—La viuda L o Fiorella, como muchos la conocen —sonrió abiertamente—. También necesitamos a los mejores francotiradores que tengan, dejo dicho que nada podía salir mal.
¿Era mi abuela?
— ¿Fiorella Licciardi? —cuestioné entre dientes.
—No sé su apellido, lo único que sé es que es el patriarca de los L—cerré mis ojos y suspiré lentamente.
Fruncí mi ceño y empecé atar los cabos sueltos. Nuestro apellido era Licciardi, la letra L era nuestro sello. Mi abuelo había muerto hace mucho y mi abuela había quedado al mando de la familia.
Patriarca.
Fiorella.
Lenard en la mafia.
— ¿La has visto? ¿Sabes algo más de ella? —pregunté rápidamente, me obligué a calmarme para que no sospechara nada.
—No, nunca —neg
— ¿Y por qué estas tan cansada primita? —rodeé mis ojos ante la pregunta de Valentín. De todas las personas en esta sala, tenía que joderme a mí.— ¿No tienes a quien mas joder con tu existencia? —cuestioné, cruzándome de brazos.—No —sonrió, pasando su brazo por mi hombro y besando mi cuello—. Ahora dime.— ¿Sabes lo difícil y complicado que es tener sexo en un auto? —pregunté, completamente seria—. Pues mi cuerpo me está pasando factura…estoy cansada. Renuncio al negocio, fabrica cerrada hasta nuevo aviso.Estábamos toda la familia reunidos en el cumpleaños de mi hermano mayor, Liam. Todo había salido bien hasta ahora, mi hermano estaba feliz y eso era lo importante. Yo por mi parte, estaba recapitulando todo lo sucedido en el día de ayer. Tener que
Mierda. —No pasa nada —aclaré rápidamente.Me bajé del ring, agarré mi bolsa de deporte y me encerré en el primer baño que encontré. Sabía que Luciano había venido detrás, pero justamente ahora no quería a nadie conmigo, ni siquiera a él.—Doble mierda —susurré, al ver la sangre que bajaba por mi pierna.— ¿Qué sucedió Luciana? ¿estás bien? —empezó a forzar la puerta, en cualquier momento la derrumbaría—. ¡Responde!— ¡Estoy bien! —grité, era una buena forma de relajación—. ¡Me llegó la menstruación! ¡¿Acaso quieres ver detalladamente?!—Eh…te espero afuera entonces. No tardes o vendré por ti —y con eso los espantas.Suspiré
— ¿Puedo descansar? —pregunté, rogando para mis adentros que aceptara.Llevábamos más de cuatro horas atendiendo pacientes, bueno él, yo solo era una espectadora que escuchaba cada una de sus explicaciones y preguntaba cuando tenía una duda.Sentía mucha presión en mi parte baja, sabía que debía de sentarme pronto o algo malo pasaría.— ¿Descansar? —cuestionó, terminando de leer el historial clínico del paciente. Pidió unos exámenes a los enfermeros y agarró mi brazo.No dije nada, me dejé llevar.¿A dónde íbamos? Ni idea, pero sabía con antelación que no me gustaría.Entramos a un consultorio, su consultorio.—Ponte aquella bata y sube a la camilla, te revisaré —demandó.
— ¿Qué quisiste decir con lo más importante es que esas dos lentejas vivan?, ¿qué mierda, Luciana?Parpadeé varias veces mientras intentaba entender la situación.Ok, me había delatado…sola, lo había dicho y aun no estaba muerta. Tal vez había una luz al final de túnel.—Papá, mi amor, el hombre más hermoso y sexy del mundo, el hombre afortunado de tener a una hija com…—me callé abruptamente al ver su mirada. No serviría nada halagarlo—. Está bien, pero no me mires así.—Mi paciencia se está acabando —advirtió severamente.¿Enserio lo diría?Técnicamente ya lo hiciste —aclaró mi subconsciente—Estoy embarazada de dos bebes —solté sin anestesia, logrando quitarme una gran carga de
Era claro que nadie me sacaría de esta situación en que me había metido de cabeza, sin siquiera pensarlo por un minuto.¿Por qué me pasaban estas cosas a mí? ¿Qué mal estaba pagando?Era una buena persona, no entendía la razón.—Responde Luciana —bramó Alessandro, lo notaba impaciente…me gusta—. Me dijiste que esos bebes que esperas eran de él, ahora a él le dices que no. ¿A que malditamente juegas?Ambos se pusieron al frente mío, ambos con sus ceños fruncidos y miradas intimidatorias. Los miraba uno a uno, pensando en que tan injusta era la vida.¿Por qué no los podía tener a los dos?Bufé amargada y recordé porque estábamos en una situación muy seria. Mis deseos para otro momento.—Me he podido desmayar por esto, las len
Una semana después. Decir que me sentía sola era poco, el que Dalila se fuera a otro país me ponía de muy mal humor y aun peor, que yo estuviera cumpliendo años precisamente hoy. No había nadie en casa excepto por los guardias y señoras del servicio; Mi madre en Rusia con Liam y mi mejor amiga, mi padre tuvo que irse el día anterior por un incendio en una de sus sedes en America y Luciano, habia decido pasar su cumpleaños con esa idiota que tenia por novia…¡Siempre pasabamos nuestro cumpleaños juntos! Todos me habían llamado, también hicimos una pequeña videollamada familiar ¡a las cinco de la mañana! Abrimos los obsequios y reímos un buen rato. Me despedí en cuanto supe que la tristeza empezaba a llenarme. Al menos mis tíos y primo
Un mes después -Tal vez no este para navidad -soltó mi padre. Luciano me miró con su ceño fruncido, yo solo pude encogerme de hombros. No sabía absolutamente nada. -¿Por qué? -pregunté, llevando un trozo de fruta a mi boca. -Después de lo del incendio, es necesario que vaya a revisar todas las sedes de America, el personal nuevo contratado, etc, Leandra y Leah viajaran conmigo, me alcanzaran para el 22 en Brasil. -Extrañas a mamá, por esa razón quieres llenarte de tanto trabajo en días tan especiales para no extrañarla -comentó tranquilamente Luciano-. ¿En dónde quedamos nosotros dos? -Lucia
Miraba el techo sin encontrar todavía alguna razón lo bastante clara y sincera que explicara por qué seguía en su cama. No podía creer que estuviera en la cama de Alessandro Rizzo y aun no me hubiera marchado como generalmente siempre lo hacía. ¿En serio me gustaba este hombre? —¿En qué tanto piensas? —sentí como su mano me agarraba de mi cintura y me acercaba a él, quedando frente a frente. Alcé una ceja, recordando las anteriores veces que tuvimos relaciones sexuales y sin querer acababa de encontrar una de sus debilidades, era un libro abierto después del sexo. Eso me hizo replantearme muchas cosas. Alessandro no se acostaba con cualquiera, no era que se abriera mucho a las personas; Posiblemente no estuviera teniendo sexo el día de mis cumpleaños, como también el que no tuviera novia y solo lo usara como una manera indirecta para acercarnos más. Lo miré fijamente a sus