POV ALESSANDRO.
Miraba una y otra vez aquella niña preguntándome cuál era la razón que tenía para hacer toda esta mierda.
¿Acaso no entendía que la odiaba?
Perseguirme y entrar a un barrio altamente peligroso como este solo para saber qué diablos hacia…Estaba loca, una maldita y sexy loca.
Mi teléfono vibró y sabia quien mierda era. Me aseguré de nuevo que estuviera atada y salí de la pocilga en que tenía que vivir por este tiempo.
— ¿Ahora que mierdas les diré? —susurré, dirigiéndome al lugar de encuentro.
Aquí todos se conocían y ver a una persona nueva era como ver una posible amenaza. ¿Y qué hacían con las amenazas?
Las eliminaban, como pretendían hacerlo con Luciana.
Cuando dijeron las descripciones de la chica, sent&iac
NOTA: Recuerden que los primeros nueve capítulos eran ambientados un mes antes del prólogo. Ahora a partir del capítulo 10 es la actualidad, en donde Luciana se encuentra atada al árbol.ActualidadLlevaba todo el maldito día atada a este árbol, ya había anochecido y sentía mis brazos entumecidos, mis piernas no aguantaban más, el dolor era muy intenso y sentía leves corrientes eléctricas pasar entre ellas.La brisa golpeaba con fuerza y el frio aumentaba al pasar el tiempo. En dos horas ya estaría congelándome.¿Por qué solo en momentos como este las personas reflexionaban sobre todo lo bueno o malo que posiblemente hicieron en sus vidas?No lo entendía, pero también lo había hecho. Tuve el suficiente tiempo para reflexionar y pensar que rumbo quería tomar en mi vida.
Movía una y otra vez mi pierna. Estaba ansiosa, nerviosa y a punto de gritar de la frustración.Horas antes Esteban había dado un paso abismal en nuestra relación sexual de mutuo acuerdo. Habíamos tenido una cita y yo había entrado a un partido de futbol sin saber la maldita alineación del equipo, en consecuencia, el proponiéndome ser su novia y metiéndome el mayor golazo de mi vida. No supe que decir y lo mejor que se me ocurrió fue fingir que tenía algo pendiente por hacer. La desilusión en su rostro fue algo que, de verdad, me hizo sentir muy mal.Solo recordar el momento en que me propuso ser su novia hacía que un sentimiento amargo se creara en la boca de mi estómago.Flashback— ¿Pasa algo? —pregunté—. Estas sudando. ¿Es la comida? ¿Alguna alergia?Iba a levantarme del as
— ¿Por qué estas tan callada? —volteé a mirarlo sin saber que decir—. A mí también me duele tener a mi princesa tan lejos, pero es por su bien. Te prometo que pronto volverá con nosotros.Después de pasar un agradable día con mi hermana menor en donde fuimos de compras, al cine y a comer mientras nos contábamos todo lo nuevo en nuestras vidas, la ansiedad que tenía por saber que había en esa carpeta aumentaba, no fue hasta después que mi padre llegara por mí y estuviera un tiempo con Leandra que pude averiguar por fin que había.—Papá —susurré, no queriendo tocar el tema de Leandra por ahora—. Tú nunca me mentirías, ¿verdad?— ¿Por qué la pregunta?—Responde —insistí.—Nunca —confirmó seriamente—. ¿Por qué
— ¿Por qué tan impaciente Luciana? —preguntó mi prima Lía.Quité mi vista de la venta del automóvil y la miré, se veía tan vulnerable y hermosa.Recordé que aun no había reído todavía y lo necesitaba.—Tu presencia, es eso, no soporto tu presencia. Debiste quedarte en Colombia y no volver, definitivamente estábamos mejor sin ustedes —ella abrió los ojos sorprendida, segundos después empezaron a llenarse de lágrimas de a poco. Era tan sentimental que me moría. Cuando cayó la primera lagrima empecé a reírme como loca, hace mucho tiempo no lo hacía—. Eres tan fácil de engañar, pero que idiota eres…eres mi prima favorita y te amo tanto como amo mi vida.—No juegues con algo como eso —golpeó mi hombro, casi dejándome una fractura en el.
—El hombre para el que trabajas, el hombre que trabaja para el rey de la mafia quien mató a tu padre...es mi tío y se llama Lenard Licciardi —tragué fuerte—. Necesitas mi ayuda tanto como yo necesito la tuya.La sorpresa era evidente en el rostro de Alessandro. Apretó fuerte su mandíbula y empezó a caminar hasta mí, se detuvo solo cuando nuestros pechos chocaron, su mirada estaba fija en la mía y era la de un depredador asechando a su presa.— ¿Por qué piensas que te creeré? —escupió con enojo.Retrocedí un poco y saqué mi celular, estuve buscando un rato en mi galería hasta que encontré una foto de mi tío y yo. Se la mostré a Alessandro.—Quiero saber los movimientos de mi tío, su trabajo pondrá en riesgo a mi familia y necesito tener las pruebas suficientes para contarle a mi padr
—Antes de terminar la clase de hoy, quiero avisarles que la próxima semana tendrán la oportunidad de asistir un día completo a unas de las clínicas que patrocinan nuestra facultad, todo esto para que se vayan familiarizando.No había terminado de dar la información y ya estaba levantándome para irme. Tenía la conciencia echa una mierda y tenía que comentarlo con alguien más o moriría.¿Dalila? No, era un tema muy fuerte como para dañar su inocencia.¿Leah?—Sí, Leah —salí rápidamente de la facultad, pero un mellizo defectuoso se cruzó en mi camino.¿Por qué justo ahora?Respiré profundo, tratando de guardar la calma y lo miré fijamente.— ¿Qué quieres Luciano? —pregunté, cruzándome de brazos cuando este se acerc&oacut
—No, claro que no —dijeron al lado mío.Antes de que diera el mayor grito de mi vida, sus manos taparon mi boca. Mi corazón estaba latiendo a toda prisa.¿Acaso era estúpido?Me solté de inmediato y lo empujé.— ¿Quieres matarme del susto? —reproché—. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? Lárgate.—Dos hombres en un mismo día, me impresionas Luciana Licciardi —me agarró por mis hombros, llevándome hasta la pared.—Empiezo a creer que amas tenerme de esta forma —canturreé.Empecé a morder mis labios para distraerlo.—No cambies de tema —gruñó, llevando su caliente mirada a mis labios.—Pensaste que con la follada que me diste no podría tener sexo durante un par de días, pero como estuve con o
—La viuda L o Fiorella, como muchos la conocen —sonrió abiertamente—. También necesitamos a los mejores francotiradores que tengan, dejo dicho que nada podía salir mal.¿Era mi abuela?— ¿Fiorella Licciardi? —cuestioné entre dientes.—No sé su apellido, lo único que sé es que es el patriarca de los L—cerré mis ojos y suspiré lentamente.Fruncí mi ceño y empecé atar los cabos sueltos. Nuestro apellido era Licciardi, la letra L era nuestro sello. Mi abuelo había muerto hace mucho y mi abuela había quedado al mando de la familia.Patriarca.Fiorella.Lenard en la mafia.— ¿La has visto? ¿Sabes algo más de ella? —pregunté rápidamente, me obligué a calmarme para que no sospechara nada.—No, nunca —neg