Otro día de mierda en el que tenía que ir a la universidad, al tener a Dalila lo hacía un poco menos mierda, pero mierda de todas formas.
Estábamos hablando sobre la desilusión que se llevó al despertar y no encontrar a mi hermano en la mañana, no entendía como Liam había dormido en el apartamento de Dalila, cuando mi madre lo esperaba para dormir. El nunca desaprovecharía el poder dormir con ella.
Algo no encajaba y lo tenía que averiguar.
—Liam vendrá hoy y... ¡mierda!
¿Acaso era real lo que mis ojos veían? ¿Alessandro besándose en plena universidad con una mujer? ¿Cuando
— ¿Y mierda? —preguntó confundida Dalila.
—No, no quise decir eso —Dije distante mientras veía al maldito. Era real.
— ¿Quiénes son ellos?
—Alessa
Sonreí al verla, tenía una belleza muy exótica mi hermana. Como no tenerla si era del oriente.Joder, esas mujeres son candela pura."Candela”Empecé a reírme de mis pensamientos, era una maldita.— ¿No piensas salir de este cuarto? —Detuve mi risa al escuchar a Liam—. Ahora hasta te ríes sola, ¿Debería de preocuparme?—Tal vez, aunque…nunca he sido la cuerda de la familia… ¿No crees?—Bueno, todos tenemos un poco de locura. Pero tu locura es distinta. Te vigilo Luciana. Te conozco.—No —volteé a verlo sonriendo—. No puedes decir conocerme por saber que hago y que no, en realidad Liam, tú conoces a la Luciana que conocen todos.—Eres peor que yo —sonrió asintiendo.Se acercó a Dalila y como pensé, ni siquiera la toco. Solo se qued
"Te extraño, hoy un poco más que ayer"Morí de risa al leer el mensaje. Esteban era un completo idiota, hermoso, pero idiota de todas formas."Necesitas una dosis de insulina"Respondí. Casi de inmediato respondió él."JA JA JA que graciosa""¿Voy por ti?""Te espero"Unos movimientos me alertaron e inmediatamente volteé a mirarla.— ¡Dalila! —grité levantándome de la silla en cuanto supe que estaba despertando.Un alivio me recorrió en ese momento, había vuelto mi hermana, pero...¿Se estaba creyendo la bella durmiente o que mierda?—No puedo abrir los ojos —dijo en un susurro. Su voz estaba demasiado ronca—. Agua.Fui hasta la pequeña mesa equipada y serví en un vaso plástico un poco de agua. Oprim&iacu
Jamás me había sentido tan expuesta como en ese momento. Esteban había mirado más profundo y había dado en el clavo.No podía quedarme un segundo más en su casa, si lo hacía, sentía que de alguna manera iba a leer mis pensamientos y a entrar en mi lugar más privado y con más muros…mi corazón.No podía entrar, ni él ni nadie.— ¿En dónde estabas?Arrugué mi ceño y volteé a ver quién era el intrépido que se atrevía a hablarme en plena crisis.—No tengo por qué darte explicaciones Vlademir —aclaré, no queriendo empezar una discusión—. Ahora si no te importa, terminaré de llegar e iré a mi habitación.—Al parecer tu madre llamó al tío Leandro y le dijo que tú estabas yendo a casa. Para que
—Tienes que venir pronto, estar rodeada de raros me está afectando.Escuché la risa de mi tío Christopher del otro lado.—Sí, yo también te extraño mucho sobrina —fruncí mi ceño y negué.—No pongas palabras en mi boca que no he dicho Christopher Davis.—Ambos sabemos que esa es tu forma de decirme que me extrañas… ¿Cuándo lo aceptaras?—Mmm, espera lo pienso —hice una pausa y sonreí—. Nunca.—Pues yo si te extraño Luci, también a tus hermanos —rodeé los ojos al saber lo que venía—. Trataré de estar con ustedes para el fin de semana.Lo de siempre y nunca venia.—Lo que tú digas. Hablando ahora de cosas más importantes —escuché un gruñido en forma de advertencia—. Necesito al mejor fot&oa
POV ALESSANDRO.Miraba una y otra vez aquella niña preguntándome cuál era la razón que tenía para hacer toda esta mierda.¿Acaso no entendía que la odiaba?Perseguirme y entrar a un barrio altamente peligroso como este solo para saber qué diablos hacia…Estaba loca, una maldita y sexy loca.Mi teléfono vibró y sabia quien mierda era. Me aseguré de nuevo que estuviera atada y salí de la pocilga en que tenía que vivir por este tiempo.— ¿Ahora que mierdas les diré? —susurré, dirigiéndome al lugar de encuentro.Aquí todos se conocían y ver a una persona nueva era como ver una posible amenaza. ¿Y qué hacían con las amenazas?Las eliminaban, como pretendían hacerlo con Luciana.Cuando dijeron las descripciones de la chica, sent&iac
NOTA: Recuerden que los primeros nueve capítulos eran ambientados un mes antes del prólogo. Ahora a partir del capítulo 10 es la actualidad, en donde Luciana se encuentra atada al árbol.ActualidadLlevaba todo el maldito día atada a este árbol, ya había anochecido y sentía mis brazos entumecidos, mis piernas no aguantaban más, el dolor era muy intenso y sentía leves corrientes eléctricas pasar entre ellas.La brisa golpeaba con fuerza y el frio aumentaba al pasar el tiempo. En dos horas ya estaría congelándome.¿Por qué solo en momentos como este las personas reflexionaban sobre todo lo bueno o malo que posiblemente hicieron en sus vidas?No lo entendía, pero también lo había hecho. Tuve el suficiente tiempo para reflexionar y pensar que rumbo quería tomar en mi vida.
Movía una y otra vez mi pierna. Estaba ansiosa, nerviosa y a punto de gritar de la frustración.Horas antes Esteban había dado un paso abismal en nuestra relación sexual de mutuo acuerdo. Habíamos tenido una cita y yo había entrado a un partido de futbol sin saber la maldita alineación del equipo, en consecuencia, el proponiéndome ser su novia y metiéndome el mayor golazo de mi vida. No supe que decir y lo mejor que se me ocurrió fue fingir que tenía algo pendiente por hacer. La desilusión en su rostro fue algo que, de verdad, me hizo sentir muy mal.Solo recordar el momento en que me propuso ser su novia hacía que un sentimiento amargo se creara en la boca de mi estómago.Flashback— ¿Pasa algo? —pregunté—. Estas sudando. ¿Es la comida? ¿Alguna alergia?Iba a levantarme del as
— ¿Por qué estas tan callada? —volteé a mirarlo sin saber que decir—. A mí también me duele tener a mi princesa tan lejos, pero es por su bien. Te prometo que pronto volverá con nosotros.Después de pasar un agradable día con mi hermana menor en donde fuimos de compras, al cine y a comer mientras nos contábamos todo lo nuevo en nuestras vidas, la ansiedad que tenía por saber que había en esa carpeta aumentaba, no fue hasta después que mi padre llegara por mí y estuviera un tiempo con Leandra que pude averiguar por fin que había.—Papá —susurré, no queriendo tocar el tema de Leandra por ahora—. Tú nunca me mentirías, ¿verdad?— ¿Por qué la pregunta?—Responde —insistí.—Nunca —confirmó seriamente—. ¿Por qué