin saber qué rayos hacer o cómo saludarla.No había pasado ni siquiera una semana desde que junto a Fernanda me hicieron la estúpida y absurda propuesta de retirar los cargos contra James. Lo había olvidado; quizás entre la felicidad y la sorpresa del reencuentro con mi primer amor y de conocer al fin la verdad acer
Tomé un baño rápido mientras mi madre esperaba en mi habitación. Me vestí con un pantalón y una blusa blanca acampanada que cubría mi vientre y le daba una bonita forma. Me miré en el espejo y me posicioné de lado para ver cómo se veía mi panza, sonreí al ver que había crecido mucho desde la última vez que había hecho lo mismo. Ya me pesaba un poco más y se me hacía más difícil caminar con rapidez. Coloqué crema hidratante en mi piel e intenté hacerme un maquillaje bastante sencillo, acabé de acomodar los mechones sueltos de mi cabello y los sujeté con pasadores a la alta coleta que me había hecho minutos antes. Sonreí satisfecha por el resultado; mis ojos tenían un brillo especial, no podía ocultarlo, era bastante visible mi felicidad y mi alegría, que incluso mi cuerpo lo reflejaba. —Bella, ya llegó tu bestia —anunció mi mamá con fastidio al mismo tiempo que tocaba la puerta del baño con sus nudillos. Abrí mi boca un poco y miré mi celular, no había un mens
Los vellos de mi cuerpo se erizaron y el miedo provocó que mis manos empezaran a temblar, mi respiración se tornó agitada y desenfrenada y la rabia comenzó a infiltrarse por mis venas carcomiendo cada centímetro de ellas.El silencio se apoderó del ambiente y en mis oídos solo retumbaban los latidos de mi corazón. Alex resopló y se levantó de inmediato, no dudó ni un segundo en hacerle frente a ese ser asqueroso que había interrumpido nuestro dulce momento.—James “caca” Carter —gruñó escupiendo cada palabra con mucha cólera.Su comentario me hizo soltar una pequeña risa nerviosa y de inmediato sentí cómo mis facciones se relajaban un poco. Ese era el nombre con el que lo habíamos bautizado, pero jamás pensé o imaginé que se lo diría en su cara. Alex podía ser bastante ir&o
Apenas entramos al consultorio siguiendo los pasos del doctor, mi nerviosismo aumentó al saber que otra vez vería a mi bebé. Mi corazón rebosaba de alegría y mis palpitaciones eran intensas. Alex dejó un beso en mi cabeza y sonreí emocionada por lo que estábamos a punto de vivir juntos.El cuestionario habitual fue formulado por el médico e intenté en toda la estancia no mirarlo directo a los ojos, me daba vergüenza ser tal vez su paciente más problemática. Procedí a responder las preguntas usuales y minutos más tarde, me encontraba acostada sobre la camilla y frente a una enorme pantalla que habían recién instalado con las remodelaciones del hospital.A mi lado Alex se mantenía tan o más emocionado que yo, cada movimiento de mi rostro y de mi cuerpo eran admirados por él, como si contemplar el más mínimo detalle fuese