Mell me miró desconcertada, sin embargo, hice caso omiso a su gesto. Me enfoqué en examinar a detalle la persona que tenía frente a mí y que me miraba ilusión con una sonrisa esperanzadora en sus labios.
—¡Mamá! —exclamé después de unos segundos.
Me acerqué hasta ella con rapidez, pero los recuerdos acecharon mi cabeza y detuve mis pasos al recordar lo que había sucedido la última vez que nos vimos. Mis facciones se fueron tensando y balanceé mis brazos hacia al frente y hacia atrás sin saber qué rayos hacer o cómo saludarla.
No había pasado ni siquiera una semana desde que junto a Fernanda me hicieron la estúpida y absurda propuesta de retirar los cargos contra James. Lo había olvidado; quizás entre la felicidad y la sorpresa del reencuentro con mi primer amor y de conocer al fin la verdad acer
Tomé un baño rápido mientras mi madre esperaba en mi habitación. Me vestí con un pantalón y una blusa blanca acampanada que cubría mi vientre y le daba una bonita forma. Me miré en el espejo y me posicioné de lado para ver cómo se veía mi panza, sonreí al ver que había crecido mucho desde la última vez que había hecho lo mismo. Ya me pesaba un poco más y se me hacía más difícil caminar con rapidez. Coloqué crema hidratante en mi piel e intenté hacerme un maquillaje bastante sencillo, acabé de acomodar los mechones sueltos de mi cabello y los sujeté con pasadores a la alta coleta que me había hecho minutos antes. Sonreí satisfecha por el resultado; mis ojos tenían un brillo especial, no podía ocultarlo, era bastante visible mi felicidad y mi alegría, que incluso mi cuerpo lo reflejaba. —Bella, ya llegó tu bestia —anunció mi mamá con fastidio al mismo tiempo que tocaba la puerta del baño con sus nudillos. Abrí mi boca un poco y miré mi celular, no había un mens
Los vellos de mi cuerpo se erizaron y el miedo provocó que mis manos empezaran a temblar, mi respiración se tornó agitada y desenfrenada y la rabia comenzó a infiltrarse por mis venas carcomiendo cada centímetro de ellas.El silencio se apoderó del ambiente y en mis oídos solo retumbaban los latidos de mi corazón. Alex resopló y se levantó de inmediato, no dudó ni un segundo en hacerle frente a ese ser asqueroso que había interrumpido nuestro dulce momento.—James “caca” Carter —gruñó escupiendo cada palabra con mucha cólera.Su comentario me hizo soltar una pequeña risa nerviosa y de inmediato sentí cómo mis facciones se relajaban un poco. Ese era el nombre con el que lo habíamos bautizado, pero jamás pensé o imaginé que se lo diría en su cara. Alex podía ser bastante ir&o
Apenas entramos al consultorio siguiendo los pasos del doctor, mi nerviosismo aumentó al saber que otra vez vería a mi bebé. Mi corazón rebosaba de alegría y mis palpitaciones eran intensas. Alex dejó un beso en mi cabeza y sonreí emocionada por lo que estábamos a punto de vivir juntos.El cuestionario habitual fue formulado por el médico e intenté en toda la estancia no mirarlo directo a los ojos, me daba vergüenza ser tal vez su paciente más problemática. Procedí a responder las preguntas usuales y minutos más tarde, me encontraba acostada sobre la camilla y frente a una enorme pantalla que habían recién instalado con las remodelaciones del hospital.A mi lado Alex se mantenía tan o más emocionado que yo, cada movimiento de mi rostro y de mi cuerpo eran admirados por él, como si contemplar el más mínimo detalle fuese
Los días siguientes transcurrieron con rapidez y el tiempo dio paso a una semana nueva. La culminación del proyecto final para el profesor Collins me había absorbido el tiempo por completo y era poco lo que podía estar con Alex, no obstante, él era tan paciente que incluso me llevaba comida a casa y cenábamos juntos cada noche.Sus mimos y cuidados eran lo mejor, mi corazón y mi alma rota se lo agradecían, Alex había recogido cada pedacito y los estaba uniendo nuevamente, estaba regresando mis ilusiones y volviendo a darle vida a un corazón marchito y haciendo que cada momento a su lado fuese inolvidable.No podía negar lo mucho que me encantaba, era un hombre especial, una persona demasiado noble y dulce, tenía cada virtud de mi hombre ideal y, además, amaba tanto a mi bebé… era imposible no sentir cosas hermosas por él, cuando ni siquiera tenía que e
Después de almorzar, nos quedamos un rato más recordando nuestros momentos vividos en la infancia. Las risas y las emociones reinaban entre nosotros, sus miradas eran tan dulces y sus palabras siempre lograban encajar a la perfección con la llama que se encendía en mi corazón.—¿Sabes? —dijo de pronto, seguido de un suspiro y levanté una ceja con mucha curiosidad por lo que iba a decirme—. Tuve algunas novias y…—No me extraña, eres muy guapo, romántico y dulce —interrumpí con una sonrisa.—¿Ah sí? ¿Te parezco guapo? —cuestionó divertido.Asentí y solté una risita nerviosa. Me sonrojé porque sus ojos se posaron en mis labios y mordió los suyos como si intentara controlarse.—Bueno, déjame decirte que ninguna de mis relaciones funcionó —prosiguió
Los días siguientes fueron los mejores de mi vida. Al lado de Alex conocía la felicidad que se puede encontrar en cada instante; él me ayudaba a entender lo valioso de cada momento y, sobre todo, me amaba plenamente cada segundo.Era feliz.Éramos felices.No volví a saber nada de mi madre después de esa discusión en el hospital y tal vez era lo mejor por un tiempo, tanto ella como yo necesitábamos un tiempo para pensar y asimilar las cosas, yo la felicidad y ella, la frustración de que mi corazón le perteneciera a Alex.Mientras tanto, había decidido olvidarme de todas las cosas malas, para disfrutar con más libertad y menos culpabilidad mi noviazgo con Alex y redescubrir el amor junto a él. Intentábamos vivir al máximo cada ocasión juntos por más mínima que fuese.Aquella tarde calurosa decidimos ir a un lago cercano y dis
Las emociones se adueñaron de mi cuerpo y tuve que fijar bien mis zapatos al suelo para no caerme por la impresión. Me empezaba a llenar de mucha inquietud e impaciencia y el deseo de conocer la razón de haberme encontrado con su sorpresiva presencia me empezaba a atormentar con vehemencia.Observé cada hito en su cuerpo y ahogué un grito al ver que sí, efectivamente era él. Seguía usando las mismas pantuflas que le había regalado para Navidad hacía un par de años, las cuidaba tanto que aún parecían nuevas. Su cabello con matices grises me recordaba los años que iban pasando poco a poco y dejaban secuelas en su cuerpo y arrugas en su piel. Sus ojos brillaron al mirarme y una sonrisa radiante se dibujó en sus labios.Mi garganta se secó y las palabras se atoraron en el conducto que llevaba a mi boca. Había pasado los últimos diez minutos creando
Mis piernas se debilitaron de inmediato y el terror penetró con rudeza cada poro de mi piel, era como si el miedo calara en mis huesos y me hiciera paralizar cada músculo. Tragué saliva y sentí cómo pasó con mucha dificultad por mi garganta, quemándome con su gelidez.Una carcajada escalofriante resonó en medio de la oscuridad de la noche y de repente la silueta pasó de ser solo una sombra abstracta a tomar una forma humana, aunque realmente su aspecto parecía más una obra macabra y proveniente del mismo infierno; con esa sonrisa malévola y terrorífica en sus labios y esos ojos destiladores de veneno y maldad, se encontraba él; mi peor pesadilla.El viento sopló entre nosotros y mi piel se erizó aún más, el frío se perpetuaba por mi cuerpo haciéndome tiritar, aunque mucho de esa acción era parte del miedo y terror. El aud&ia